_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De Europa doméstica a Europa global

Se han producido algunos indicios tangibles de que la confianza está retornando lentamente a Europa, aunque los datos recientes relacionados con la industria y el producto interior bruto (PIB) no han sido especialmente destacables. La tasa de desempleo en Europa, aunque todavía en niveles elevados en comparación con los promedios históricos, ha comenzado a disminuir. Las ventas de automóviles nuevos también están aumentando, ya que la seguridad en el empleo facilita mucho las decisiones de compra. Existen, no obstante, diversos obstáculos importantes a superar, entre ellos el impacto de las tensiones en la crisis de Ucrania.

El crecimiento sigue siendo frágil en Europa, lo que ha llevado al Banco Central Europeo (BCE) a poner en marcha recientemente un paquete de medidas destinadas a acelerar el crecimiento. Si bien la intervención del BCE podría estimular una recuperación lenta y progresiva, puede que no sea la “varita mágica” que muchos analistas esperan. La inflación se ha mantenido en niveles obstinadamente bajos, en parte por la fortaleza del euro, lo que ha generado temores por el riesgo de deflación. Pero Europa no es la única que lucha por resolver los problemas estructurales que impiden el crecimiento; se trata de un problema mundial. El BCE confía en asistir a cierta depreciación del euro en el segundo semestre de 2014, lo que ayudaría a los exportadores. Es fácil que los inversores sientan pánico sobre Europa al leer las noticias y observar el incierto contexto macroeconómico. Pero creemos que se trata de una reacción equivocada. La incertidumbre crea desajustes en los precios del mercado, y esto proporciona una oportunidad para los selectores de acciones para generar alfa.

Uno de los puntos fuertes de Europa sigue siendo el hecho de que algunas empresas de la región son en muchos casos líderes mundiales.

El alcance mundial de las empresas europeas y la amplitud de sus fuentes de ingresos permiten a las carteras de renta variable europeas ajustarse hacia empresas con exposición a esas regiones que ofrecen las oportunidades más atractivas. En los últimos 18 meses, nos hemos centrado más en la “Europa doméstica”, manteniendo empresas valoradas a precios atractivos con operaciones orientadas al ámbito nacional. Sin embargo, la incertidumbre económica reciente ha provocado que algunos inversores macro recorten su exposición a Europa, y creemos que esto ha creado una nueva oportunidad para invertir en nombres globales a precios atractivos. En el ámbito corporativo, asistimos a una presión creciente sobre las empresas con abundante liquidez para que inviertan el capital en operaciones de fusiones y adquisiciones o lo reviertan a los inversores a través de dividendos. No nos sorprendería, en esta fase alcista ya avanzada pero todavía muy fuerte, asistir a un auge en la actividad de fusiones y adquisiciones en acciones de gran capitalización. Esto, junto con la separación de los factores macro y microeconómicos, hace que seamos particularmente optimistas sobre el potencial de los mercados de renta variable para moverse al alza en los próximos meses.

Después de la crisis financiera, Europa ha registrado un aumento en la correlación entre los resultados de los ganadores y los perdedores de las Bolsas europeas. Las acciones buenas y malas se movían al unísono casi siempre con independencia de su calidad o valor. Esto erosionó el valor que los gestores de fondos pudieron añadir a través de una acertada selección de acciones. No obstante, desde principios de 2012, esta tendencia se ha invertido, y las correlaciones entre los precios de las acciones han retrocedido hasta alcanzar su media a largo plazo. Esto ha creado mejores condiciones que permiten a los gestores activos registrar resultados superiores a través de una buena selección de acciones. El descenso de la correlación es comprensible. A medida que la crisis remite, se presta menos atención a la situación macro y más a los fundamentales de las empresas, entre los cuales se incluyen los beneficios. La recalificación de la renta variable europea de momento ha estado motivada por el ratio precio/beneficio (PER), aunque el recorrido expansivo de los márgenes ha perdido fuerza en gran parte. Todavía no hemos visto el crecimiento de los beneficios con que tanto se contaba que justificarían nuevas alzas. El crecimiento de los beneficios fue decepcionante en 2013 y creemos que la evolución del mercado dependerá en última instancia de que se cumplan o no las estimaciones optimistas para 2014 y 2015.

John Bennett es Gestor de renta variable de Henderson

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_