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Columna
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Los límites del supervisor bancario

Danièle Nouy se enfrenta a un dilema en 2015. La responsable del nuevo supervisor bancario de la zona euro debería seguir la línea de su acto inaugural –los test de estrés de octubre– con un impulso hacia más reformas para lograr una mayor estabilidad financiera. Pero el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) es parte del BCE, y Nouy informa a un consejo en su mayoría compuesto por banqueros centrales nacionales –que también deben hacer frente a la baja inflación y el crecimiento débil de la zona euro, y pueden recelar de golpear a los bancos demasiado duro–. Nouy tendrá que conciliar los dos lados del cerebro del BCE.

Basarse en los test de estrés es crucial para la credibilidad del nuevo supervisor único y de su jefa. Las pruebas de estrés en su mayoría lograron armonizar los tratamientos divergentes para los préstamos incobrables entre los bancos de la zona euro, y presionar a las entidades más débiles para reunir capital de forma preventiva. Pero no hubo pruebas en escenarios deflacionistas, y los plazos solo podrían arreglarse con múltiples ajustes.

Nouy parte con algunas ventajas. Puede pedir un millar de nuevos empleados en Fráncfort para estudiar minuciosamente los 120 mayores bancos que ahora supervisa. Si es necesario puede obligar a los bancos individuales que recauden capital adicional. Pero necesitará el acuerdo de su consejo si quiere colchones de capital adicionales para hacer frente a problemas no resueltos como los activos ponderados por riesgo inadecuadas o el enfoque pausado de los bancos a las reformas de capital de Basilea III.

El BCE sigue aflojando su política monetaria. Quiere ampliar masivamente su balance con el fin de mantener la inflación en torno al 2% en la zona euro, cuando actualmente está en el 0,3%. Podría embarcarse en medidas como la compra de bonos a principios del próximo año. La preocupación es que ser duros con los bancos podría significar ser duros con la economía.

En otras palabras, incluso si nadie se opone a las reformas de Nouy, algunos podrían al menos discutir sus plazos. Es poco probable que la tensión entre los dos roles, en parte conflictivos, del BCE disminuya en 2015.

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