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Tribuna
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Administraciones Públicas y Big Data

Antoni Gutiérrez-Rubí

La economía de los datos y el desarrollo de servicios y productos a su alrededor será un factor determinante en la economía. La velocidad con la que crecen los datos es vertiginosa. Se estima que la cifra se dobla cada dos años y según, el informe Ericsson Mobility Report, su tráfico creció un 60 % entre el segundo trimestre de 2013 y el de 2014. En 2020, habrá 50.000 millones de conexiones de personas, procesos, datos y objetos en Internet. El gran flujo de datos (Big Data), fruto de la interacción en red, cambia la visión sobre los problemas, el alcance de las soluciones y el modelo de gestión pública. ¿Están las Administraciones Públicas (AAPP) preparadas para digerir, comprender, analizar, e interiorizar este volumen disruptivo de datos sociales y económicos? Se trata de un gran reto, pero también de una oportunidad para que saquen un mejor rendimiento al enorme potencial de conocimiento que tienen los datos cuando se analizan.

1. Conocimiento. El conocimiento y el análisis de estos grandes volúmenes de datos cambiarán nuestra percepción de la realidad y sus relaciones. Nos permitirá identificar patrones de comportamiento y plantearnos nuevas hipótesis en la siempre exigente relación entre la eficacia y la eficiencia. Abrirá nuevas miradas a los problemas, las causas, y sus consecuencias. Y ofrecerá nuevas visiones para la gestión eficiente (y limitada) de los recursos públicos. Abrir los datos públicos (open data) sólo es un primer paso.

2. Nuevas cartografías. La necesidad de visualización de este mar de datos ofrecerá nuevas ideas, al tener nuevas visiones. La narrativa textual y numérica necesita nuevas miradas interpretativas. El visual thinking (el pensamiento visual) aplicado a la gestión pública es una oportunidad para explorar y recorrer alternativas y posibilidades que descubren nuevas soluciones al ver las capas de información y relaciones que esconde la realidad. Necesitamos pasar de los mapas a los ecosistemas. De los excel a las redes. De la opinión pública a la opinión compartida.

3. El gobierno móvil. La gestión profunda del big data público nos permitiría una concepción móvil del servicio e información públicos. Multiformato, multipantalla y multicultural, sin concesiones. On y off integrados. La tecnología ya no es una elección sino una obligación para interactuar con los ciudadanos. Esta realidad cambia las ecuaciones de los formatos, las tipologías y los resultados de las relaciones entre usuarios-ciudadanos y las AAPP, otorgando a los primeros un nuevo protagonismo. España es el país europeo con más usuarios de smartphones, según el informe de Accenture y AMETIC. Somos más móviles que nadie y nuestra pantalla principal de entrada a internet ya es móvil, gracias al extraordinario crecimiento de las APPs.

4. Innovación pública. Este volumen de datos públicos debe impulsar la innovación de los servicios públicos y la colaboración público-privada. Obviamente, también, para profundizar en nuevas formas para la gobernanza y la gestión y concepción de lo público como un espacio de intersección creativa orientada al bien común. Las AAPP deben estar dispuestas a favorecer estas condiciones naturales que permitan incubar y hacer crecer un ecosistema favorable a la innovación.

5. La colaboración. Este big data público genera también un nueva concepción de la política y de la cosa pública. Evgeny Morozov, en su artículo Regular la batalla por la información, aseguraba: “¿Cómo podríamos hacer las cosas de un modo diferente? Una opción podría ser la de manejar el gráfico social (nuestras muchas conexiones superpuestas con otra gente) como una especie de institución pública, con reguladores estatales que aseguren que todas las compañías tienen igual acceso a esa información crucial”.

Las AAPP no pueden desaprovechar el enorme caudal de talento social que se encuentra entre los pliegues y capas digitales de este mar de datos. Las dificultades sociales y políticas a las que debemos enfrentarnos exigen que el talento y la creatividad latentes en la sociedad penetren y revitalicen la gestión pública. Debemos aprender todos que ya no se puede gestionar lo público de manera eficaz y eficiente sin un esfuerzo colectivo que haga repensar los servicios públicos desde la práctica usuaria, redimensionando las estructuras y los dispositivos, con un impulso a la cultura social del procomún para hacer sostenible lo público.

* Artículo basado en la intervención del autor en Digital Leader. El cliente tiene la palabra, evento anual de CIONET España en colaboración con Esade Alumni.

Antoni Gutiérrez-Rubí es Asesor de Comunicación.

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