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Tribuna
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Golpe de chapa, problema resuelto

Siete y media de la mañana. Demasiado tráfico y una reunión a primera hora. Venga, venga, muévete… ¿Pero qué…? ¡Bam! ¡Ufff, lo que faltaba! ¡Nos hemos dado! Esta es una escena cotidiana en cualquier población española. Ocurre 4.700 veces cada día; una vez cada 18 segundos. No hay víctimas, pero sí daños en los vehículos. El resultado, unos meros golpes de chapa que, sin embargo, son un engorro para los implicados. Toca dar parte, llamar a la grúa y llevar el coche al taller. Pero poco más porque, gracias a las aseguradoras, el rosario de tareas para volver a tener el coche a punto se ha simplificado. Al máximo.

Hace algo más de 25 años que las compañías de seguros crearon los llamados convenios de indemnización directa. Estos protocolos (conocidos en el sector como Cide y Ascide) han logrado una mejora radical en España en la resolución de siniestros leves de tráfico.

Hasta que aparecieron, a finales de los años ochenta, incluso la resolución de un siniestro insignificante podía llegar a ser una odisea. Llevaba entre 70 y 100 días de media, porque para reparar había que saber quién pagaría; y para saberlo era necesario dirimir quién había tenido la culpa. Y esto era malo para todos. Para el propietario del vehículo, porque tenía que armarse de paciencia hasta recuperar su coche o adelantar el dinero de su propio bolsillo si lo necesitaba pronto. Y para la aseguradora, porque su reputación quedaba en entredicho al no prestar un servicio rápido, útil y eficiente. Los convenios de indemnización directa acabaron con esta situación. Ahora los vehículos vuelven a circular por las calles en lo que tardan en ir al taller y ser peritados y reparados. Apenas una semana. Por el camino se han eliminado engorrosos papeleos, trámites burocráticos y, no menos importante, pleitos indeseados.

Los convenios han reducido a la mínima expresión la litigiosidad entre los implicados en accidentes leves de tráfico. Cada año se producen en España 1,7 millones de colisiones donde solo hay daños de chapa. Es decir, sin heridos ni fallecidos. En estos se ven implicados cerca de cuatro millones de vehículos. Pues bien, a pesar de la envergadura de estas cifras, apenas 85.000 casos buscan dirimirse en los juzgados. Un testimonial 4,2% del total. El otro 95,8% de los siniestros se resuelve de forma amistosa y rápida.

La bondad de los convenios de indemnización directa en siniestros entre vehículos es evidente. Ganan los 26,3 millones de conductores que circulan por el país porque tienen sus vehículos disponibles mucho antes. Ganan los juzgados porque se les ahorra una carga de trabajo apabullante y prescindible. Gana la ciudadanía porque se evita saturar la justicia con causas que son perfectamente solubles por vías amistosas. Y también ganan, hay que reconocerlo, las propias aseguradoras porque un siniestro pendiente de resolver es más caro que uno liquidado con diligencia. Y lo que es más preocupante, también es una potencial fuente de problemas con los clientes.

Pero estas no son las únicas bondades que entrañan los convenios Cide y Ascide. Estos protocolos se han traducido, al reducir el coste de la siniestralidad, en una bajada de la prima media que pagan los asegurados. El coste del seguro del coche disminuyó un 12% entre 1994 y 2004. ¿Y qué ocurrió en 1994? Aquel año entró en funcionamiento Cicos, el protocolo informático que articula estos convenios. Esta plataforma tecnológica revolucionó la resolución de siniestros en España. Actualmente, prácticamente todas las compañías de seguros recurren a esta herramienta para resolver expedientes abiertos con otras entidades.

Cide, Ascide y Cicos han sido algunos de los mecanismos de los que hace uso la industria aseguradora para agilizar la resolución de siniestros de tráfico. Pero no los únicos. La declaración amistosa de accidentes, popularmente conocida como parte amistoso, también ha contribuido a aligerar la carga burocrática desde su implantación en 1987. E igualmente hay que destacar la decisión del Parlamento de poner en vigor el llamado baremo de automóviles, actualmente en proceso de revisión. El sistema de valoración de los daños corporales que sufren las víctimas de accidentes de circulación permite resolver de forma amistosa un 90% de las 500.000 lesiones que se producen cada año en España.

En resumen, el seguro de automóviles ha desplegado en los últimos 25 años una serie de herramientas que han mejorado su servicio y demostrado, sobradamente, su utilidad a la sociedad española en su conjunto.

Manuel Mascaraque es director del área de seguros generales de UNESPA.

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