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Tribuna
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Políticas monetarias: euros versus dólares

El fuerte movimiento de devaluación del euro que llevamos viendo desde el mes de mayo (el euro ha pasado de cotizar de 1,40 a los 1,27 dólares) no es más que el reflejo del desacoplamiento que existe entre las economías de EE UU y Europa y de las diferentes políticas monetarias de sus bancos centrales.

Las políticas monetarias expansivas comenzaron a aplicarse sin dilación en EE UU en 2008 y han empezado a retirarse a finales del pasado año coincidiendo con la mejora consistente de su economía.

Aquí en Europa se comenzó a amagar con la aplicación de medidas más contundentes en el verano de 2012, pero no ha sido hasta dos años después, con una economía europea perdiendo fuelle y con un entorno cuasi deflacionista, cuando el señor Draghi se ha decidido a aplicar medidas no ortodoxas (compra de titulaciones, ABS, etc.) que convivirán con unos tipos de interés casi a 0% y con ingentes subastas de liquidez para la banca.

La gran pregunta que surge es cómo ha sido posible que el euro haya estado meses cotizando a unos niveles tan altos con respecto al dólar e incluso revalorizándose, mientras asistíamos a una consistente mejora de la economía estadounidense y al anuncio del fin de la política de expansión monetaria por parte de la Fed y a una más que previsible subida de tipos en el corto plazo.

La respuesta es que el BCE no ha sabido o, mejor dicho, no ha podido aplicar una política monetaria expansiva. Ha tardado en reaccionar. Con 18 países que conforman la eurozona bastante heterogéneos en sus políticas fiscales y, sobre todo, las continuas zancadillas puestas desde Alemania han hecho que Draghi se tentara las ropas antes de tomar cualquier decisión.

La actitud de Alemania es, hasta cierto punto, comprensible (desde su punto de vista): se han estado financiando a tipos reales negativos estos últimos años a costa de un siempre miedoso dinero, que provenía de los países periféricos, mientras esperaban, con el tiempo jugando de su lado, a que se aplicaran reformas estructurales en los países más problemáticos. Y es que quien pone el dinero pone las condiciones. Se calcula que Alemania se ha ahorrado en los últimos cinco años unos 175.000 millones de euros en costes de financiación.

Pero en el pecado está la penitencia. El miedo que genera la situación actual (con una economía alemana estancada y unos datos de confianza preocupantes) podría ser el último impulso que necesitaba Alemania para volverse más comprensiva con la necesidad de impulsos monetarios significativos en la eurozona.

Por ello creemos que el movimiento de devaluación del euro iniciado en mayo continuará en los próximos meses. El tipo de cambio medio euro/dólar se sitúa en el 1,22 y el diferencial de tipos a ambos lados del Atlántico, que, indudablemente, se incrementará, nos llevará por debajo de esos niveles.

Esto tendrá un efecto muy positivo sobre las balanzas de pago de las economías vía mayores exportaciones y menores importaciones. Los cálculos indican que por cada 10% que se devalúa el euro, el PIB de la eurozona se incrementa un 0,5%, con lo cual sería lógico asistir a una mejora de los datos macro en los próximos meses.

¿Qué es lo que estamos haciendo en gestión para aprovechar este movimiento? Por una parte, estamos invirtiendo gran parte del porcentaje de liquidez de nuestros fondos directamente en dólares. En renta variable, hemos dado entrada e incrementado posiciones en valores con cuentas de resultados con una gran dependencia del área dólar o exportadoras: Viscofan, Acerinox, Técnicas Reunidas, ACS, etc.

En cuanto a la renta variable americana nos aventuramos a decir que las empresas con mayor peso exportador se verán perjudicadas y las que dependen más del consumo interno se verán beneficiadas vía mejora del crecimiento económico. Las previsiones de crecimiento de PIB en EE UU para 2015 son de un +3%. En renta fija, estamos deshaciendo desde hace tiempo posiciones en países periféricos y tomando bonos de empresas españolas referenciadas en dólares, sobre todo flotantes, para poder sacar partido no solo del efecto divisa sino también de una subida de tipos en EE UU.

Por último, el panorama de tipos de interés ultrarreducidos por un largo periodo de tiempo en Europa por primera vez desde la creación del euro provocará un incremento en la valoración de la mayoría de activos. Se presentan grandes oportunidades de inversión.

Alfonso de Gregorio es director de gestión en Gesconsult.

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