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Antes del lanzamiento de la primera versión de pruebas

Diferencias entre Windows 10 y Windows 8

Windows 10 ya es una realidad y llega con la férrea intención de evolucionar a sus antecesores y mejorar sus posibilidades. Microsoft ha desvelado ya las principales innovaciones de esta nueva versión de su sistema operativo, que supone un cambio con respecto a Windows 8. Repasamos las principales diferencias entre ambos para conocer el alcance del trabajo de Microsoft con Windows 10.

La distancia entre la actual versión de Windows y la nueva desvelada ayer por Microsoft va más allá del salto en su denominación. Finalmente es Windows 10 el nombre escogido por la compañía, que ha apostado por distanciarse de su actual sistema operativo. Más allá de buscar una denominación más “redonda”, lo cierto es que Windows 10 pretende ser mucho más que su antecesor.

La primera diferencia entre ambos sistemas es más una evolución que un aspecto que los haga totalmente distintos. Se trata de la idea de convergencia en que se ha basado Microsoft para el desarrollo de Windows 10. El nuevo sistema está pensado para ser explotado en todo tipo de dispositivos, una idea ambiciosa que puede ser clave para el futuro de la plataforma. La idea de Microsoft es que Windows 10 y los contenidos y aplicaciones que ofrece sean válidos para ordenadores, tablets, teléfonos e incluso sistemas de hogar inteligente.

Esa búsqueda de un sistema “para gobernarlos a todos” es un concepto que puede ser fundamental, ya que hace a Windows 10 muy atractivo para desarrolladores y consumidores. Los desarrolladores verán que al crear una aplicación para Windows 10 se puede explotar en todo tipo de dispositivos, de manera que no hay que adaptar versiones específicas para ordenadores, tablets o teléfonos. Para los consumidores sucede algo similar y podrán disfrutar de un gran catálogo de contenidos y de opciones de conexión multiplataforma.

Windows 8 ya buscaba esa convergencia, pero no llegaba al nivel de Windows 10. De esta forma, la primera diferencia entre ambos llega en su base y supone una evolución clave para el sistema. Ahora queda por ver si la idea de Microsoft se traduce realmente en una plataforma universal y funciona de forma tan prometedora como aparenta.

Regresa el menú de inicio

La segunda diferencia fundamental es el regreso del menú de inicio, que en Windows 10 toma un protagonismo considerable. Se trata de uno de los elementos más clásicos de Windows y la compañía ha querido revisarlo en esta nueva versión de su sistema operativo.

Los usuarios van a volver a tener a su alcance un menú que facilita la navegación y el acceso a los contenidos. Su desaparición en Windows 8 generó el descontento de parte de los usuarios y por ello Microsoft lo ha vuelto a disponer en Windows 10. Así, se convierte en una diferencia entre los sistemas, que permite a Windows 10 comenzar con un grado mayor de aceptación.

La introducción del menú de inicio de nuevo en Windows 10 va más allá del regreso de un clásico muy popular. Microsoft ha buscado mantener la apuesta por una interfaz visual que ya desarrolló con Windows 8. Así, parte del menú de inicio de su nuevo sistema responde a la ya conocida interfaz Metro, que se basa en Tiles o casillas para facilitar el acceso a los contenidos.

De esta manera, el menú de inicio se convierte en un elemento que diferencia a Windows 8 de Windows 10 pero que también funciona como transición entre los diseños de ambos sistemas. Así, Microsoft conseguiría dar más sentido a Metro, respondiendo a las peticiones de la comunidad de usuarios pero manteniendo su idea de una navegación distinta.

Aplicaciones y multiventana

Las diferencias entre los dos sistemas también se producen a la hora de ejecutar aplicaciones y contenidos. Windows 10 vuelve a apostar por las ventanas, también para ejecutar aplicaciones. Se trata de una diferencia importante con respecto a Windows 8 y confirma que Microsoft ha pensado ahora más en los usuarios de escritorio. Las aplicaciones que se ejecutan se presentan en ventanas, permitiendo que el menú y la barra de inicio no desaparezcan.

Relacionada con la diferencia anterior, otra novedad que hace que Windows 8 y Windows 10 sean distintos es la posibilidad de disfrutar de pantalla partida. El objetivo es que los usuarios puedan trabajar con múltiples aplicaciones de forma simultánea. El hecho de que las aplicaciones se ejecuten en ventanas es clave para este propósito y Microsoft permite dividir la pantalla en hasta cuatro partes para mantener ese mismo número de aplicaciones en funcionamiento al mismo tiempo.

Esas dos posibilidades que llegan a Windows 10 y que lo diferencia de Windows 8 prometen mejorar la navegación y la productividad. El sistema gana inteligencia y según Microsoft sugerirá contenidos para completar los que ya se están utilizando, otra diferencia que da valor a Windows 10 sobre Windows 8.

Nueva organización y control

Por último, las diferencias de Windows 10 y Windows 8 también se traducen en un mayor control sobre los procesos en funcionamiento y en opciones pensadas para una mayor organización. Con Windows 10 se trata de ofrecer soluciones a los usuarios pensando en que utilizarán un gran volumen de aplicaciones de manera simultánea.

Si bien el menú de inicio parece estar pensado para los usuarios de escritorio, las dos siguientes mejoras y diferencias con respecto a Windows 8 suponen un intento de convergencia con respecto al mundo móvil.

Para facilitar la organización de contenidos en ejecución, Microsoft ha introducido la posibilidad de crear múltiples escritorios. Se trata de una novedad con respecto a Windows 8, que ya se ha podido ver en otros sistemas operativos como Linux. La idea es que los usuarios puedan crear escritorios para organizar los procesos en desarrollo. Así, más allá de permitir partir la pantalla, cada escritorio puede estar dedicado a una actividad y a un grupo de aplicaciones y contenidos. El objetivo claro es mejorar la organización y que siempre se pueda acceder a un escritorio despejado si se necesita.

Dado que se permitirá ejecutar aplicaciones de forma simultánea y que habrá la opción de crear distintos escritorios, es casi obligado disponer de una herramienta para ver los procesos en funcionamiento. Windows 10 introduce un nuevo botón de vista de tareas, que es otra gran diferencia con respecto a Windows 8.

Este nuevo botón, que no estaba disponible en Windows 8, permitirá saber los documentos y aplicaciones que se están ejecutando y facilitará el acceso a ellos. La navegación mejora así con respecto a Windows 8 y Microsoft consigue un sistema que puede funcionar igual de bien en ordenadores que en teléfonos y tablets.

Estas son las diferencias iniciales entre los dos sistemas, pero se esperan más. Hoy 1 de octubre Microsoft lanzará Windows 10 Technical Preview y entonces se podrá probar el sistema e identificar más cambios con respecto a Windows 8.

Como punto de unión, ya que no todo son diferencias, hay que destacar que las especificaciones técnicas mínimas que Windows 10 requerirá coinciden prácticamente con las de Windows 8. En concreto, habrá que disponer de equipos con procesador de 1 Ghz como mínimo y memoria RAM de 1GB para la versión de 32 bits. Encuanto a la capacidad de almacenamiento mínima se sitúa en 16 GB.

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