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El jueves anuncia la compra de bonos

Draghi presentó el miércoles a Merkel su plan para la deuda

La canciller alemana, Angela Merkel, interviene ante el Parlamento (Bundestag) en Berlín (Alemania), el 15 de enero de 2015.
La canciller alemana, Angela Merkel, interviene ante el Parlamento (Bundestag) en Berlín (Alemania), el 15 de enero de 2015. MAURIZIO GAMBARINI (EFE)

El BCE tiene por delante el anuncio del plan de estímulo más ambicioso de los que haya activado hasta el momento. El más esperado, hasta el punto de que ya no se contempla otra opción para estimular la economía europea que no pase por la artillería más pesada de Fráncfort, y también el más polémico. La gran cita es el próximo jueves 22 de enero, día en que se espera que, tras años de resistirse y después de haber agotado todas las opciones –incluyendo unos tipos de interés prácticamente a cero–, el BCE seguirá los pasos de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón y activará compras de deuda para engordar su balance.

El plan se ha encontrado desde el primer momento con la oposición, más o menos vehemente, de las instituciones alemanas: el Gobierno, el Bundesbank, el Tribunal Constitucional, parte de la prensa (especialmente la conservadora) y el influyente instituto de estudios económicos IFO. Quizá precisamente por eso el pasado miérconles, una vez conocido el visto bueno del Tribunal de la UE a las compras de deuda, Mario Draghi presentó sus medidas en la cancillería de Berlín.

Según ha publicado esta semana Der Spiegel, una vez recibida la luz verde legal, Draghi presentó a Angela Merkel las líneas generales de su plan de compra de deuda pública, que se espera el banco apruebe en su reunión del próximo jueves.

Las firmas de análisis calculan que el importe de deuda pública a adquirir oscilará entre 500.000 y 700.000 millones.

"Fue una reunión informal que se leva a cabo regularmente", declaró a Reuters una portavoz de la cancillería. "El BCE mantiene contacto regular con los líderes europeos. Pero según el semanario Der Spiegel, Draghi apuntó en el encuentro que el riesgo asociado a las compras de deuda pública se quedará en los bancos centrales nacionales, de modo que el BCE no se vea comprometido si se produce un impago o una salida del euro. Según la revista, cada banco central estará limitado a comprar un máximo del 25% de la deuda en circulación, asumiendo el riesgo y la responsabilidad de las operaciones.

Según el diario Frankfurter Allgemeine, los bancos centrales nacionales asumirán "al menos la mitad" del riesgo soberano que se asuma con las compras. Para la agencia Reuters, el blindar al BCE del riesgo de los activos es uno de los puntos principales del plan sobre el que trabaja Mario Draghi.

Otros aspectos del plan están más claros, como su alcance. El propio BCE ha calculado que para paliar los riesgos de deflación tendrá que ampliar balance en un billón de euros, incluyendo tanto compras de deuda privada (ya activas) como pública. Las firmas de análisis calculan que el importe de deuda pública a adquirir oscilará entre 500.000 y 700.000 millones.

No obstante, más que la cantidad los analistas ponen el acento en los detalles del plan. “El tema crucial no está en los aspectos técnicos del QE sino en si el BCE será capaz de enviar el mensaje de que su programa tiene un final abierto”, sostiene Gilles Moëc, jefe económico de Europa de Bank of America Merrill Lynch. Es decir, que no hay una limitación en los estímulos y que el compromiso del BCE es total.

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.EFE

“Para maximizar su efectividad, el QE del BCE debería tener un final abierto, estar mutualizado al cien por cien, abarcar todas las emisiones de deuda soberana con independencia de su rating –contando con el bono basura de países como Chipre y Grecia, si bien sujetos a la vigilancia de la troika– y que incluya otros instrumentos tales como las emisiones de entidades públicas o los bonos ligados a la inflación”, añade Citi. El banco considera que el hecho de que el riesgo de las compras sea asumido por el BCE es de lejos la mejor opción. En otras palabras, los encajes realizados por Draghi para contentar a Alemania pueden restar eficacia a los planes de estímulo.

Las compras de deuda soberana son la gran opción que tiene el BCE, ya que el volumen y profundidad de este mercado es mucho mayor que la de cualquier otro tipo de activo, ya sea la deuda corporativa o el reducido mercado de bonos de titulización. La efectividad de tales compras de deuda pública se pone en cuestión ya que el coste de financiación de los estados ya está en mínimos y no es necesaria por tanto la intervención del BCE para abaratarla más. El verdadero desafío es que, además de generar la confianza en la zona euro que aliente el consumo y el alza de los precios, las medidas de Fráncfort lleguen por fin a la economía real.

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