_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El inversor ante las cuentas del Estado

Los Presupuestos Generales del Estado para 2015 presentados por el Gobierno siguen la línea de los dos últimos ejercicios: control del gasto (+0,3%) y aumento moderado de los ingresos, que crecen algo por encima del crecimiento de la economía. La principal novedad es que esta vez el crecimiento de los ingresos (+3,0%) viene propiciado básicamente por el crecimiento de la economía (+2,7% nominal) y no tanto por las subidas de impuestos.

Una primera característica importante de los Presupuestos, por tanto, es que se mantienen dentro de la ortodoxia del proceso de reducción del déficit. Esto permite proyectar que la deuda pública española tocará techo en 2016 ligeramente por encima del 100% del PIB, para empezar a declinar en años siguientes.

La consecuencia directa del control del déficit y la deuda pública es que la prima de riesgo de España seguirá reduciéndose, reforzándose así el escenario de rentabilidades muy bajas en todos los plazos de la curva. El inversor español tiene que asumir que la rentabilidad de los productos financieros de bajo riesgo a corto plazo (depósitos bancarios, letras del tesoro, bonos a menos de cinco años…) se va a mantener cercana a cero. Por otra parte, rentabilidades a plazos más largos que se sitúan en el entorno del 2,5% actualmente podrían mantenerse o incluso reducirse aún más en los próximos meses. En un entorno de inflación cercana a cero, pueden ser una alternativa de inversión atractiva para inversores enfocados al ahorro a largo plazo.

En un entorno de rentabilidades muy bajas de los activos sin riesgo, políticas monetarias laxas y crecimiento moderado de la economía, los activos de riesgo deberían seguir teniendo un comportamiento muy positivo. Tanto los bonos corporativos high yield como las acciones, que ofrecen rentabilidades bastante superiores a los activos sin riesgo, se convierten en las clases de activos más atractivas. Lógicamente cada inversor tiene que adecuar su asignación de activos a su perfil de riesgo y circunstancias personales.

Desde un punto de vista macro, los Presupuestos favorecen un moderado aumento de la renta disponible para las familias por la rebaja de IRPF en las rentas medias y bajas. Más difícil es anticipar si esa mayor renta se va a dirigir a reducir deuda, a un mayor consumo o bien al ciclo de ahorro/inversión. La economía española necesita de un moderado aumento del consumo de las familias, pero sin reducir demasiado la tasa de ahorro para evitar volver a caer en la dependencia de la financiación exterior. En todo caso, la menor apelación del Estado al ahorro del sector privado, por la menor emisión de deuda, debería favorecer un aumento de flujos hacia el sector corporativo en general.

Como ha sucedido durante 2014, cabe esperar que la mayoría de estos flujos se dirijan hacia productos de inversión enfocados al largo plazo. La tradicional preferencia del ahorrador español por los depósitos debería ir dejando paso a una mayor diversificación ya sea a través de fondos o de inversión directa en bonos y acciones.

Nicolás López es Director de análisis. M&G Valores

Archivado En

_
_