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Royal Bank of Scotland pacta con los sindicatos españoles despidos de lujo, por si acaso

Targobank quiere crecer; negocia la compra de 35 oficinas de Ceiss

Las entidades financieras españolas están a la espera de que el Banco Central Europeo (BCE), y más en concreto el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), dé el sí a la propuesta de reparto de dividendo del Banco de España. La idea de Luis María Linde es que las entidades españolas elijan cada una su política de dividendo siempre y cuando hayan sacado nota en los test de estrés y en el análisis de la calidad de los activos (AQR en sus siglas en inglés). El Banco de España confía en que su propuesta sea bendecida por el MUS en breve. Fuentes del supervisor español aseguraron el pasado 30 de octubre que “quien tomará las decisiones será el supervisor europeo, pero el peso de la opinión del supervisor nacional será decisivo”.

Y mientras esto ocurre, los bancos temen que el BCE les exija más información y la regulación se endurezca tanto que al final “nos convirtamos en un sector totalmente regulado. Va a ser muy difícil conseguir rentabilidades por encima de los dos dígitos raspados, lo que va a complicar captar inversores. Y los analistas ya piden ratios de capital del 20% (en Europa la media está ahora en el 10%) como tiene algún banco estadounidense”, asegura el responsable de un gran banco extranjero.

Mientras, la filial española de Targobank –banco creado por Crédit Mutuel, que controla el 50% del capital y el 5% de su socio en este banco, Popular, que tiene el otro 50%–, ahora sí parece que tiene la intención de crecer en España.

Desde su creación hace cuatro años, Targobank pretendía ampliar su presencia en España, pese a que su desembarco coincidió con el inicio de la reestructuración de las cajas de ahorros, y la crisis azotaba duramente al sector por esta causa. La economía también hacía aguas. Su idea era adquirir redes de estas entidades de ahorro, pero desde entonces no ha llegado a ningún acuerdo para adquirir oficinas de otra entidad con necesidades de ajustes. Desde su constitución, así, se ha tenido que conformar con las 125 sucursales con las que nació, provenientes de Banco Popular. Sus orígenes proceden de Banco Popular Hipotecario, creado por la firma que preside Ángel Ron, y que aprovechó esta ficha bancaria para impulsar Targobank.

Ahora Targobank ha decidido dar el salto y negocia la compra de unas 35 oficinas de la antigua Caja España Duero, transformada en Banco Ceiss, y que está en proceso de integración con Unicaja. Las sucursales en venta coinciden con la zona considerada no core por Bruselas y de las que tiene que desprenderse al recibir ayudas. Solo Cáceres, Madrid y Castilla y León quedan a salvo del ajuste, lo mismo que una de Ciudad Real, otra de Toledo y cuatro de Andalucía, de las ocho que tiene en esta región, que pasarían a Unicaja.

Las sucursales en venta de Ceiss también encajan en la estrategia de crecimiento de Evo Banco, propiedad del fondo Apollo. La red de Ceiss en Galicia, sobre todo en La Coruña, donde Evo no tiene presencia es una buena razón para interesarse por esta red.

Targobank tiene una clara vocación internacional. Se apoya de la amplia presencia internacional del grupo Crédit Mutuel en más de 40 países, y en la experiencia de banca dirigida a empresas y pymes de Banco Popular, explica la entidad en su página web. Este banco presta servicios financieros y de seguros principalmente a particulares y pymes, lo mismo que hace Popular.

Y mientras, Ceiss, o mejor dicho Unicaja –dueño de la firma– negocia la venta de su red sobrante, otro banco que recibió ayudas y necesita seguir realizando ajustes porque no consigue vender ninguna sucursal es BMN. La entidad presidida por Carlos Egea cerró hace unas semanas 10 oficinas en Madrid, que se sumaban a otras ocho clausuradas en hace unos meses. Ahora ha anunciado el cierre de otras 5 sucursales, aunque en otras zonas de España.

Un banco que no tiene, o eso parece, intención de cerrar en España, pero ha optado por firmar un acuerdo preventivo con los sindicatos por si acaso, es Royal Bank of Scotland. Este banco, que fue rescatado por Reino Unido, ha pactado las indemnizaciones que se llevaría la plantilla (tiene en España 100 empleados) en caso de despidos. Así, para los empleados menores de 45 años recibirían 50 días por año trabajado. Para igual o más de 45 años sería de 53 días. El tope máximo sería de 500.000 euros, y en caso de que la indemnización legal superase esta cantidad se pagará la legal. Las condiciones de las prejubilaciones serían: para los trabajadores que hayan cumplido o vayan 57 años a fecha 31 de diciembre durante los años de vigencia del acuerdo y que cuenten con cinco años de servicio en la empresa. Para salarios inferiores a 50.000 euros recibirían el 85% de todos los conceptos salariales, y para los superiores a 50.000 euros cobrarían el 80% de todos los conceptos.

En ambos casos habría un incremento anual del 2%. Además, tendrían derecho a beneficios adicionales como subvención hipotecaria durante un año desde la fecha de despido. Y seguro de vida y médico durante seis meses.

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