_
_
_
_
_
El Foco
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crédito: objetivo central del BCE

Hoy se celebra la primera subasta de liquidez del BCE a la que podrán acudir los bancos de la eurozona con la condición de que se destine a conceder crédito al sector privado de la economía (excluyendo préstamos para compra de vivienda). Con esta subasta y la siguiente de diciembre, el techo máximo de préstamo con este objetivo específico es de unos 400.000 millones de euros. Una cantidad que, en caso de alcanzarse, supondría un potente antídoto para abrir el grifo del crédito teniendo en cuenta que representa el 7% del saldo vivo actual del préstamo de la banca europea a empresas y familias. Además, será dinero muy barato, con un coste para la banca de solo el 0,15%.

El resultado de esta operación de financiación a plazo más largo con objetivo específico (targeted longer-term refinancing operations, TLTRO) va a aportar información muy valiosa de la posible recuperación del crédito. Pero el hecho de que el BCE dé abundante financiación y a tipos reducidos es condición necesaria, pero no suficiente, para que se recupere el crédito. Hace falta además que la banca tenga demanda solvente de financiación y de que reduzca su aversión al riesgo. Lo primero depende de la rentabilidad esperada de los proyectos de inversión y, por tanto, de la recuperación de la economía. Y lo segundo, de la disposición de los bancos a relajar las condiciones que aplican a los créditos que conceden.

La eurozona está estancada con un crecimiento del PIB del 0% en el segundo trimestre del 2014

Los datos más recientes disponibles muestran que la eurozona está estancada con un crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2014 del 0%, en gran parte como consecuencia de las tasas negativas de Alemania e Italia y por el estancamiento de Francia. Y las propias previsiones del BCE para 2014 son de un modesto crecimiento del 0,9%. Si a estos datos unimos una expectativa de inflación para 2014 de solo el 0,6% (muy por debajo del objetivo del BCE de situarla por debajo, pero cerca, del 2%), se entiende perfectamente el temor del BCE a un estancamiento con muy baja inflación y de las últimas medidas expansivas adoptadas, entre ellas las operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico.

La reactivación del crédito es vital para alejarnos del fantasma de la deflación. El crédito está cayendo a una tasa anual del 1,4% en la eurozona y está en tasas negativas desde mediados de 2012. No obstante, esta cifra promedio enmascara importantes diferencias entre países, como demuestra el hecho de que en España la tasa es del -6,3%. Por tanto, países como España necesitan en mayor medida las acciones del BCE, máxime teniendo en cuenta que el desapalancamiento que están realizando las empresas está siendo más acelerado de lo conveniente.

En el caso de España, el crecimiento del PIB del panel de previsiones para 2014 y 2015 es del 1,3% y 2%, respectivamente, lo que ayudará a que aumente la demanda solvente de financiación. De hecho, los datos más recientes de la evolución del crédito a nuevas operaciones muestra una recuperación del crédito, con un aumento interanual del 13% en operaciones de menos de un millón de euros a las empresas, y con tasas positivas desde finales de 2013. En cambio, en préstamos de mayor importe, el crédito nuevo sigue cayendo, si bien las grandes empresas son mucho menos dependientes de la financiación bancaria.

La opinión de las empresas también indica que está mejorando el acceso al crédito en España, aunque el acceso a la financiación sigue siendo uno de sus principales problemas. Así, según la última encuesta del BCE, el 18% de las pymes españolas declaran que el acceso a la financiación es su principal problema, 5 puntos menos que en la anterior encuesta, pero 4 puntos por encima de las empresas de la eurozona. Además, por fin es mayor el porcentaje de pymes españolas que opina que ha mejorado el acceso al crédito (29% frente al 14% que opina que ha empeorado), algo que no sucedía solo seis meses antes (14% versus 21%). Y de cara al futuro, son optimistas, ya que frente al 20% que cree que mejorará la disponibilidad de crédito, solo el 8% opina lo contrario.

Desde el máximo de 2008, el saldo vivo ha caído un 29%, casi 300.000 millones de euros

También los bancos españoles declaran que por fin han dejado de endurecer los criterios que utilizan a la hora de conceder financiación. Además, y es un elemento muy a tener en cuenta, los bancos perciben un claro aumento de la demanda de crédito, con una diferencia de 20 puntos entre el porcentaje que opina que está aumentando la demanda de las empresas y el que opina lo contrario. Y lo mismo sucede en el crédito para la compra de vivienda o el consumo, con porcentajes netos del 11% y 50%, respectivamente.

A pesar de que estos datos invitan a un cierto optimismo respecto a la recuperación del crédito en España, hay que tener en cuenta que las duras condiciones de los últimos años han pasado una enorme factura. Así, el acelerado desapalancamiento de las empresas se ha debido en gran parte al drástico cierre del grifo del crédito, como demuestra el hecho de que desde el máximo de 2008, el saldo vivo haya caído un 29%, casi 300.000 millones de euros. Y si añadimos a las familias, el recorte es de casi 450.000 millones de euros. Pero no solo es necesario que haya más crédito para afianzar la recuperación y para desacelerar el ritmo de desendeudamiento, sino que sea más barato. Y en este aspecto, las condiciones también están mejorando. En concreto, para préstamos de menos un millón de euros, las empresas españolas pagan un tipo de interés del 4,58%, 98 puntos básicos más que la media de la eurozona. En cambio, en 2013 la diferencia llegó a los 151 pb. La situación es bien distinta para las grandes empresas españolas, que pagan 174 pb menos de interés que las pymes, si bien también más elevado que la media europea (95 pb más).

En resumen, para lograr ese difícil equilibrio de hacer compatible que unas empresas sigan su proceso de desendeudamiento con que haya nuevo crédito para otras empresas con proyectos de inversión rentables, es necesario que sigan mejorando las condiciones en el acceso a la financiación. La demanda solvente se está recuperando en España. Y por el lado de la oferta, tras la brutal limpieza de balances realizada y la mejora de la solvencia, la banca española está en mejores condiciones para dar crédito. En este contexto, bienvenido sea una vez más mister Draghi aportando abundante financiación y barata y con objetivo muy específico. Ojalá que la banca se emborrache hoy de la subasta de liquidez no convencional del BCE.

Joaquín Maudos es catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, investigador del Ivie y colaborador del CUNEF. (Twitter: @JMaudos)

Archivado En

_
_