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Estas son las conclusiones de un reciente estudio en Reino Unido

Los libros electrónicos incentivan la lectura y no perjudican las ventas de libros impresos

La consultora Mintel ha publicado un interesante estudio sobre el mercado de los libros británicos y la incidencia que ha tenido en él el boom que se ha experimentado en este país con la llegada de los ebooks y dispositivos como el Amazon Kindle o el Nook de Barnes & Noble.

En este sentido señalan que cerca de uno de cada cuatro (26%) de los consultados que compraron un lector de libros electrónicos han incrementado la cantidad de libros que leen de media. Es evidente que el menor precio de los ebooks tiene un papel importante, de hecho es la razón que esgrimen para este incremento de compras que, por otra parte, es especialmente destacable en el grupo de edad de entre 16 y 24 años, donde cuatro de cada diez manifiestan esta opinión.

Sin embargo, a pesar de que su consumo de libros ha aumentado, y por tanto la venta de estos, tres de cada diez señalan que prefieren los libros impresos, pero el coste entre las ediciones es lo que decanta su decisión. De hecho, el 23% declara que los libros impresos cuestan demasiado y un 16% piensa que los ebooks también deberían ser más baratos. Y es que el 42% de los usuarios afirman que no les importa tanto el formato sino el precio de los libros de bolsillo, que es lo que decide su compra al fin y al cabo.

Las ventas de libros electrónicos en Reino Unido se espera que sigan aumentado en 2014, alcanzando una cifra estimada de 340 millones de libras al cierre de este frente a los 300 millones de libras que obtenían en 2013, un crecimiento del 12%. Ahora bien, las ventas de libros impresos se mantendría en los 1.400 millones de libras, una cifra similar a la del año pasado, por lo que, en términos generales, la industria editorial británica facturará más en 2014 con la suma de ambos negocios, que en años anteriores. Y recordemos los menores costes de manufacturado y distribución que tiene el libro electrónico.

Por otra parte, los clientes que se han hecho con un eReader para su día a día, no se pueden dar como "por perdidos" para las ventas de libros impresos. Todo lo contrario ya que 7 de cada 10 (70%) de los que poseen un lector de libros electrónicos, al mismo tiempo, compraron durante el año pasado libros impresos. Por el contrario, sólo el 30% de los que se les puede considerar lectores de libros impresos, de forma habitual, se hicieron con una edición digital de un libro. Estos mismos indican que aunque les gusta más leer sobre papel, la comodidad de los soportes digitales para las vacaciones o los viajes son un factor que les lleva a comprar algunas ediciones de este tipo.

Y es que con el 31% de la población británica que reconoce tener un eReader, las ventas de estos dispositivos han caído en cinco puntos frente al año pasado, sugiriendo un estancamiento en este sentido y, sobre todo, la larga vida que poseen estos dispositivos que reducen su ciclo de renovación.

La cultura no se destruye, se transforma la forma de consumirla

En definitiva, las cifras de Mintels indican que, lejos de ser dos bandos irreconciliables, el libro electrónico y el de papel están condenados a coexistir y de su convivencia surgen muchas más oportunidades que peligros. Como todo cambio, asusta a algunos y, no hay que engañarse, afecta a otros, pero igual que la televisión no acabó con la radio o el cine con el teatro, los libros electrónicos son sólo un capítulo más en la industria editorial, no el fin de la misma ni de la distribución de obras literarias.

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