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Fin de año turbulento en los mercados

¿Qué ha vuelto tan volátiles las Bolsas?

Evolución histórica del precio del petróleo
Alejandro Meraviglia
Juande Portillo

Hace solo unos días, los analistas pronosticaban un feliz cierre de año en los mercados que permitiría al Ibex arrancar 2015 encaramado ya a los 11.000 puntos. Esta semana, el principal selectivo bursátil español perdía todos los avances cosechados durante el año y por momentos ha llegado a perder incluso los 10.000 puntos. La situación no es exclusiva del panorama nacional. Aunque buena parte de los mercados se las arreglaron para saldar la volátil sesión de ayer en positivo, son dígitos en rojo los que vienen iluminando estos días los principales parqués del planeta. ¿Qué ha pasado para que el prometido rally de fin de año pase a convertirse en un ingenuo cuento de Navidad, el fantasma de festividades pasadas? He aquí algunas de las claves.

Pregunta: ¿Cuál es el motivo del tono volátil que han tomado las Bolsas en los últimos días?

Respuesta: No hay un motivo único. Aunque la caída del precio del crudo viene esgrimiéndose como principal detonante, es justo recordar que el petróleo ya venía cayendo desde junio. Es más bien la nueva dosis de dudas que aporta esa caída acumulada del 50% en solo seis meses a un cocktail ya cargado con la incertidumbre que rodea la recuperación en la eurozona y la fortaleza de los emergentes lo que desencadena la volatilidad de los últimos días.

P. ¿Por qué afecta al parqué la rebaja del crudo si esta beneficia a la mayoría de empresas cotizadas?

R. Efectivamente, para las compañías ajenas al sector energético, una depreciación del petróleo suele suponer una rebaja de costes. “El impacto es positivo, pero todo tiene su límite y termina teniendo el efecto contrario”, matiza Nuria Álvarez, analista de Renta 4, explicando que esta tendencia presiona a la baja el IPC, hace que las expectativas de inflación para el primer semestre de 2015 sean negativas y genera “un círculo vicioso” al incentivar a las empresas a retrasar su consumo a la espera de que los precios sigan bajando. De fondo, además, la menor demanda de crudo que viene presionando su precio a la baja denota una reducción en la actividad empresarial que dice poco en favor de la prometida recuperación económica.

P. ¿Cómo afecta la evolución del petróleo a Rusia y qué está pasando allí?

R. El petróleo es uno de los pilares de la economía rusa. Este año, además, el país viene soportando múltiples sanciones comerciales por parte de la Unión Europea y Estados Unidos ante su apoyo público a los independentistas prorrusos de Ucrania, tal y como señala Yannik Zufferey, responsable de renta fija del banco suizo Lombard Odier, quien destaca también la debilidad de su mercado local. Llegados a este punto, “unas declaraciones por parte del Banco Central de Rusia, el lunes, comentando que una cotización del crudo en 60 dólares –barrera que perforó ese mismo día– provocaría una caída del PIB el año que viene superior al 4,5%, desataron un gran desplome en los activos rusos cotizados”, completa Daniel Pingarrón, de IG Markets. Un jarro de agua fría que por momentos derrumbó las referencias técnicas de los principales selectivos europeos.

P. ¿Cómo afectan las turbulencias rusas al resto de países?_

R. El temblor ruso tiene diferentes ecos en cada país. En España puede tener su efecto en la llegada de turistas o en el negocio inmobiliario, en el que los rusos se han convertido en una fuerte fuerza compradora en zonas como la Costa del Sol. “Pero al país europeo al que más daño hace es a Alemania, con el que mantenía lazos comerciales muy importantes, viéndose en la actualidad mermadas sus exportaciones a territorio ruso”, advierte Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, que añade que “multinacionales de todas partes del mundo, especialmente las dedicadas al consumo, industria y banca de inversión” también sufren.

P. ¿Por qué ha elevado Moscú los tipos de interés hasta el 17%?

R. “Al subir tipos la intención del Banco de Rusia parece clara: frenar la depreciación de su moneda”, prosiguen desde Self Bank. En lo que va de año, el rublo ha perdido la mitad de su valor frente al dólar. Ante esta situación, acentuada en el arranque de la semana con caídas del 14% para la divisa, el banco central del país anunció en la madrugada del lunes al martes una nueva subida de tipos del 10,5% hasta el 17%. Casi el triple que el 6% en que arrancó el año. “La caída del rublo estaba teniendo consecuencias nefastas para el país, ya que parte de la deuda pública que emite Rusia está denominada en dólares”, agrega López-Gálvez, que cree que la medida busca también controlar una inflación que supera ya el 9% y evitar la fuga de capitales de los ciudadanos “que están viendo cómo su poder adquisitivo se desmorona”.

P. ¿Qué papel puede jugar el Banco Central Europeo ante esta situación?

R. La debilidad de los mercados, unida a la presión a la baja que genera la depreciación del crudo sobre la inflación, podrían suponer un acicate para que el BCE despliegue el resto de la artillería no convencional que tiene en la recámara. Aún así, la clave puede estar en la contundencia, pues el mercado ya esperaba que Mario Draghi anuncie la puesta en marcha de un programa de compra de deuda, al estilo del QE estadounidense, en su próxima reunión, el 22 de enero.

P. ¿Seguirán cayendo las Bolsas en lo que queda de año?

R. “Teniendo en cuenta la volatilidad de los mercados en estos días, de cara a final de año podemos esperar cualquier cosa”, advierten desde Renta 4, donde no esperan, sin embargo, que el actual grado de incertidumbre se mantenga intacto hasta que se reúna el BCE.

P. ¿Qué podría contener la actual incertidumbre en los parqués?

R. El revulsivo más inmediato posible sería un pronunciamiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunciando una reducción de la producción equivalente a la sufrida en la demanda. La organización, sin embargo, ha tenido tiempo para aplicar este ajuste en los últimos seis meses y no parece interesada en hacerlo, lo que algunos analistas achacan a una estrategia para torpedear el fracking, un modelo de fracturación hidráulica para la extracción de gas no convencional, más caro, por el que está apostando EE UU.

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