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El Eurogrupo negocia un nuevo rescate

Bruselas y Atenas intentan parar el reloj

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (i), junto al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis (d), durante una rueda de prensa celebrada tras su reunión en Atenas (Grecia) el pasado 30 de enero.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (i), junto al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis (d), durante una rueda de prensa celebrada tras su reunión en Atenas (Grecia) el pasado 30 de enero.EFE

La reunión del Eurogrupo de hoy en Bruselas, a partir de las cinco y media de la tarde, marca el inicio formal de unas negociaciones que tienen como plazo irremisible el 28 de febrero, cuando expira el rescate de Grecia. A la reunión de hoy seguirá la cumbre europea de presidentes de Gobierno demañana y una nueva reunión de ministros de Economía el próximo lunes.

Tanto Atenas como Bruselas quieren aprovechar todos esos encuentros para llegar a una tregua temporal, de unos seis meses, que permita negociar un nuevo rescate para Grecia, previsiblemente con exigencias de austeridad más suaves y, tal vez, con plazos más largos para el reembolso de los préstamos concedidos a Grecia hasta ahora, que superan los 210.000 millones de euros.

Se frena la salida de depósitos

La banca griega se repuso ayer en parte tras las fuertes caídas bursátiles de las sesiones precedentes. National Bank of Greece avanzó un 20,7%; Eurobank, un 19,6%; Piraeus Bank, un 15,5% y Attica Bank, un 11%. Ello a pesar de que la agencia de calificación Moody’s rebajó el lunes a cierre de mercado sus calificaciones. Ayer, un directivo de uno de los cuatro mayores bancos privados helenos afirmó en declaraciones a la agencia Reuters que las salidas de dinero de los depósitos bancarios se han ralentizado en febrero y que hay suficiente liquidez en el sistema financiero griego.

Pero el Gobierno de Alexis Tsipras y la zona euro parecían ayer todavía muy alejados en cuanto a los términos concretos de esa tregua, tanto en lo relativo a las implicaciones legales de la misma como incluso sobre su presentación formal de cara a la opinión pública, sobre todo hacia la griega, a la que Syriza había prometido el fin del rescate.

“Los contactos con Atenas son continuos, así como con el resto de la zona euro y con otras capitales fuera de Europa”, señaló ayer la Comisión Europea. El organismo reconocía, sin embargo, que esas conversaciones, “de momento, no han resultado demasiado fructíferas”. La creciente tensión en horas previas a la cita del Eurogrupo provocó una llamada telefónica in extremis de Alexis Tsipras al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, para intentar allanar el camino hacia las negociaciones de hoy.

El 28 de febrero es el último día del rescate griego. Sin un acuerdo sobre su renovación, Atenas se expone a la bancarrota.

Las dos partes admitieron que la conferencia no logró avances significativos, pero permitió recuperar “el espíritu constructivo”. Atenas insiste en la necesidad de un programa o crédito puente al margen del Memorándum de condiciones suscrito por el Gobierno anterior, cuyo cumplimiento ha sido vigilado, sin demasiado resultado, por la troika (CE, BCE y FMI).

Bruselas se niega en redondo a contemplar una ruptura con el pasado tan drástica y exige al Gobierno de Tsipras que acepe el programa aplicado hasta ahora como punto de partida para replantear su relación con la zona euro. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió ayer desde Estambul de que sin ese acatamiento no hay nada que negociar con Atenas. “No se puede obligar a Grecia a aceptar un nuevo programa y, si no lo quieren, pues nada. Pero tampoco podrán pedir más negociaciones”, señaló Schäuble, según declaraciones recogidas por Efe en Estambul, tras la reunión del G20. La solución perseguida para unir los dos extremos, según las fuentes consultadas, pasaría por una prórroga “técnica” del rescate actual. El trato permitiría al Gobierno de Tsipras renunciar al último tramo del rescate (1.800 millones de euros) e incluso a la parte del Fondo Monetario Internacional (16.000 millones de euros hastamarzo de 2016). Pero el acuerdo transitorio con la zona euro podría facilitarle a Atenas la llegada de 1.900 millones de euros procedentes del beneficio que han obtenido los bancos centrales de la zona euro con la compra de bonos griegos. Grecia también aspira a utilizar el remanente de 11.000 millones de euros reservado por el fondo de rescate para la recapitalización de la banca griega y que no ha llegado a utilizarse.

“Los contactos hasta ahora no han sido demasiado fructíferos”, señala la CE

El acuerdo, además, permitiría que el Banco Central Europeo volviese a admitir los bonos griegos como colaterales, tras su decisión de rechazarlos a partir de hoy y hasta que Atenas aclare la continuidad de su programa de rescate. Mientras el BCE mantenga esa restricción, los bancos griegos dependerán en exclusiva de la financiación de su banco central (a través del ELA o programa de liquidez de emergencia).

Pero el economista jefe del BCE, Peter Praet, advirtió ayer de que esa línea de emergencia también se puede cortar en cualquiermomento. “El ELA es solo para necesidades a muy corto plazo y no puede ser un puente hacia ninguna parte, tiene que ser un puente hacia algún sitio”, advirtió Praet en declaraciones recogidas por Reuters en Lisboa. Varufakis intentará hoy demostrar a sus colegas del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) que su propuesta “puente” tiene un destino fiable. El profesor de Economía reconvertido en ministro de Finanzas no lo tendrá fácil porque en solo 10 días ha logrado soliviantar a buena parte de sus compañeros del Eurogrupo con un verbo afilado que hoy tendrá difícil mantener.

El G20, abierto a más estímulos fiscales

El documento final del encuentro de los ministros de Finanzas del G20 en Estambul incluye el compromiso de estos países a aplicar más estímulos fiscales y monetarios si es necesario para relanzar el crecimiento económico y la creación de empleo.

El crecimiento en el mundo sigue siendo dispar, aunque la caída del precio del crudo puede servir de impulso, afirma el texto. El G20 también alerta del riesgo de una prolongada baja inflación sobre las economías avanzadas. Igualmente incluye un aviso a los bancos centrales de economías avanzadas que normalizarán su política monetaria en los próximos meses, en clara referencia a EE UU y Reino Unido, que podrían subir los tipos de interés este año. En el documento se recoge el compromiso de que esas medidas se estudiarán cuidadosamente.

En el texto también se habla de la necesidad de acelerar la metodología para identificar a los bancos “demasiado grandes para caer”, que los miembros del grupo esperan concluir a finales de este año. Así, indica que aún queda por establecer un estándar internacional común sobre la absorción de pérdidas de las entidades sistémicas. El G20 también reiteró su cooperación en la lucha contra el terrorismo.

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