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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La inversión profesional con tipos a cero

La parálisis de crecimiento en la que ha entrado Europa desde la crisis de 2008, con la única excepción de Alemania, en parte causada por las políticas económicas practicadas, ha obligado a ensayos heterodoxos de política monetaria antes desconocidos. Como primera providencia, el BCE, como otras autoridades monetarias antes en el mundo, ha llevado los tipos de interés hasta el 0%, y ante la falta de reacción de la demanda de inversión y de consumo, ha añadido un programa de compra masivo de deuda pública para limpiar balances de banca, y todo ello después de aplicar subastas de liquidez indiscriminadas en la zona euro, unas ligadas a la concesión de crédito y otras no. Ahora, además del reducidísimo crecimiento, es el riesgo de deflación el que desvela al BCE, que no ha dudado en anunciar que a las medidas aplicadas les sucederán otras si fuere necesario y que los tipos de interés en el entorno del 0% se mantendrán durante una larga temporada. En EE UU, donde las políticas de estímulo monetario han funcionado, los tipos siguen planos, aunque comienza a admitirse que podrían subir en la segunda mitad del año. En todo caso, por la experiencia acumulada de unas zonas monetarias y otras, y los mensajes difundidos desde Fráncfort, puede asegurarse que el precio del dinero será cero mucho tiempo, y que ese debe ser el escenario que todo agente económico debe tener como norte. Los consumidores, las empresas, los ahorradores y los inversores. El comportamiento que están teniendo los mercados financieros en las últimas semanas ha virado ya hacia tal paradigma, con un desplazamiento lento del dinero desde la deuda pública hacia la renta variable, sobre todo a aquellas empresas con mayor componente manufacturero o que pueden estar afectadas por la consiguiente depreciación del euro.

Ahorrar e invertir con tipos al 0% es un empeño muy complicado para los particulares, sobre todo para los tradicionalmente refugiados en los depósitos, que no son otra cosa que proveedores de liquidez para la banca. La elección del tipo de activo de inversión es ahora mucho más complicada, y ello exige del asesoramiento profesional que de forma habitual proporcionan la banca o las gestoras independientes de inversión. Es, por tanto, la hora de los fondos de inversión, a los que debe reclamársele una rentabilidad prolongada y contrastada, así como una política de comisiones lo más ajustada posible, y únicamente aplicable sobre la gestión. Esos son los parámetros mínimos exigibles a la industria de los fondos para confiarles el ahorro por parte de los particulares. En todo caso, antes de ello, debe seleccionarse un fondo acorde con el perfil de riesgo individual, y admitir que puede pasar un tiempo razonable sin rentabilidad nominal o real.

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