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Supondría un duro golpe para Carlyle

Orizonia, el concurso que tiene en vilo al gran capital riesgo

Página web de Orizonia.
Página web de Orizonia.

Hace unas semanas quedé en el hotel Villa Magna, en el Paseo de la Castellana de Madrid –¡si las paredes del Villa Magna hablaran!– con uno de los principales ejecutivos en España de una de las mayores sociedades de capital riesgo del mundo. Quería que me explicara el sistema de financiación de las operaciones del gran capital riesgo en la adquisición de compañías y el fuerte apalancamiento al que someten a las empresas absorbidas. “Todas las operaciones se hacen así, no solo las del capital riesgo, dime una y verás”, me dijo. “Orizonia”, mencioné. Y ahí estuvo a punto de terminar nuestra conversación. “Eres un cabrón”, me dijo. “No, no, eres un cabrón, me voy”. Pensé que estaba empleando dicho término con cierta jocosidad. Pero no. Realmente me estaba llamando mala persona, le estaba ofendiendo, sin yo pretenderlo. Finalmente la historia no pasó a mayores y seguimos hablando, aunque ya la confianza estaba rota. La anécdota lo dice todo sobre lo tenso que está el gran capital riesgo ante la posibilidad de que el concurso de Orizonia pueda ser declarado culpable.

Carlyle, la segunda mayor sociedad de capital riesgo del mundo tras Blackstone, adquirió en 2006 las empresas que formaban parte del grupo Iberostar constituyendo Orizonia. En la operación de compra, valorada en 843,8 millones de euros, también participaron la española Vista Capital y la británica Intermediate Capital Group. En marzo de 2013 Orizonia, con una plantilla de 5.000 trabajadores, fue declarada en concurso de acreedores, el mayor de una empresa turística española, con una deuda de 2.085 millones. El pasado mes de mayo el juez dictó la liquidación de la compañía. Dentro del plan de liquidación aprobado por el juez, la administración concursal estima que el importe recuperable por los acreedores asciende a solo 15,58 millones de euros. Varias empresas acreedoras de Orizonia han solicitado la declaración de concurso culpable. Antes de que termine el año los administradores terminarán la fase de calificación. De ser declarado concurso culpable, los administradores de Orizonia afrontarían el embargo de bienes personales y su inhabilitación para ejercer cargos de administración en un plazo de hasta 15 años.

De ahí los nervios por los que están pasando ahora los directivos de grandes sociedades de capital riesgo. Porque en el fondo la declaración de concurso culpable de Orizonia pondría en duda el funcionamiento básico de estas firmas de inversión capaces de financiar operaciones de cientos o más de 1.000 millones de euros.

En el informe concursal elaborado por los administradores nombrados por el juez en el concurso del grupo, se indica que el origen del concurso de Orizonia se encuentra en el “fuerte apalancamiento financiero que se produjo a raíz de la adquisición de las acciones de Iberostar por parte de la hoy concursada”. Según dicho informe, la financiación de la operación se efectuó a través de recursos propios aportados por los compradores, de 39,4 millones de euros en concepto de ampliación de capital y prima de emisión, y mediante la formalización de un préstamo participativo por 117,6 millones.

Como recursos ajenos necesarios para financiar la operación Carlyle obtuvo dos préstamos sindicados a largo plazo, uno de 490 millones de euros entregados por Goldman Sachs, Société Générale, London Branch, y Caja Madrid; y otro contrato mezzanine de 150 millones.

Bajo la gestión del capital riesgo, Oriziona acometió entre otras operaciones la compra por 134 millones de Condor Vacaciones; la venta por 290 millones de dos buques, desprendiéndose así Orizonia de su principal activo material; o la venta bajo contrato de leaseback del edificio que ocupaba como sede por 29 millones.

El concurso de Viajes Marsans en 2010 supuso para Orizonia una oportunidad de ganar cuota de mercado, pero también la pérdida de 34,7 millones de euros que el grupo controlado por Carlyle mantenía como derechos de cobro frente a la empresa de Díaz Ferrán y Pascual.

Orizonia terminó el ejercicio 2012 con deudas con entidades de crédito por 663,2 millones de euros. Dichas deudas provenían de los contratos de préstamo firmados para la adquisición de las empresas turísticas de Iberostar por parte del capital riesgo. En su informe los administradores concursales señalan que la “actividad ordinaria de Orizonia no ha generado fondos desde el ejercicio 2007-2008”; que en 2012 el ratio de solvencia del grupo descendió “significativamente por el traspaso al corto plazo de la deuda bancaria”; que ese año el fondo de maniobra de la empresa descendió también “significativamente” por “el traspaso al corto plazo de las deudas bancarias que figuraban en el pasivo no corriente de ejercicios anteriores”.

Las sociedades de capital riesgo que compraron Orizonia únicamente aportaron el 18,5% de los fondos necesarios para la compra, recibiendo el restante 81,5% de entidades de crédito. De la aportación del capital riesgo, “únicamente un 4,6% fue realizado mediante aportaciones al capital”, explica el informe concursal. “Orizonia no sólo no tiene capacidad para devolver los préstamos, sino que ni siquiera es capaz de atender íntegramente los intereses de la misma”, advierte. La adquisición de la empresa turística “ha supuesto una importante y continua salida de tesorería para el grupo Orizonia para atender, tanto el principal, como el servicio de la financiación percibida para la adquisición de los inversores”.

Para Carlyle, entre cuyos asesores han figurado el expresidente de Estados Unidos George Bush, el exprimer ministro británico John Major, el ex presidente de Filipinas Fidel Ramos, el exsecretario de Estado James Baker, o Arthur Levitt, expresidente del regulador de los mercados en Estados Unidos (la SEC), la declaración de concurso culpable de Orizonia supondría posiblemente el golpe más duro recibido en Europa en su historia. David Rubenstein, William Conway y Daniel D’Aniello, los tres fundadores de Carlyle, recibieron en 2013, el mismo año del concurso de Orizonia, 548 millones de euros vía recuperación de inversiones en fondos del grupo, dividendos y salarios. ¿Resonará en sus oídos las palabras “culpable, culpable, culpable” de ser así calificado el concurso del grupo Orizonia?

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