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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los bonos corporativos, en racha

El escenario extraordinariamente bajista de los tipos de interés de la deuda, con mínimos históricos sucesivos en las últimas semanas y al borde de ser negativos, presenta un marco de financiación que las empresas no deben desperdiciar. Santander ha roto el fuego del nuevo curso con la emisión, cerrada ayer, de 1.500 millones en participaciones preferentes contingentemente convertibles en acciones ordinarias, las conocidas como cocos, a siete años y un interés del 6,25%. La ronda de encuentros con inversores en las principales plazas europeas para sondear el interés del mercado confirmó la demanda y Santander aprovecha así el buen momento que atraviesan los mercados de deuda para colocar esta emisión, la tercera del grupo de este tipo de instrumentos, tras las realizadas en marzo y mayo con elevada demanda del mercado.

Santander ha elegido un producto considerado por los expertos muy adecuado para reforzar el balance, ya que se convierten en acciones si la solvencia de la entidad se situara por debajo de un determinado nivel. Un seguro doblemente acertado en vísperas de los test de estrés que el BCE va a aplicar a la banca continental, con lo que no es descartable que otras entidades aprovechen la oportunidad del momento para seguir los mismos pasos que la entidad que el grupo presidido por Emilio Botín.

Pero no solo a los bancos se le abren aprovechables posibilidades de financiación, porque el atractivo de los bonos corporativos ha ganado incluso más enteros ahora que en la oleada de la primera parte del año. El espectacular entorno, con liquidez abundante y demanda generosa, es terreno abonado para este tipo de productos, bien correspondan a deuda soberana de los Estados o bien a bonos de corporaciones empresariales. Es por tanto una buena oportunidad no solo para obtener financiación destinada a nuevos proyectos, sino también para mejorar el estado de las cuentas con la optimización de los costes financieros, algo que siempre reciben con los brazos abiertos los mercados bursátiles.

Pero quien desee aprovechar para salir al mercado de deuda este momento de alta disponibilidad de los inversores no debe confiarse demasiado en el tiempo. Cierto es que hay ausencia de turbulencias, a pesar de que no faltan incertidumbres como las que llegan desde la situación política de Ucrania o del frenazo de la economía de Brasil, que relativizan la actual tranquilidad de los mercados. Porque no faltan potenciales incertidumbres exógenas que pueden complicar la reanudación de las emisiones, como ya ocurrió en algunos casos en julio. Y todo ello, siempre que el BCE no defraude las expectativas de los mercados este mismo jueves, aunque se quede una vez más sin adoptar medidas definitivas.

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