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El desplome del 'oro negro'

La guerra del crudo golpea producción, inversión y empleo

Proyectos petrolíferos abandonados
Alejandro Meraviglia

Pozos que ralentizan sensiblemente su producción, proyectos de perforación abandonados, desinversión, despidos. El cielo sobre la industria del petróleo, el llamado Big Oil, se ensombrece cada día más por la tormenta provocada por la caída casi en vertical del precio del crudo. En el comienzo de esta guerra de precios desatada por la OPEP, que decidió no recortar la producción pese a la menor demanda –el valor del oro negro se ha reducido a más de la mitad en seis meses, desde el cénit registrado el 19 junio, cuando alcanzó los 115 dólares por barril– la industria no reaccionó. Ahora, con el West Texas y el Brent que se intercambian a niveles de 2009, por debajo de los 50 dólares por barril, resulta imposible no intervenir.

“No eran muchos los que se esperaran estos precios, ni siquiera las empresas”, admitió hace más de una semana el analista de Oriel Securities Dragan Trajkov. “El primer impacto de esta nueva situación se dará en las nuevas inversiones”. Y esto es lo que está pasando.

Shell, la más poderosa petrolera europea, puso el freno en Catar, donde tenía prevista una inversión de 6.500 millones de dólares para la construcción de plantas en colaboración con la productora del Estado árabe. La compañía motivó su decisión con la escasa rentabilidad del proyecto en la actual coyuntura.

Muchos abandonos vienen de los yacimientos estadounidenses en los que se utiliza el fracking, la extracción de crudo y gas a través de la fracturación de la roca con agua, vapor, gas u otras sustancias químicas. Se trata de la misma industria que, según los analistas, contribuyó al boom de la producción del país americano, lo que a su vez mantiene la oferta de petróleo por encima de una demanda en declive, que no basta para agotar rápidamente el excedente.

Total aprovechó el miércoles el Forum Económico Mundial de Davos para hacer un anuncio contundente en este sentido. Junto con un recorte de los gastos en las perforaciones antiguas que posee el mar del Norte, el gigante francés deja de invertir en los pozos de fracturación hidráulica de la costa este de EE UU. Según un portavoz de la compañía, la corrección prevista este año en gasto de capital –un 10% menos con respecto a los 26.000 millones de dólares de 2014– se traducirá en un recorte en personal, de magnitud aún desconocida.

Range Resources, una compañía que opera en la región de Appalachia (este de EE UU), anunció la semana pasada un recorte del 33% en su plan de inversiones, que se queda ahora en 870 millones de dólares. Pero ya el mes pasado, Continental Resources, es decir, el mayor extractor del yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte, decidió reducir un 41% sus inversiones en shale plays (proyectos de fracturación hidráulica) para este año, hasta los 2.700 millones de dólares.

En esta misma región, así como en la cuenca de Permian, en Texas, 35 pozos horizontales han registrado, este mes, el mayor descenso semanal de producción en los últimos seis años. Si el precio del barril se estabilizara en los 45 dólares, la producción de los yacimientos de Dakota del Norte disminuiría 100.000 barriles al día, hasta los 1,1 millones al día a principios de julio, según el Departamento estadounidense de recursos mineros, para deslizarse hasta los 1,05 millones a mediados de 2016.

BHP prevé diez perforaciones de esquisto activas menos a mediados de este año, que así pasarán de 26 a 16. Para alcanzar el objetivo, parará su producción en la zona de Permian y en Hawckville (Texas). “Acometeremos más cambios si constatamos que retrasar el desarrollo crea más valor que producir a corto plazo”, afirmó el director del gigante angloaustraliano, Andrew Mackenzie.

Por otro lado, la incertidumbre provocada por el descenso continuado del oro negro pone en entredicho también la perforación en aguas profundas. Así lo reconoció la estadounidense Chevron, que renunció a seguir con los trámites previos a la perforación en el mar de Beaufort, en el Ártico canadiense. Imperial Oil, una petrolera de Exxon, interesada en otro lote del mismo proyecto, dejó claro que las diligencias para llevarlo a cabo continuarían, por su parte. Sin embargo, retrasó el comienzo de las operaciones de al menos un año.

“La exploración del Ártico será esporádica y no se prevén inversiones”, sentenció Erik Holm Reiso, de la consultora Rystad Energy, cuando se supo, la semana pasada, que la noruega Statoil dejó de tener interés en sus tres licencias de perforación en la costa oeste de Groenlandia, sin haber bombeado ni una gota de crudo. “A 50 dólares por barril, sencillamente no tiene sentido”, explicó James Henderson, investigador del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford.

Ya a principio de este mes, la compañía estatal había señalado que podría aplazar otro proyecto de perforación en aguas profundas, esta vez en el mar de Barents. De las explotaciones gasistas en la misma porción de océano, y por la misma razón –la falta de rentabilidad– ya se retiró la rusa Gazprom.

La reducción de gastos para hacer frente al descenso de los precios –la consultora Sanford C. Bernstein prevé una disminución del 20% a nivel mundial– acaba así con una cantera de crudo, la que se encontraría por debajo del Ártico, que alcanza casi una cuarta parte de todos los depósitos de petróleo y gas que quedan por descubrir, según el Observatorio geológico de EE UU.

Estas aguas frías e inhóspitas no son las únicas que empiezan a perder atractivo con la drástica reducción de su beneficio potencial. Mientras las autoridades iraníes espantaban un mercado ya aturdido, al prever que el barril bajará hasta los 25 dólares, Shell decidió desprenderse de sus participaciones –un 80%– en las plataformas offshore brasileñas del área de Bijupirá y Salema. HRT, una petrolera con sede en Río de Janeiro, se hará con la parte que la británica tiene en esta perforación, que lleva funcionando desde 2003. La brasileña estatal Petrobras posee el otro 20%.

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El desplome del crudo, eso sí, “impulsará el crecimiento mundial durante los próximos dos años gracias a la mayor renta disponible y al ascenso del consumo en los países importadores”, subraya el último informe del Fondo Monetario Internacional. Efectos que, sin embargo, se verán compensados por la caída de la inversión y del crédito en China o el retroceso de la economía rusa, entre otros factores que sitúan la expansión económica mundial para este ejercicio en el 3,5% (tres décimas menos que la previsión de octubre).

La batalla alrededor de los precios de petróleo, de momento, se salda ya con miles de víctimas, los trabajadores de la industria. Este martes, dos proveedores de servicios a yacimientos petroleros, Halliburton y Baker Hughes, dispusieron el despido de 1.000 y 7.000 empleados, lo que equivale al 1,25% y 11,5% de sus plantillas, respectivamente.

“Prevemos unos ajustes en la nómina en línea con los de nuestros competidores”, afirmó el director de operaciones de Halliburton, Dave Lesar, al explicar la decisión, que llegó solo unos días después de que el líder mundial en servicios a petroleras, Schlumberger, recortara unos 9.000 puestos de trabajo, el 7,1% de su plantilla. ¿El motivo? El cierre, en los últimos dos meses, de 250 yacimientos, un 15% de todos los de EE UU, según Lesar.

Al invocar la competitividad como factor necesario del negocio, la británica BP recortó también 300 empleos, y la principal compañía canadiense, Suncor Energy prescindirá de 1.000 trabajadores por efecto de la reducción de las inversiones en nuevos proyectos.

A la espera de que la tempesta cese y vuelva la bonanza, Shell y otras compañías como Vitol o Trafigura, están almacenando el crudo en enormes buques, que, según Reuters, pueden contener hasta unos 15 millones de barriles en total. El periodo de almacenamiento, todo 2015, parece indicar que este año no será nada fácil para el Big Oil.

“Rusia es una pieza esencial de la economía”

Una contracción de la economía nacional de varios puntos porcentuales este año, tras un decrecimiento en noviembre del 0,5%, según el Banco Mundial. Esta es la perspectiva que empujó el presidente ruso, Vladimir Putin, a anunciar un plan anticrisis de 18.000 millones de euros. El mandatario achacó la difícil situación económica de su país, sobre todo, a la caída en picado del precio del crudo, del que depende el 68% de los ingresos. Las sanciones de Occidente por la anexión de Crimea han rematado una situación ya de por sí crítica, que vio el rublo caer, en diciembre, hasta mínimos de 1998, y la consiguiente subida de los tipos de interés del 10,5% al 17%. “Rusia seguirá siendo parte inalienable de la economía mundial”, aseguró Putin.

“EE UU seguirá dependiendo de Oriente Medio”

No, no y no. A partir de la decisión oficial, ratificada en Viena el pasado 27 de noviembre, de no reducir la producción por debajo de los 30 millones de barriles al día –verdadero punto de inflexión del derrumbe del precio– la letanía repetida hasta la saciedad por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no ha variado ni una sola coma hasta ahora. La solución al actual exceso de oferta, que en opinión de los analistas es la responsable del desplome de los precios, tiene que pasar por EE UU. El Big Oil del país norteamericano, según el secretario de la OPEP, Abdullah Salem Al Badri, empezará a decaer después de 2020. “EE UU no será autosuficiente en crudo y seguirá dependiendo del suministro de Oriente Medio”, auguró.

“El crudo nunca volverá a los 100 dólares”

No todos los 12 Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) están de acuerdo con la decisión de no bajar la producción para poder controlar los precios. Los países que más dependen de la exportación de crudo para cuadrar sus cuentas públicas padecen una medida que fue impulsada por Arabia Saudí, que bombea el 13,3% del petróleo mundial. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, uno de los países más tocados por esta crisis, viajó a Irán, Arabia Saudí, Catar y Argelia, para convencerles de la necesidad de recortar las extracciones. El fracaso fue rotundo. “El barril nunca volverá a los 100 dólares, pero Dios proveerá. Jamás le faltará a Venezuela”, dijo el mandatario en un discurso el jueves.

¿Cambiará la política petrolera de Arabia Saudí?

Es el nuevo rey de Arabia Saudí, tras el fallecimiento de su hermano, Abdala Bin Abdelaziz al Saud, este jueves. Nacido el 31 de diciembre de 1935 en la capital del país, Riad, Salman se convirtió en príncipe heredero del reino petrolero en junio de 2012, al fallecer el entonces heredero Nayef. Las dudas sobre si mantendrá en el cargo al ministro del Petróleo Ali al Naimi alentaron el viernes leves subidas del precio del crudo, que se desinflaron sin embargo rápidamente hasta niveles comparables a los de los últimos días. El mercado parece indicar de esta forma que un cambio en la política petrolera férrea de Arabia Saudí se antoja improbable, pese a que el desplome del barril haya llevado al Estado árabe a registrar su primer déficit presupuestario desde 2009.

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