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El 73% de los especialistas españoles mira hacia América del Sur

Ingenieros en el extranjero, entre oportunidad y sacrificio

Fotografía de un puente sobre el río Moju, cerca de Belem do Pará (Brasil). EFE/Fernando Bizerra Jr.
Fotografía de un puente sobre el río Moju, cerca de Belem do Pará (Brasil). EFE/Fernando Bizerra Jr.EFE

"Es imposible que en este momento en España haya trabajo para todos los ingenieros que están en el paro”. Joaquín Barba, de 31 años, resume de esta manera su visión del mercado laboral, en conexión vía Skype desde Abu Dabi. Este ingeniero de caminos lleva más de cinco meses ejerciendo de director comercial de la consultora de ingeniería civil Typsa en la capital de Emiratos Árabes y no tiene dudas: aconsejaría a todos los recién licenciados en este ámbito tener un empleo en el extranjero. “Yo no lo veo como un sacrificio, sino como una experiencia”, insiste.

El Barómetro 2014 sobre las perspectivas de los profesionales de las infraestructuras, elaborado por la escuela para ingenieros Structuralia, parece darle la razón. Un 15,4% de los más de 2.000 encuestados estaría dispuesto a trabajar fuera de su país de origen con un aumento mínimo del 25% en su sueldo actual, el 57,3% lo haría si el incremento fuera del 50% y el 46,9% de los profesionales sin empleo se iría por menos de 45.000 euros anuales. México y Centroamérica, América del Sur, Emiratos Árabes, Catar y Arabia Saudí son las regiones o los países donde se concentran más oportunidades para desenvolverse laboralmente.

En una nueva elaboración de los resultados, todavía inédita, Structuralia divide el mundo en áreas y muestra qué posibilidades tienen los ingenieros españoles en cada una de ellas (clasificadas en tres categorías: pocas, alguna o muchas). El estudio distingue entre empleados por cuenta ajena, propia o en situación de desempleo. Latinoamérica se lleva los consensos más amplios de los contratados por alguna empresa: el 72,8% de ellos ve en América del Sur “muchas posibilidades”. Lo mismo opina el 53,8% de los trabajadores por cuenta ajena y el 63% de los que se encuentran en el paro.

“Latinoamérica es, sin duda, el destino número uno”, admite Esther Fernández Sánchez, responsable en Nicaragua de Acciona, compañía de infraestructuras y energías renovables con presencia en 30 países. Esta filial emplea habitualmente en sus proyectos a ingenieros españoles que ya forman parte de la plantilla junto con profesionales locales, quienes, en palabras de Fernández, entienden mejor “las normas, la cultura y la idiosincrasia de Nicaragua”. A la hora de acometer nuevas contrataciones, Acciona –cuyo trabajo más importante en el país centroamericano es la supervisión de las obras de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados, por un importe de cuatro millones de euros– valora especialmente “la predisposición a salir al extranjero y los idiomas”.

En lo que a México y América Central se refiere, el 62,6% de los empleados por cuenta ajena y el 50,7% de los trabajadores en situación de desempleo entrevistados en el marco del Barómetro, contestan que hay “muchas posibilidades”. Para el 56,4% de los autónomos en esta región existe “alguna posibilidad”, el porcentaje más alto expresado por este grupo de entre todas las áreas, a la par con India.

La región del mundo más concurrida por los ingenieros que no trabajan es Oriente Medio. Para el 69,9% de ellos, Emiratos Árabes, Catar y Arabia Saudí ofrecen muchas oportunidades, así como para el 66,5% de los empleados por cuenta ajena y el 53,8% de los autónomos.

Por su parte, Joaquín Barba asegura que la ciudad donde vive y trabaja, Abu Dabi, es “un lugar muy agradable a nivel personal y laboral”. Desde la capital de Emiratos Árabes, Barba gestiona las licitaciones que Typsa, cuyo beneficio neto en 2013 alcanzó los 12,8 millones de euros, ha ganado en Oriente Medio. La mayor de ellas, la construcción del metro de Riad (Arabia Saudí), supone una inversión de 17.600 millones de euros.

En su opinión, los gastos en nuevas infraestructuras que se produjeron antes de 2008 en España “tal vez nunca se vuelvan a ver”. Por ello, los ingenieros que ya integran la plantilla de alguna empresa española tienen las probabilidades más altas de salir del país, puesto que todas las compañías apuestan por la internacionalización. De la misma manera, un ingeniero en el paro que se desplazara directamente a países que no requieren muchas formalidades burocráticas podría tener suerte y encontrar trabajo. Por el contrario, autónomos y pequeñas empresas “lo tienen más difícil”, porque licitar en lugares lejanos supone inversiones que no pueden abarcar.

En el caso de tener pareja e hijos, mudarse lejos de España se revela “complicado”, y el cónyuge que acompaña al ingeniero muchas veces renuncia a su propia carrera. “Los niños lo pasan mejor, pueden hacer una vida más internacional. Yo soy soltero y no tengo hijos, pero entiendo a los que, al vivir una situación personal distinta a la mía, prefieren quedarse en Madrid”.

Quien no ha dado todavía el paso para salir de España, pese a haberlo deseado varias veces, es Andrés García, director técnico de una compañía de software para la simulación digital. “Estoy muy contento en mi empresa, porque valora mucho al empleado, lo que otras no hacen. De no ser así, tendría muchas más ganas de irme”, admite este ingeniero industrial de 30 años. “No solo por la crisis económica, sino también por la social: tengo una mujer médico, dos hijos y mucho miedo de que acaben desapareciendo sanidad y educación pública”, afirma. García busca un país europeo, “una sociedad avanzada” donde trabajar y vivir con su familia. Teme que en muchos otros destinos estaría obligado a quedarse “en una burbuja, rodeado de desigualdad social”.

Fernández, Barba y García coinciden en que uno de los problemas mayores, común a los ingenieros que quieren trabajar fuera, es la falta de equiparación de sus títulos al Marco Europeo de Cualificaciones por parte del Gobierno. El resultado es la imposibilidad para muchos de ellos de ser contratados y, para las empresas españolas, una desventaja con respecto a las de otros países a la hora de pujar por las licitaciones. “Así se pierde una generación entera”, advierte García.

Los certificados, a la espera de la equiparación europea

Mientras la homologación de los títulos de ingeniero al Marco de Cualificaciones Europeo sigue pendiente de una solución por parte del Gobierno, pese a las recurrentes peticiones de profesionales y empresas, el Colegio de Ingenieros de Caminos parece haber encontrado un arreglo con el Ministerio de Educación.

Fuentes de la ingeniería española señalan que “varios casos” de homologación se han resuelto individualmente, al presentar una solicitud al departamento que dirige José Ignacio Wert. En un modelo de demanda, elaborado por la Demarcación de Andalucía del Colegio Oficial y al que ha tenido acceso CincoDías, se pide un certificado que acredita que el título de Ingeniero de Caminos del colegiado “se corresponde con el máximo nivel profesional y habilita para el ejercicio de la profesión, de la misma manera que los actuales títulos de grado y máster conjuntamente, que son derivados de la nueva ordenación universitaria adaptada al Espacio Europeo de Educación Superior”. La carta que la acompaña, sin fecha, dirigida a los colegiados de Andalucía, cita la “demora del Gobierno por culminar el real decreto” de homologación de títulos al marco español, actualmente a la espera de la aprobación del Consejo de Ministros. “Esta fórmula se planteó hace meses, al ver que el real decreto iba a tardar”, relatan fuentes del Colegio. El Colegio de Ingenieros Industriales ha vuelto a pedir que la normativa de Educación incluya una referencia directa al marco europeo.

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