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Julio Gómez Pomar

Un negociador de temple

Julio Gómez Pomar.
Julio Gómez Pomar. Hogue

A medida que sus allegados le van describiendo, la imagen que uno se va formando de Julio Gómez Pomar, el nuevo secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, es la de un hombre tranquilo. A diferencia, sin embargo, del protagonista del clásico del cine de John Ford (1952), este madrileño de 57 años no pelea a puños con sus contrincantes. Lo suyo es la negociación, el diálogo. Un directivo con visión, según alguien que ha trabajado codo con codo con él durante sus más de dos años al frente de Renfe.

Gómez Pomar se hizo cargo de los destinos de la compañía de ferrocarriles en enero de 2012. Y ha aprendido y disfrutado mucho en ella. Se marcha con una sola pena, no rematar el trabajo emprendido. Y es que la determinación a la hora de tomar decisiones, de llevarlas a cabo y de concluir lo empezado es otro de los rasgos de carácter del nuevo número dos del Ministerio de Fomento.

Una anécdota narrada por uno de sus colaboradores, durante su gestión a cargo de uno de los iconos del sector público, refleja bien su sentido del humor. Ese que todos los que le conocen destacan y que algunos clasifican de medio socarrón, medio británico. En una conferencia del sector ferroviario, Gómez Pomar se arrancó con estas palabras: “No me atrevo a hablar delante de tanto experto y eso que, ahora, al menos sí que sé que, cuando me hablan de catenarias, tengo que mirar hacia arriba y que, cuando se refieren al balasto, lo tengo que hacer hacia abajo”, cuentan que les dijo. Luego, habló con profundidad y conocimiento de causa.

Desde muy pequeño, Gómez Pomar estuvo en contacto con la cultura británica. Sus padres le mandaban de intercambio los veranos. Y él aprovechaba para sacarse unos peniques. Con 10 años, en uno de sus primeros viajes, el que fuera un niño decidido y sereno se puso a repartir periódicos con una bicicleta por su barrio. Al más puro estilo de esa imagen tan repetida en la cinematografía anglosajona.

Con tranquilidad y calma, además de mucha ilusión y conciencia de que puede aportar en un ministerio “complejo” y de envergadura, encara su nuevo cargo, según sus conocidos, este exjugador del Estudiantes. Gómez Pomar acudió a las aulas del instituto público Ramiro de Maeztu, cantera de muchos de los jugadores de este equipo capitalino de baloncesto.

Terminado el instituto, sus pasos se dirigieron a la facultad de Económicas de la Universidad Complutense. Luego vendría un máster en administración pública en Harvard. Lo de la cosa pública le venía en los genes. O, al menos, lo respiró desde pequeño en casa. Gómez Pomar es nieto, hijo y hermano de funcionarios. Su abuelo paterno y sus padres trabajaron en el Instituto Nacional de Estadística.

La lista de puestos que este aficionado al toreo –le gusta Finito de Córdoba y se vuelve loco con José Tomás– ha ocupado en la Administración Pública es extensa. Gómez Pomar ha ejercido como director general del Instituto Nacional de la Seguridad Social, director general de la Tesorería General de la Seguridad Social, director general de Fondos Comunitarios y Financiación Territorial del Ministerio de Hacienda y secretario de Estado para la Administración Pública.

Y ha desempeñado estos cargos tanto con el partido socialista como con el popular. Gómez Pomar tiene un perfil técnico, no político, señala alguien muy cercano a él. “La ecuanimidad y el no ser nada sectario le caracterizan. Pregúntele a quién quiera de cualquiera de los dos grupos políticos y verá como están de acuerdo en este punto”, insiste esta persona.

El que es la nueva mano derecha de Ana Pastor posee además una faceta didáctica. Ha impartido como profesor en el IE Business School y ha dirigido el centro de innovación del sector público de esta escuela de negocios y PricewaterhouseCoopers. De ahí le viene el dominio del escenario, de la puesta en escena, y la capacidad de liderar un debate y de organizar y explicar los temas de manera estructurada y sencilla de la que hablan sus colaboradores. “Se gana al auditorio”.

Su especialidad como docente, la negociación. Sobre ella versa su tesis doctoral, presentada en la Complutense, y su libro Teorías y técnicas de negociación, publicado por la editorial Ariel en 2004. Su gran preparación en este terreno le ayuda a ponerse en el lugar del otro, a anticiparse a él y a las situaciones conflictivas, comentan quienes le han visto en acción.

A lograr esta ventaja estratégica, tal vez contribuyan dos elementos. Uno, la lectura voraz de ensayos y literatura centrada en el comportamiento humano. El novelista Pío Baroja es uno de sus autores de cabecera. Y otro, el conocimiento de un deporte tan táctico y tan de equipo como el rugby, al que jugó y del que sigue siendo un apasionado.

En una entrevista publicada por este diario un año después de que se pusiera al frente de Renfe, Gómez Pomar bromeaba diciendo que había sido más de Scalextric que de Ibertrén. Ahora, bregará con carreteras, estaciones de tren y aeropuertos.

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