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La empresa tiene 90.000 abonados

Luz, vegetación y confianza en la sede de Ingesport

Isabel Etxamendi
Manuel G. Pascual

El wellness es ya un concepto ampliamente extendido en el mundo de los gimnasios. Hace referencia al bienestar, tanto físico como mental, y ha acabado comiéndose a su progenitor semántico, el fitness.

Wellness es lo que se respira al entrar en las oficinas de Ingesport, el grupo empresarial que ultima en Madrid la construcción del mayor complejo deportivo de Europa (el futuro centro Go Fit Vallehermoso, que contará con 24.000 metros cuadrados de instalaciones). La sede de la empresa ocupa unas oficinas nuevas y muy luminosas de un centro empresarial próximo a Alcobendas. Los ventanales muestran, desde casi cualquier estancia, los jardines que rodean las instalaciones, contribuyendo a reforzar el ambiente zen que procura el mobiliario moderno y minimalista.

El despacho del presidente de la compañía, Gabriel Sáez (San Sebastián, 1966), encaja al detalle en esta descripción. Pocas cosas tiene a su alrededor que no necesite para ejercer su labor (fotos de su familia y de hitos deportivos son los únicos elementos que salpican la estancia).

El deporte, una tradición familiar

Sáez exhibe en su despacho, como si de un trofeo se tratase, una fotografía de su bisabuelo, José Antonio Iragoyen. Fue campeón de España de cross por equipos con Guipúzcoa y el origen de una dinastía dedicada a los deportes, concretamente al atletismo.

Esa foto y la de su familia (tiene mujer y cinco hijos) son los únicos dos objetos que salvaría en caso de incendio. “Todo lo demás no tiene valor”, comenta.

Sáez compaginó su pasión por el rugby con el decatlón, siguiendo la tradición familiar en el atletismo. Y cuenta con orgullo que sus hijos también están cumpliendo. El mayor apunta a portero de fútbol, pero el segundo y la tercera empiezan ya a hacer sus pinitos en el mundo del atletismo. Los dos menores son todavía demasiado pequeños, pero todo se andará.

Trata de dedicarle el máximo tiempo posible a su familia. Por eso concentra todos los viajes del mes en una semana, de forma que el resto de días pueda estar en Madrid (otra cosa es a qué hora acabe la jornada).

No es Sáez un jefe posesivo: le gusta delegar, en la medida de lo posible, todo lo que puede en su equipo de colaboradores. Otra de sus costumbres, que ya ha convertido en rutina, es organizar desayunos de trabajo con el personal de los centros que visita (también lo hace en su oficina).

Llama la atención el hecho de que sus dependencias tienen no una, sino tres puertas. Dan al pasillo, a una sala de reuniones y al despacho del director general. Y solo él puede abrir la entrada principal: tiene una cerradura de control biométrico (lee la huella digital).

Sáez es un hombre que, ante todo, tiene las cosas claras. “Lo más importante de mi vida es mi familia. Todo lo demás es accesorio”, repite en más de una ocasión. Por eso cumple a rajatabla su promesa de no llevarse trabajo a casa los fines de semana. De lunes a viernes, pertenece en cuerpo y alma a su empresa.

Lo cual, lejos de molestarle, le gusta. Porque este vasco es uno de esos afortunados que han logrado hacer de su pasión su profesión. “Mi vida siempre ha girado en torno al deporte”, apunta Sáez. Ha jugado muchos años al rugby, hasta que las lesiones le impidieron seguir. También se dejó seducir por el atletismo, concretamente por el decatlón. Pese a que reconoce no tener el ímpetu de sus años de juventud, Sáez trata de hacer ejercicio “al menos cuatro o cinco veces por semana”. Básicamente se dedica al running, actividad que le relaja y le hace desconectar.

“Me cuesta concebir la vida sin deporte. Hace unos 50 años, practicar alguna disciplina estaba reservado a unos cuantos privilegiados. Desde hace unos 30 años pasó a ser un derecho: los ayuntamientos empezaron a gastarse el dinero en equipamientos deportivos para el disfrute de todo el mundo. Hoy creemos que más que un derecho, hacer deporte es ya una necesidad”, explica.

Esta convicción es la que le llevó en los años noventa, antes incluso de concluir sus estudios de INEF, a hacer sus primeros pinitos empresariales relacionados con el mundo del deporte. En 2005 fundó Spa Consulting, y en 2009 Go Fit Capital decidió invertir en el grupo, lo que les permitió dar un salto cualitativo como organización. En los últimos cinco años han invertido unos 130 millones de euros en desarrollar centros deportivos. Hoy tienen 11 en funcionamiento y cinco más en construcción, todos ellos con equipamiento de primer nivel y haciendo gala de una arquitectura muy vanguardista. Su contador suma ya 90.000 abonados, y con la apertura del centro de Vallehermoso esperan cerrar el año con 100.000.

Pronto estrenarán un complejo en Portugal, y están explorando la posibilidad de entrar en mercados como Francia, Italia o Polonia. “Ya nadie cuestiona que quienes hacen deporte viven más y mejor”, asegura Sáez. Ese hábito es el que se proponen fomentar.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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