Iberia, la firma que nos abrió los cielos

Antes de que los motores a reacción sustituyeran a las hélices o de que los monoplanos se erigieran como el modelo definitivo, Iberia ya estaba surcando los cielos de la geografía española. Viajar en avión es sinónimo de volar en esta aerolínea para quienes todavía recuerdan cuando se podía fumar a bordo. Iberia ha sido de titularidad pública durante buena parte de su historia, ostentando también durante algunos años el monopolio del mercado. Y, cuando dio el salto al mercado privado, tras convivir con más aerolíneas y competir con compañías de todo el mundo, se ha sabido reinventar (dentro del grupo IAG) como la empresa de referencia para volar entre Europa y América Latina.

Todo empezó en 1927. Ese año se firma la escritura de la constitución de Iberia, Compañía Aérea de Transporte. Las primeras rutas de la firma comprendían las ciudades peninsulares, las Islas Canarias y algunos puntos de la costa africana (España todavía conservaba el protectorado de Marruecos). Alfonso XIII presidió el acto de inauguración del primer vuelo comercial de Iberia (Madrid-Barcelona). Esa línea comenzó con tres aviones Rohrbach Roland, unos trimotores con capacidad para diez pasajeros y dos tripulantes. Los asientos eran de mimbre y alcanzaba una velocidad punta de 205 km/h.

La compañía no empezó a volar fuera de territorio español hasta que concluyó la Guerra Civil. En los años cuarenta se incorporaron a las rutas de Iberia destinos como Londres, Lisboa, París y Roma.

En 1946 un avión de la aerolínea cruza por primera vez el Atlántico. Iberia se convertía así en la primera compañía que establece, después de la Segunda Guerra Mundial, un servicio aéreo entre Europa y América del Sur. Y ponía de este modo el primer ladrillo de su puente permanente con las Américas, que le ha convertido en la actualidad en la aerolínea con mayor oferta de destinos y vuelos sin escalas a la región. Fue a raíz de la apertura de estos vuelos de larga distancia cuando la empresa contrata a las primeras azafatas. En la siguiente década se sobrepasaría el medio millón de pasajeros y se entraría en Norteamérica. La línea Madrid-Nueva York fue la primera que se abrió en Estados Unidos.

La incorporación de los aviones a reacción, que suceden a los de hélice, supuso un punto de inflexión muy importante en la evolución de Iberia. En 1961, Iberia recibe sus primeros DC-8, considerado el rey de las largas distancias: Nueva York, Caracas, San Juan de Puerto Rico, México, La Habana y Buenos Aires se acercan un poco más a Madrid.

La experiencia del cliente

A partir de los años setenta, la compañía empieza a orientarse hacia el cliente, lanzando servicios novedosos para la época. Es el caso del Puente Aéreo, nombre tomado de la jerga militar, que se estrena en 1974 y se revela como un modo eficaz de hacer frente a la elevada concentración de pasajeros en la ruta a determinadas horas del día.

En 1991 nace Iberia Plus, el primer programa internacional de fidelización de clientes en Europa. Y cinco años más tarde se estrena iberia.com, uno de los primeros sitios web relacionadas con una aerolínea. En 1999 se integra en Oneworld, alianza que hoy aglutina cerca de 900 destinos en unos 160 países.

La entrada al siglo XXI comienza con la privatización de la compañía. El 3 de abril de 2001, con su salida a Bolsa, deja de ser propiedad del Estado español. Y en enero de 2011 se integra en IAG, el sexto grupo aéreo del mundo.

Iberia es hoy la compañía líder en las rutas entre Europa y Latinoamérica. Vuela a más de 100 destinos en 38 países de Europa, América, África y Oriente Medio. Junto con su filial Iberia Express y su franquiciada Iberia Regional Air Nostrum, ofrece alrededor de 600 vuelos al día con una flota de cerca de 130 aviones. La compañía ha transformado recientemente su imagen para adaptarse a los nuevos tiempos, aunque nadie olvida que a bordo de sus aviones se ha escrito parte de la historia de este país.