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Cómo conseguir que una empresa fabrique, construya y ofrezca algo interesante

Aprender a crear una ‘start-up’ en un fin de semana

Lanzar un producto o servicio sin haberlo probado y que no interesa a nadie y no contar con un equipo adecuado son solo dos de los muchos motivos que avocan a la mayoría de las start-ups a su desaparición en el primer año de vida. Para ayudar a los emprendedores a conocer los secretos que les permitirán avanzar con sus ideas empresariales se ha celebrado en Madrid el pasado fin de semana una nueva edición de Lean Startup Machine, un movimiento fundado por Trevor Owens que enseña en tres días a jóvenes emprendedores e innovadores cómo construir productos disruptivos, es decir, que atienden necesidades de un mercado que no ha sido abordado. 

En esta convocatoria, que ha llegado por segunda vez a España después de recorrer distintas capitales, los participantes han acudido para aprenden, a través de diferentes grupos de trabajo y talleres, cómo conseguir que una star-tup fabrique, construya y ofrezca algo que interese a los clientes y cuáles son las claves para que un proyecto de nueva creación tome la dirección correcta no solo para sobrevivir sino, lo más importante, para consolidarse. El objetivo, por tanto, es ofrecer herramientas reales que ayuden a emprendedores a materializar sus proyectos en poco tiempo y con una inversión muy reducida.

“Para que una start-up pueda salir adelante es importante la idea, pero lo es aún más el talento y el equipo que hay detrás. De hecho, un 96% de los inversores reconoce que los buenos equipos son clave para tomar la decisión de invertir más en un determinado proyecto. Sin embargo, un 75% afirma que le resulta difícil encontrar proyectos bien gestionados”, explica Marta Díaz Barrera, fundadora de Talentoscopio y participante como mentora en la edición de este año de Lean Startup Machine, que se ha celebrado en las instalaciones de Wayra en la Gran Vía madrileña.

Han sido tres días intensos en los que más de 40 emprendedores, que no se conocían de nada, han dispuesto de 30-40 segundos para exponer un problema, no para contar su proyecto. De entre todos los problemas, se votaron y se eligieron diez sobre los que se trabajó durante todo el fin de semana.

Una parte indispensable de esta metodología, según Marta Díaz Barrera, es que los emprendedores salgan a la calle “para recibir feedback de clientes potenciales (la Gran Vía da mucho juego por lo heterogéneo del perfil de las personas que pueden encontrarse)”. Al volver a entrar en el edificio, se ponen en común las impresiones recabadas y se toman la decisión de seguir adelante o de pivotar (cambiar de enfoque). “Varios grupos cambian en este momento completamente de idea y vuelven a empezar”, señala Díaz Barrera.

El fin de semana finaliza con la presentación de cada proyecto ante un jurado, que valora el trabajo realizado por el grupo y la viabilidad de proyecto. “Algo importante a tener en cuenta es que puntúan más los que presentan prototipos (web hecha, landing page, aplicación en el móvil)…, también quienes hayan conseguido visitas en la nueva web, hayan logrado vender o tengan un mail de compromiso de venta en cuanto salga el producto o servicio a la calle”.

Marta Díaz Barrera destaca los proyectos creados: una caja de cosmética con muestras de marcas conocidas que las mujeres viajeras encontrarán en la habitación del hotel para viajar sin preocuparse por las restricciones del equipaje de mano o para cuando se les olvide algún producto; un buscador de residencias de tercera edad; una pulsera para avisar a los familiares de que alguien de su entorno sufre una crisis epiléptica para poder actuar cuanto antes; un proyecto que permite unir a usuarios que no estén contentos con marcas determinadas para que sean ellos los que marquen las pautas; creación de comunidades para fomentar el crowdfunding; aplicación para el ocio nocturno que permita saltarse las colas a la entrada de los locales…#LSMenWayra

 

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