“El cliente de un hotel ‘low cost’ solo busca dormir”

Nueve hoteles en ocho años. Cinco en Cataluña. El resto, en Valencia, Albacete y Granada. El último de ellos se abrió recientemente en Las Rozas de Madrid. Sidorme es una cadena hotelera en auge que ha revolucionado el concepto de low cost, hoteles de bajo coste pero con un diseño cuidado y moderno. En octubre abrirán otro en la madrileña calle de Fuencarral. Jairo González, nacido en El Barco (Ávila) en 1973, es su consejero delegado. Licenciado en Ingeniería de Caminos por la Politécnica de Madrid, llegó a la cadena hotelera hace un año.

 Pregunta. ¿Cómo nació Sidorme?

Respuesta. Se fundó en 2004. El arquitecto Fernando Rivas tenía la visión de crear una cadena de hoteles low cost a la española y dos años más tarde se construyó el primero de todos, en Mollet (Barcelona). La financiación llegó de la mano del fondo N+1 y 16 family office, la principal de ellas, la familia del Castillo. Estas familias querían crear una cadena hotelera nacional e invirtieron cerca de 22 millones de euros. Y están en buen camino. Hoy, ocho años después, tenemos ya nueve hoteles.

P. ¿Es Sidorme una marca rentable?

R. Para ser rentable necesitas crecer, y para crecer necesitas capital. Y ahora el capital está escondido. En los últimos tres años no hemos conseguido nada de financiación bancaria. Todo el crecimiento ha sido posible gracias a las aportaciones de los accionistas. En estos tres años se han invertido seis millones de euros por parte de los accionistas y se ha amortizado deuda por la misma cantidad. El año pasado entramos en beneficio. Es un modelo sostenible pero necesitas cierto tamaño, y estamos justo en ese momento. Si con diez hoteles creamos un beneficio razonable, el crecimiento puede ser exponencial.

P. ¿Por qué el concepto de low cost?

R.  Ofrecemos únicamente lo que el cliente busca. Muchos hoteles dan servicios que el cliente no aprecia, no busca o no está dispuesto a pagar. Nosotros reducimos esos servicios a la mínima expresión y ahorramos esos costes. Son servicios que el cliente no echa en falta, porque tampoco los quiere.

P. ¿Y qué busca su cliente?

R.  Nuestro cliente suele llevar horas conduciendo en su coche o haciendo turismo por la ciudad. Quiere dormir y descansar, y en eso somos los mejores.

P. ¿La elegancia y los detalles están reñidos con el bajo precio?

R.  Un hotel low cost tiene sus propios detalles. Los que se ven y los que se sienten, los del edifico y los del personal que te atiende. Nuestro diseño es minimalista y sencillo, con habitaciones austeras pero con los elementos y accesorios necesarios. El otro detalle es nuestro personal, gente joven y amable que ha encontrado en Sidorme su primer empleo. Aquí trabajan 60 personas, y de ellas solo cinco habían trabajado en otros hoteles. Es gente que siente sus colores mejor que nadie.

P. Tienen 60 personas para nueve hoteles.

R.  En cada hotel trabajan seis empleados. Un director y cinco recepcionistas. Con seis personas ofrecemos atención las 24 horas del día. El suministro de comida, la limpieza y la lencería (toallas, sábanas, almohadas...) lo llevan empresas externas. El resto del trabajo lo hacen estas seis personas. Es un número suficiente aunque el hotel esté lleno.

P. ¿Cuál es la ocupación media en sus establecimientos?

R. . En los mejores hoteles, la media está en torno al 80%, en los peores, cerca del 60%. La media total es, por lo tanto, positiva. En fechas puntuales, los hoteles se llenan. El de Albacete, durante la feria, alcanza el cien por cien de ocupación. Además estamos muy pendientes de la oferta y demanda del mercado. Hemos vendido la misma habitación a 25 y a 100 euros en diferentes noches.

P. ¿La localización es importante?

R.  Hay dos posibles ubicaciones. O sitios de mucho tráfico que suelen ser nudos de carretera principal, con mucha visibilidad, o zonas con tráfico peatonal. En Fuencarral abriremos en octubre y será el primero en el centro de una ciudad. Es un escaparte que está en el mejor sitio. Además, cada vez que abrimos un nuevo hotel, introducimos una novedad.

P. ¿Cuál será en esta ocasión?

R.  La ubicación, sin duda. Además de las novedades que hemos introducido en el resto de hoteles. En Viladecans (Barcelona) pusimos mucho empeño en el cuarto de baño. El baño de ese hotel no lo tengo yo en mi casa. También hemos ido mejorando poco a poco la insonorización y el blindaje de las habitaciones para que no se pierda calor, algo que nos beneficia tanto a nosotros como al cliente.

P. Como cliente, tres razones para alojarme en Sidorme.

R. Diría que la principal es el precio, pero no hacemos gala ni presumimos de él. Nos sentimos orgullosos de todo lo demás. Una buena cama, una buena ducha, buen wifi y amabilidad, pero también limpieza y comodidad.

P. La mayoría de los hoteles presumen de lo mismo.

R. Pero en nuestro caso la clientela lo confirma. Los sondeos, que hemos realizado, muestran que más del 70% de la gente que prueba nuestros hoteles repite. Nosotros no nos dedicamos a captar nuevos clientes, nos dedicamos a mimar a los que vienen para que vuelvan.

P. ¿Cómo se trabaja con ustedes?

R.  He aprendido muchas cosas que no se ven en el mundo de la ingeniería y la construcción. Aquí he encontrado la mezcla entre lo puramente técnico de un edificio y lo que guarda dentro, el trato a las personas. Por lo demás, me dedico mucho a la expansión, a buscar nuevos espacios y a hablar con los directores de nuestros hoteles.

P. ¿Dónde duerme cuando viaja?

R.  Puntualmente en Sidorme. También me gusta alojarme en los hoteles de la competencia, para coger ideas y ver en qué son mejores. Una rivalidad agresiva y sana es lo que se necesita en el mundo de la hostelería.