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Patrick de Maeseneire, presidente mundial del Grupo Adecco

“España debe atraer industria y reactivar la construcción”

“En España ha habido una deflación salarial del 17% que ha aportado competitividad” "Con más flexibilidad laboral se podría llegar al millón de empleos anunciados por Rajoy”

El máximo responsable del grupo Adecco considera que una de las claves para reducir el paro, también en España, es que los estudiantes tengan sus primeras experiencias laborales lo antes posible. La entrevista se produce en Davos, donde presentó la semana pasada el Índice de Competitividad del Talento Global (ICTG) y se celebró el Foro Económico Mundial. España ocupa la posición 30 de 93, aunque De Maeseniere elogia su capacidad de producción de talento.

Pregunta. ¿Cómo describiría el mercado laboral actual?

“Sanidad y ‘wellness’ crearán empleo”

¿Qué le recomendaría a un recién graduado para mejorar su empleabilidad?

Los españoles tienen que ser más móviles. Tener experiencia internacional es muy relevante. Y, por supuesto, aunque no se haya acabado la carrera, es necesario empezar a foguearse. En Europa hay unos 25 millones de desempleados, pero hay cuatro millones de trabajos que no se ocupan. Eso es un crimen. Hay un desequilibrio entre lo que las escuelas producen y lo que demanda el mercado laboral.

¿Qué profesiones tienen hoy más salidas?

Si yo empezase ahora a estudiar valoraría varias opciones. Cualquier profesión relacionada con la sanidad, ya sea medicina o enfermería, tiene futuro gracias al envejecimiento de la población. Las energías limpias, el wellness y la tecnología, especialmente todo lo que tenga que ver con la automatización y la comunicación, están creciendo mucho. Creo que deberían ser los propios gobiernos los que estimulasen estos estudios.

¿Qué incentivos puede tener alguien que no estudie ni tenga hijos en trabajar a tiempo parcial?

Este tipo de acuerdos son muy importantes porque son los más adecuados para contratar a gente sin experiencia. El empleador siempre apostará por los perfiles que ya hayan trabajado, por lo que los jóvenes deben ganar experiencia laboral, aunque sea durante periodos de pocos meses. En Francia, por ejemplo, el 66% de quiénes pasan un año trabajando en uno de los empleos a tiempo parcial que gestionan agencias como la nuestra acaban en contrato fijo. Es normal, porque las compañías prefieren probar al empleado durante un tiempo antes de contratarles definitivamente.

P¿Qué países encuentran mejor equilibrio entre formación y oferta laboral?

R Alemania, Suiza y Finlandia son los que mejor funcionan. En todos ellos los estudiantes hacen prácticas laborales desde muy jóvenes. Es importante que la gente se convierta en empleable, porque cuando salen de la escuela no lo son.

Respuesta. Existen enormes diferencias en el mundo. En EEUU, la situación ha mejorado mucho: la tasa de paro está en el 5,6%, aunque la juvenil todavía supera el 16%. Si nos fijamos en Europa, la tasa de desempleados se está estabilizando, aunque todavía es alta: está en torno al 11,5%. Lo más preocupante es el desempleo juvenil, que es el doble de voluminoso. En Suiza o Alemania, en cambio, solo tienen un 3% y un 7%, respectivamente. En España alcanza el 54%.

P. ¿A qué achaca tantas diferencias en Europa?

R. Creo que una de las razones de que el paro juvenil sea tan alto en España es la falta de correspondencia entre lo que hacen las instituciones educativas y lo que el mercado laboral realmente necesita. Se genera talento, pero falta desarrollar más las prácticas, fomentar que se estudie y se trabaje al mismo tiempo.

P. ¿Se trata entonces de una cuestión de formación?

R. En buena parte sí. Aunque el otro gran problema de España está en quienes no tienen cualificación. Lo mismo sucede en Europa: mientras que la tasa de paro general es del 11,5%, supera el 18% si solo nos fijamos en quienes no tienen estudios superiores. Y en EEUU, donde el paro es más frecuente entre hispanos, negros e inmigrantes, por lo general gente con poco o ningún acceso a la educación. El gran problema, tanto en España como en Europa, sigue siendo darle salida a quienes dejan los estudios a los 16 años. Para eso hace falta manufacturas, servicios (especialmente distribución) y construcción. Estamos viendo ahora que la construcción empieza a mejorar en España, pero la recuperación todavía es demasiado pequeña: sigue habiendo un exceso de oferta en vivienda y oficinas.

P. ¿Qué haría usted para combatir el paro en España?

R. Lo que ha pasado en los dos últimos años es que, desafortunadamente para la población y afortunadamente para el país, ha habido una gran deflación salarial. Creemos que ha sido del 17% desde que arrancó la crisis, lo cual es muchísimo. Y es una estimación conservadora: hace año y medio el presidente de Telefónica, César Alierta, me dijo que calculaba que los salarios habían caído en torno al 25%. El lado positivo es que España se ha convertido en un país más competitivo. Mirando al largo plazo, si realmente se quiere solucionar la situación hace falta atraer mucha más industria. La construcción también se tiene que recuperar para poder emplear a los trabajadores de baja cualificación.

P. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho que confía en crear un millón de empleos este año. ¿Cree que es factible?

R. Creo que con el aumento de la competitividad que ha experimentado el país y el crecimiento que se empieza a ver, si se crea un entorno de mayor flexibilidad laboral debería ser posible. Los países que mejor han sorteado el desempleo a pesar de la crisis son EEUU y Reino Unido, los que tienen una legislación laboral más laxa. Si se penaliza el despido se desincentiva la contratación. En cualquier caso, no se puede olvidar que la tasa de paro española es altísima. Aunque se cree un millón de empleos seguirían quedando otros cuatro sin trabajo.

P. Podemos ha hablado de reducir la jornada laboral obligatoria para fomentar la contratación. ¿Qué opina?

R. No creo en esas medidas. Muchas fábricas tienen que funcionar siete días semanales durante las 24 horas del día. Reducir horas implicaría aumentar turnos a corto plazo, pero a la larga se tiende a automatizar los procesos para ganar productividad. En Francia se introdujo la jornada de 35 horas y ahora están implantando reformas estructurales y son menos competitivos. Espero que España no cometa el mismo error.

“Un 'minijob' puede acabar siendo un 'maxijob”

Mejorar la productividad es una de las obsesiones de De Maeseneire, que incluso le ha llevado a patrocinar el índice ICTG, elaborado en colaboración con el Insead y el Instituto de Capital Humano y Liderazgo.

“Soy un gran defensor de la remuneración variable, de forma que los trabajadores participen de los éxitos de las empresas y se involucren realmente en ellos”, confiesa el ejecutivo. “Por supuesto, todo el mundo necesita un salario fijo”.

Esta misma filosofía le lleva a ser categórico en otras cuestiones. “En mi posición quizás sea un poco sensible hablar de sueldos, pero siempre he estado en contra de los salarios mínimos. En EE UU existe, pero es muy bajo: está en torno a los siete dólares. En Alemania se acaba de introducir, es algo muy nuevo”, explica.

Para De Maeseniere, la flexibilidad laboral es imprescindible para que cualquier país pueda desarrollarse con todas las garantías. No basta con poner facilidades en la contratación y el despido. “Si las barreras son bajas desde el punto de vista de la contratación, las compañías emplean a más gente. Si uno empieza con un minijob en el McDonalds, este puede acabar siendo un maxijob. Yo también empecé como camarero. Pero si el coste de contratación es demasiado alto, las empresas reducen el número de gente a la que emplean”, asegura.

La rigidez del marco laboral penaliza y mucho a España en el citado índice ICGT. Ocupa las últimas plazas del ranking en la dificultad para contratar, en la alta fiscalidad del marco laboral y en la relación entre el salario de los trabajadores y su productividad.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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