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La filial española de Novo Banco cuenta desde noviembre con la vigilancia de Pinto Ribeiro

A la espera de las prejubilaciones de directivos en Santander

Últimos días del año y para las empresas parece que también del curso. Hay que tener en cuenta que los ejercicios de gran parte del tejido industrial español comienzan en enero y finalizan en diciembre. De ahí que las empresas aprovechen las últimas semanas del año para hacer aquello han ido retrasando durante el resto del año. Este es el caso de los cierres de los planes de prejubilaciones tanto de la plantilla como de la alta dirección. Y es lo que se espera que ocurra ahora en los grandes bancos, y entre ellos, en Santander.

En el grupo se prevé otro golpe de mano y mando de Ana Patricia Botín y aprovechar el cierre de ejercicio para renovar el segundo nivel de la dirección del banco, lo que conllevará una serie de prejubilaciones.

Por cierto, varias fuentes insisten en que el malestar existente entre los directores territoriales de Santander en las últimas semanas. Consideran injusto, y no terminan de entender por qué la territorial de Cataluña puede ofrecer remuneraciones más altas a sus clientes que las del resto de España. Su argumento es que las quejas de los clientes aumentan, ya que consideran discriminatorio que ellos no reciban también un interés de hasta el 1,76% por mantener de 3.000 euros a 100.000 euros en una cuenta corriente. Santander inició hace justo un mes una agresiva campaña en Cataluña para captar clientes y mejorar su cuota de mercado en esta zona, donde apenas llega al 9%, la más baja que tiene en una comunidad autónoma.

“Es mucho más fácil ganar cuota de mercado con el talonario en la mano para remunerar al cliente, que ofreciendo el 0,7% o menos”, explicaba hace unos días uno de estos damnificados a un colega.

Y mientras, entre los bancos acreedores Martinsa –Sareb, Caixa, Popular, Abanca y en menor medida Sabadell y Unicaja–, empresa vinculada al ladrillo surgida en 2007 por la fusión de los negocios de Martinsa y de Fadesa, crece la crispación con su presidente, Fernando Martín. No están de acuerdo con las sucesivas propuestas que les ha presentado el directivo en los últimos meses para evitar su liquidación, que puede producirse el 31 de diciembre, fecha en la que cumple el plazo del juez.

Uno de los objetivos de la banca (además, de recuperar una parte, aunque consideran que ya mínima de su deuda), es colocar a un administrador que gestione la sociedad, algo a lo que Martín se opone. Los bancos están convencidos de que Martín y su equipo quiere ganar tiempo para seguir cobrando por la gestión de la empresa. Fuentes bancarias afirman que entre todo su equipo han percibido por estas labores alrededor de 4 millones de euros anuales, que se han ido reduciendo, “pero la cifra sigue siendo sustanciosa, razón por la que no está dispuesto a abandonar la gestión”, explican fuentes financieras conocedoras del proceso.

De momento, el reloj corre –y muy deprisa– en contra de Martinsa, aunque existe una posibilidad de alargar unos meses la vida de la compañía; que el juez acepte que Fernando Martín devuelva el 1% de la deuda ordinaria a los acreedores no financieros, lo que sumaría unos 8 millones de euros. Con ello justificaría al juez su voluntad de pagar. Es la esperanza que tienen los bancos para que el juez prorrogue el plazo para su liquidación y así seguir negociando.

Otra firma, en este caso portuguesa, Novo Banco, será adjudicada antes de junio. El día 31 de este mes finaliza el plazo para que los interesados en pujar lo hagan saber al Banco de Portugal. A la filial española, mientras, vino en noviembre un directivo luso, Pinto Ribeiro, para controlar la evolución de la filial española. Ribeiro ha trabajado ya en la filial de Mozambique. Además, el director financiero del banco en España ha decidido irse y se ha llevado una indemnización de 20 días por año trabajado.

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