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Columna
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Un paso atrás para Italia

El sistema una acción, dos votos de Italia es un paso atrás. Pese a sus nobles intenciones, los resultados tienden a ser decepcionantes.

El nuevo sistema, al igual que en Francia, permite a las empresas ofrecer doble voto a los inversores después de dos años de propiedad. Amplifon, Astaldi y Campari, especialistas respectivamente en audífonos, construcción de carreteras y licores, probablemente serán los primeros en adoptar la medida, después de las juntas de accionistas de finales de enero.

Un accionista de referencia, con la ayuda de derechos adicionales, podría reunir la mayor parte de los votos

Los objetivos son loables: premiar a la administración a largo plazo. El estado carente de dinero también podría reducir sus participaciones en empresas como Eni y Enel, y privatizar otras como Poste Italiane, conservando una gran influencia.

Por todo eso, es una mala idea. El principio de una acción, muchos votos en general protege a los propietarios-operadores, incluso aunque decaiga el rendimiento. Esa protección es especialmente perniciosa en Italia. Durante décadas el salotto buono, un pequeño grupo de insiders económicos, utilizó complejas participaciones cruzadas y estructuras corporativas complejas para convertir las pequeñas tenencias en posiciones dominantes. Los resultados fueron acuerdos a puerta cerrada, con una persistente falta de capital y, en general, un bajo rendimiento industrial.

Al menos los votos extras no cuentan en las ofertas públicas de adquisición. Pero Italia no es un semillero de fusiones y adquisiciones. La participación se vuelve menos tentadora si un accionista de referencia, con la ayuda de derechos adicionales, puede reunir la mayoría de votos y nombrar gran parte de la junta.

Los inversores en acciones italianas necesitan más dinamismo, no menos. Durante la última década, el índice FTSE MIB ha perdido un 7%, incluyendo dividendos, frente a una rentabilidad positiva del 96% del Stoxx 600 de Europa.

La parálisis económica y política tiene gran parte de la culpa. Pero una gestión más fuerte, una mejor dirección y unas salidas a bolsa más libres atraerían capital extranjero y activarían el capital de una forma mucho más efectiva que la complejidad adicional de los derechos de voto desiguales.

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