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El Foco
Tribuna
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Empresas endeudadas... y vulnerables

Joaquin Maudos

Uno de los condicionantes de la incipiente recuperación de la economía española es el elevado endeudamiento de sus empresas, cuya deuda representa casi el 130% del PIB, muy por encima de la media de países del área del euro. Pero más preocupante es saber que la deuda de las empresas más vulnerables, es decir, aquellas que soportan una carga de la deuda superior a sus ingresos netos, supone el 36% del total, porcentaje solo superado por Grecia. Y que una de cada cuatro empresas necesitaría el beneficio de casi diez años de actividad para amortizar su deuda, casi el doble que la media europea. O que el nivel de endeudamiento del 25% de las empresas españolas más endeudadas sea 12 veces superior al del 25% de las menos endeudadas. Estos son algunos de los resultados del estudio presentado ayer por la Fundación BBVA y realizado por el IVIE sobre el endeudamiento de las empresas españolas en el contexto europeo y el impacto de la crisis.

A tenor de los datos, lo preocupante no es tanto el importe que la deuda de las empresas representa en el PIB, sino la capacidad de hacer frente con el beneficio generado tanto a su amortización como a sus gastos financieros. Y es en este punto en el que las empresas españolas salen mal paradas en la comparativa internacional como consecuencia de su baja rentabilidad. En concreto, aunque las empresas españolas soportan un coste medio de la deuda similar al promedio europeo, su menor rentabilidad es el origen de su vulnerabilidad, siendo este hecho especialmente preocupante en las empresas pequeñas. Así, aunque el coste medio de la deuda de las empresas pequeñas es relativamente similar al de las grandes (3,9% y 3,7%, respectivamente), su rentabilidad es menos de la mitad (2,2% vs. 5,2%).

Las diferencias en la vulnerabilidad de las empresas que se observa entre países, sectores y tamaños es mucho mayor entre empresas. En el caso de las empresas españolas, las más vulnerables (el 25% del total que destinan el mayor porcentaje de sus ingresos netos a pagar los gastos financieros) dedican el 60% de su margen de explotación a hacer frente a la carga de la deuda, 20 puntos porcentuales más que las empresas europeas.

Los excesos de endeudamiento cometidos en el pasado por las empresas del sector de la construcción y actividades inmobiliarias han pasado factura con el desplome de la rentabilidad. Así, las empresas que soportan unos gastos financieros superiores a sus ingresos netos, poseen el 48% y 59% de la deuda de todas las empresas de estos dos sectores, respectivamente. Es tal su vulnerabilidad financiera, que conjuntamente los dos sectores poseen el 44% de la deuda más arriesgada del país.

Una de cada cuatro empresas necesitaría los beneficios de casi diez años para amortizar su deuda

Los elevados niveles de endeudamiento empresarial alcanzados en España (su deuda llegó a representar en 2010 el 145% del PIB) han obligado a las empresas a alterar sus fuentes de financiación, reduciendo drásticamente la deuda y aumentando sus recursos propios. Así, si en el momento del máximo endeudamiento las empresas tenían 1,4 euros de deuda por cada euro de recursos propios, en la actualidad por cada euro de deuda hay un euro de recursos propios. Han sido el crédito comercial concedido por los proveedores y el crédito bancario los que más han sufrido el impacto de la crisis, con caídas del 46% y 27%, respectivamente, desde sus valores máximos, hasta alcanzar un montante conjunto de reducción cercano a los 600.000 millones de euros.

La elevada vulnerabilidad de las empresas españolas como consecuencia de la gran carga de la deuda que soportan exige medidas encaminadas a aligerar la carga de la deuda, tanto en beneficio de la propia empresa como de sus acreedores. En España, el elevado peso del crédito bancario dificulta la reestructuración de la deuda, proceso menos complejo en el caso de la deuda no bancaria. Por eso es importante facilitar que las empresas puedan llegar a acuerdos con sus acreedores para reducir la carga de la deuda y mejorar su viabilidad. Este es precisamente uno de los objetivos del reciente Real Decreto-Ley 4/2014, de 7 de marzo, donde se facilita la refinanciación y reestructuración de deuda empresarial y la conversión de deuda bancaria en capital en el caso de empresas viables. Es una medida que redunda en un beneficio tanto para la empresa, que reduce sus costes financieros y por tanto su vulnerabilidad, como para la banca acreedora que mejora la calidad de su inversión.

Para que el desendeudamiento empresarial que queda pendiente no tenga un impacto negativo sobre la inversión, es necesario que sea suave, lo que exige mejorar las condiciones del acceso a la financiación. Afortunadamente, como refleja la opinión de las propias empresas, esas condiciones han mejorado desde finales de 2013, con un aumento de la disponibilidad de crédito bancario. No obstante, todavía sigue siendo mayor el porcentaje de empresas que opina que el precio de la financiación (tipo de interés y comisiones) o las garantías exigidas han aumentado frente a las que opinan lo contrario.

Dada la mayor vulnerabilidad de las empresas españolas en comparación con las de otros países de la eurozona, una parte del sobrecoste que soportan incorpora la correspondiente prima de riesgo, aspecto que debe ser tenido en cuenta cuando se utiliza la diferencia de tipos de interés del préstamo entre países como indicador de fragmentación del mercado financiero europeo. En cualquier caso, en estos momentos una pyme española soporta un tipo de interés 101 y 171 puntos básicos por encima de una empresa de la eurozona y Alemania, respectivamente, por lo que sigue siendo una prioridad avanzar lo más rápido posible hacia una unión bancaria que contribuya a reducir esa diferencia.

Una pyme española soporta un tipo de interés 171 puntos básicos por encima de una empresa de Alemania

De cara al futuro, en el estudio publicado por la Fundación BBVA destacamos la importancia de monitorizar a las empresas utilizando un sistema de indicadores que tenga en cuenta su debilidad (tamaño de la deuda en relación a la capacidad de generar renta) y vulnerabilidad (capacidad de hacer frente a la carga de la deuda con los ingresos netos de empresa) financiera, así como la calidad de la deuda (rentabilidad esperada de los activos financiados y riesgo de la inversión). Medidas como estas, junto con las propuestas por el FMI en su último informe sobre la economía española, ayudarán a prevenir las negativas consecuencias del exceso de deuda.

Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, investigador del Ivie y colaborador del CUNEF.

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