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El porcentaje se eleva a más del 60% en Alemania

Un tercio de la deuda europea está en negativo

Getty Images
Nuria Salobral

El mercado ha puesto alfombra roja a la avalancha de liquidez que llegará a partir de la próxima semana con el inicio de las compras de deuda del BCE. Los inversores saben desde hace más de un mes que la institución adquirirá 60.000 millones de euros cada mes, en su mayoría en deuda soberana. Y desde el pasado otoño ya anticipaban una decisión que se terminó por concretar el pasado 22 de enero. Desde entonces, el mercado de renta fija solo tiene ojos para el BCE. El cambio de gobierno en Grecia y las difíciles negociaciones en el Eurogrupo hasta alcanzar una prolongación del rescate apenas han hecho mella. Y ahora que hay un acuerdo político que evita la bancarrota de Grecia a final de mes y que se acerca el esperado momento del inicio de las compras del BCE, el pulso comprador en el mercado alcanza máximos. La rentabilidad de la deuda soberana de la periferia marcó ayer nuevos mínimos, mientras sigue creciendo el volumen de deuda que cotiza con rentabilidad negativa. 

Activos refugio: 2,2 billones de euros en negativo

La condición de activo refugio de la deuda soberana de la zona euro de mayor calidad ha llegado al extremo, hasta el punto de que hay plazos que llevan semanas e incluso meses cotizando ya con rendimiento negativo. En definitiva, el inversor está dispuesto a pagar una pequeña prima –la que marca esa rentabilidad negativa– con tal de tener en cartera un activo determinado.

Un total de 2,2 billones de euros de deuda soberana de la zona euro tiene en la actualidad un rendimiento negativo, según cálculos de Royal Bank of Scotland. Esta cifra supone un 32,5% sobre el total en circulación, un porcentaje que ha ido aumentando semana tras semana desde que se conocieron los planes del BCE. Ese porcentaje contrasta por tanto con el 22,9% de deuda soberana de la zona euro con rendimiento negativo de finales de 2014 y ha crecido también desde el 27,6% de las jornadas siguientes a la reunión del BCE del 22 de enero. Queda muy lejos sin embargo de los niveles cercanos al 2% del primer semestre del año pasado, cuando los inversores aún no sospechaban las intenciones del Banco Central Europeo de activar un plan de compras similar al de la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra.

Pero, ¿qué lleva a un inversor a comprar cada vez más deuda con rendimiento negativo? Germán García, gestor de renta fija de Banco Madrid, señala que “en un entorno de inflación negativa o cero es una forma de preservar el capital”. De tomar decisiones de inversión, con las que hacer uso de la liquidez disponible, asumiendo el menor riesgo posible.

Alemania: Solo un tercio de su deuda en positivo

El ejemplo más evidente del apetito de los inversores por activos de la máxima calidad es el de la deuda alemana. El tesoro alemán realizó una subasta el miércoles en la que por primera vez colocó bonos a cinco años con rendimiento negativo. El 66,6% de su deuda cotiza ya con rentabilidad inferior a cero, no solo en los plazos más cortos –un fenómeno que ya se llegó a apreciar en los días más crudos de la crisis de deuda soberana– sino también en el medio plazo. Así, el bono alemán a cinco años renta en el secundario el -0,104%.

El inicio de las compras de deuda por parte del BCE promete acentuar aún más el fenómeno. De hecho, la competencia va a ser máxima para obtener deuda soberana alemana una vez llegue el BCE al mercado de forma arrolladora. Las adquisiciones de la insitución se harán de acuerdo al peso de cada país en el capital del BCE, de modo que a Alemania –con un peso del 25,7%– le corresponderán compras de su deuda soberana por cerca de 300.000 millones de euros. “Su volumen de deuda en circulación a plazos de entre 2 y 30 años es de alrededor de 740.000 millones de euros, habrá sin duda mucho comprador y pocos vendedores”, explica García. Después de todo, Alemania solo emite deuda soberana para atender sus vencimientos, no para cubrir un dédifit público que no padece.

“Habrá codazos para hacerse con el papel de máxima calidad”, añade Joaquín González Llamazares, responsable de renta fija de Deutsche Asset & Wealth Management, que no descarta ver al bund alemán a diez años próximo a cero en los próximos meses, desde el 0,298% actual.

La previsión de más deuda con rentabilidad negativa también se aplicará a Holanda –otro de los miembros del euro con rating triple A– y que tiene el 58% de su deuda pública cotizando con rendimiento negativo. Ese porcentaje se sitúa en el 55,8% en el caso de Francia, el 50,5% en el de Austria, el 45,2% en el de Bélgica y el 41,5% en el de Finlandia, según datos de RBS. Un auténtico regalo para los tesoros respectivos de estos países, que van a financiarse gratis gracias al BCE.

Nuevo mínimo: El bono español, hacia el 1%

En paralelo al progresivo aumento del volumen de deuda soberana europea con rentabilidad negativa, la deuda de la periferia, en positivo, sigue marcando nuevos mínimos históricos. Ayer se registraron nuevas cotas en el bono español a diez años, cuya rentabilidad cayó al 1,28%, con la prima de riesgo por debajo de los 100 puntos básicos. España compartió el récord con Portugal –con rendimiento del 1,872% para su bono–; Italia, en el 1,342% y con Irlanda, que ha perforado esta semana el nivel del 1% y quedó ayer en el 0,883%.

“Es muy posible que este año veamos al bund en el entorno del 0,10%, 0,15% y al bono español entorno al 1%”, apunta Germán García. Aun así, los expertos también advierten de la presión que puede ejercer sobre la deuda soberana española el factor político, en un año plagado de citas electorales y en el que el mercado ve con inquietud el auge de Podemos. Otro factor a tener en cuenta será Estados Unidos, donde se espera una subida de tipos en la segunda mitad del año que presionará para elevar las rentabilidades en el largo plazo también en Europa.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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