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Los test evidencian un exceso de prudencia en el sector

La banca europea queda lista para prestar

Vitor Constancio, vicepresidente del BCE, el domingo en Fráncfort.
Vitor Constancio, vicepresidente del BCE, el domingo en Fráncfort.Reuters

El mayor chequeo al que se ha sometido la banca europea en toda su historia se ha saldado con un inesperado certificado de buena salud. Las autoridades europeas (Banco Central Europeo, Autoridad Bancaria Europea y Comisión Europea) solo parecen haber detectado un problema de excesiva prudencia hasta el punto de que, en los últimos meses, ese sería uno de los orígenes de la escasez de crédito.

El Banco Central Europeo, que ha dirigido unas pruebas de estrés que pretenden ser definitivas, considera que los resultados ponen fin a un período de ajuste de los balances que ha disparado el ratio de capital hasta una media del 12% frente al 4,5% exigido por los reguladores. El BCE considera que una vez superado el examen, la falta de crédito no será un problema para la recuperación económica.

“La banca europea está mucho más saludable de lo que pensaban algunos”, resume el vicepresidente del BCE, Victor Constancio, al explicar las conclusiones del exhaustivo examen realizado por el emisor a las 130 entidades que pasarán a estar bajo supervisión directa de Fráncfort a partir del 4 de noviembre.

Antes de asumir esa tarea a través del nuevo Mecanismo Único de Supervisión, el BCE quería comprobar el estado de salud de los bancos, para lo que ha llevado a cabo un chequeo sin precedentes.

En primer lugar, ha realizado una evaluación de activos, en la que ha revisado más de 119.000 préstamos y 170.000 colaterales. Y a continuación, ha sometido los balances de los bancos a un test de estrés para comprobar si disponían del capital necesario para hacer frente a un deterioro de la situación económica o a una gran recesión. En el primer caso, el capital mínimo para aprobar era el 8% y en el segundo, el 5,5%, porcentajes superiores al mínimo exigido por las regulaciones más exigentes (4,5%).

Con esos parámetros y al cierre de 2013, el BCE solo ha encontrado carencias de capital en 25 entidades (incluida la española Liberbank), por un total de 25.000 millones de euros. Pero 12 de esas entidades (entre ellas, Liberbank) ya han cubierto durante 2014 sus necesidades por un total de 15.000 millones de euros.

En el peor de los escenarios (caída del PIB en un 5,5%), la banca europea sufriría un impacto de 263.000 millones de euros. “Aun así, la inmensa mayoría de los bancos mantendrían un capital por encima del 5,5%, lo que demuestra su fortaleza”, señaló Constancio.

El balance final da por aprobadas a 117 de las 130 entidades examinadas. Y suspende a 13 (cuatro italianas, tres griegas, dos eslovenas, una belga, una austríaca, una portuguesa y una irlandesa), con una factura total pendiente de apenas 9.500 millones de euros.

La cifra sorprende a la baja las expectativas de los analistas, por lo que el BCE se vio ayer obligado a defender la exactitud de la metodología utilizada y el rigor de unas pruebas que pretenden despejar de una vez por todas las dudas sobre el sector financiero europeo.

“Es un ejercicio de transparencia sin precedentes”, ha defendido Constancio. Y atribuye el buen resultado de la inmensa mayoría de las entidades al hecho de que desde el anuncio del examen (julio de 2013) “los bancos han mejorado su balance en 200.000 millones de euros, 60.000 de ellos mediante incremento del capital”.

El BCE señala que ese esfuerzo para superar el examen, en previsión del déficit de capital que pudiera surgir, ha sido un factor que ha agravado las dificultades del sector financiero, en particular para conceder crédito. “Dijimos que las pruebas podían ser procíclicas y se ha cumplido”, admite Constancio. “Pero ese período ha terminado”.

Dos semanas

El BCE se muestra convencido de que, a partir de ahora, “la recuperación económica no estará lastrada por la situación del sector financiero”. La Comisión Europea, por su parte, reclama que las autoridades de supervisión procedan lo más rápido posible para que las 13 entidades con necesidades de capital solucionen cuanto ante su carencia. “Es esencial que se complete este ejercicio para restaurar la confianza en el sector financiero y permitirle que pueda dar de nuevo crédito asequible a la economía real, en particular, a los hogares y a las pequeñas y medianas empresas”, señala la Comisión.

Danièle Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión, el organismo del BCE encargado de vigilar a los bancos, señala que las 13 entidades suspendidas dispondrán hasta el 10 de noviembre para presentar los planes de recapitalización. A partir de ese momento, dispondran de entre seis y nueve meses para llevarlos a cabo. Un plazo deliberadamente corto, según los analistas, para intentar que las entidades cubran sus necesidades con nuevo capital y no a a base de venta de activos o desapalancamiento.

Aun así, el BCE no prevé que las entidades encuentren demasiadas dificultades por tratarse de cantidades relativamente pequeñas. Solo Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, con sede en Siena, tiene por delante una factura elevada de 2.100 millones de euros, la cuarta parte de las necesidades totales de capital de los bancos examinados.

Nouy apunta que, probablemente, algunas entidades adelantarán los planes para cubrir su agujero. Esta noche, algunas fuentes ya apuntan que el Monte di Paschi podría buscar una fusión para garantizar su solvencia.

Morosidad

Además de las carencias de capital, el examen ha permitido al BCE verificar la valoración que los propios bancos hacen de su cartera de activos para comprobar si provisionan adecuadamente los riesgos. La prueba ha revelado que los balances necesitan un reajuste total de 37.000 millones de euros, lo que sumado a los 25.000 millones de carencia de capital eleva el impacto total del ejercicio de valoración de activos (AQR) a 62.000 millones de euros, según el BCE.

Italia es el país más afectado por la reevaluación de riesgos (12.000 millones) seguido por Alemania (6.700 millones) y Francia (5.600 millones). En España asciende a 3.000 millones.

El BCE y la Autoridad Bancaria Europea también han aprovechado para armonizar por primera vez el concepto de préstamo fallido, que en cada país se define con unos plazos y condiciones distintas. El baremo utilizado en el examen ha sido un retraso en el pago de 90 días.

Ese plazo, explica Nouy, ha elevado sustancialmente la morosidad reconocida por los bancos europeos. Al comienzo del examen, se reconocieron 55.000 millones de euros en préstamos fallidos. Al final, se añadieron otros 81.000 millones de euros lo que suma 136.000 millones de euros a una cartera dudosa que ya rozaba los 750.000 millones de euros.

El impacto de esa reclasificación ha sido descomunal en Eslovenia o Grecia, donde han pasado a dudosos el 32% y el 22% de los créditos revisados, respectivamente. Pero el efecto también ha sido considerable en Finlandia (19%), Austria y Holanda (17% cada uno), muy lejos de los dos países más rigurosos. Alemania (6%) y España (7%).

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