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Necesidad de financiación

El sector ‘biotech’ gana peso, pero sufre la falta de recursos

Alfonso Simón Ruiz

Si hace una década la biotecnología era una actividad incipiente en España, en la actualidad comienza a ser representativa en el peso de la economía. Desde 2008 la cifra de facturación de empresas que utilizan la biotecnología en sus procesos ha pasado del 2,98% del PIB hasta el 7,8% en 2012, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística presentados esta semana en el Informe Asebio 2013. En el último ejercicio creció un 5,58%.

Aunque este espectacular crecimiento, del 161% en plena crisis, tiene algunos matices negativos. El boom se ha dado sobre todo por la incorporación de las cifras de negocio de las grandes empresas usuarias de esta tecnología, como las petroleras o el sector alimentario. Las empresas innovadoras, que tienen la biotecnología como actividad principal, están siendo golpeadas por la falta de recursos.

El número de estas bioempresas de base científica creció incluso en los primeros años de crisis, pero la falta de recursos públicos y financiación privada ha hecho mella. Por primera vez, ha habido más cierres que aperturas y el número de estas compañías se ha reducido un 5,3%, hasta las 625 firmas. El gasto interno en I+D también se ha visto reducido, por segundo año consecutivo, en un 2,7%.

Además del campo sanitario, esta función agrupa las actividades agroalimentarias (por ejemplo, en ingredientes funcionales), industriales y de energía (como los biocombustibles).

80.312 millones es la cifra de negocio de las empresas que usaron procesos biológicos en su producción en 2012, un 5,58% más que el año anterior.

“Todavía son muchos los retos que tenemos por delante. Una asignatura pendiente es nuestro acercamiento al mundo financiero. Hemos trabajado con el sector de capital riesgo pero vamos a ampliar estas actividades a otros ámbitos”, señala en el informe Regina Revilla, presidenta de Asebio (Asociación Española de Bioempresas). “También estamos trabajando en sensibilizar a la Administración, para que sea más flexible con las empresas que han solicitado créditos a la innovación en los años de la crisis, para que puedan asumir la devolución de la deuda sin poner en peligro su continuidad empresarial”, recalca la presidenta de la patronal, un factor que ha provocado el cierre de muchas de estas pymes.

De hecho, las empresas del sector apuntan en el informe como sus principales factores negativos a la dificultad para conseguir financiación, el largo periodo para lograr la rentabilidad desde las primeras investigaciones y la baja sensibilidad de la Administración pública hacia el sector, que requiere fuertes inversiones en I+D para lograr productos innovadores. Esto hace que por primera vez desde 2004 el índice Asebio, que mide la confianza del sector, esté en negativo.

901 patentes presentó el sector ‘biotech’ en 2013, un 15,3% menos que el ejercicio anterior. El 32% nacen en las empresas, seguido de la universidad (17%).

“Otro de nuestros objetivos es promover fusiones y adquisiciones para aumentar el tamaño medio de la empresa biotech”, explica Revilla. De las 625 compañías del sector, 604 tienen menos de 250 empleados, y de las 3.070 que tienen algún proceso biológico, 2.968 no llegan a ese umbral. El pequeño tamaño las hace vulnerables, por eso, algunas de las más prometedoras han buscado soluciones.

El movimiento más llamativo ha sido la apuesta de Grifols, compañía cotizada de productos hemoderivados, por la biotecnología, entrando en el capital de Progénika, Aradigm, Araclon y Tigenix. “Estamos abiertos a apoyar proyectos e iniciativas de I+D que puedan complementar nuestra actividad principal. Por eso, aunque no somos una compañía biotech, de manera indirecta la apoyamos. Fruto de este compromiso, en el último año hemos entrado en el capital de empresas”, resume Víctor Grifols, presidente de la compañía. “Si hablamos de investigación es inevitable hablar de confianza. De paciencia. De largo plazo. La falta de inmediatez en el retorno de la inversión no debe ser el obstáculo para apoyar proyectos de alto valor añadido”, agrega.

126 productos fueron lanzados en 2013. El 60% en el ámbito de la salud, seguida del sector industrial (26%) y agroalimentario (14%).

“Somos conscientes de que muchas de ellas atraviesan por dificultades económicas que ponen en serio riesgo su continuidad. La sociedad no puede ni debe desperdiciar ese potencial y todo el tiempo y el trabajo invertido en la búsqueda de soluciones para paliar, por ejemplo, los devastadores efectos de enfermedades como el alzhéimer o el cáncer”, opina Grifols. Precisamente el 29% de los medicamentos en I+D en las bioempresas nacionales son oncológicos, muy por delante de otros para el sistema nervioso central (16%) y cardiovascular (8%).

Otra de las reivindicaciones se encamina a la necesidad de desarrollar la compra pública innovadora, por la que las Administraciones apuestan por los productos españoles en su gasto, y que ayuda a las pymes que invierten en I+D.

“Desde el Gobierno nos piden un mayor compromiso del sector privado en la inversión en I+D. Estamos haciendo el esfuerzo. Pero desde las empresas e instituciones de investigación también pedimos la voluntad por parte de las Administraciones de crear un entorno regulatorio estable”, apunta Revilla, además “de tener capacidad de flexibilizar y armonizar sus políticas y para incrementar los presupuestos en I+D+i, así como otros incentivos indirectos, como las ayudas fiscales”.

La necesaria salida al exterior

El 85% de los socios de Asebio realizó alguna actividad internacional en 2013, buscando las necesarias alianzas comerciales y recursos para seguir creciendo. En 2009, esta asociación contaba con apenas 20 empresas con presencia en 22 países, frente a las 43 empresas de 2013 implantadas en 39 países. Durante 2013, 57 empresas (un 39% más respecto a 2012) firmaron un total de 108 alianzas internacionales (un 42% mayor). El 61,4% de estas firmas ya exportaban sus productos.El pasado año, por primera vez la patronal española organizó Biolatam, un evento de biotecnología que une empresas de los dos lados del Atlántico. Este año, en la feria Biospain, que se celebrará en septiembre en Santiago de Compostela, habrá un apartado dedicado a las empresas latinoamericanas, el llamado Biolatam Showcase. Según Regina Revilla, el siguiente paso está en acercarse “más a Asia y a otras economías emergentes, como lo hemos hecho con América Latina”.

Carlos Buesa, de Oryzon Genomics.
Carlos Buesa, de Oryzon Genomics.

“Nos planteamos salir al Nasdaq a medio plazo”

Si en las últimas semanas ha habido un protagonista de la biotecnología española ese es Carlos Buesa, consejero delegado de Oryzon Genomics. Esta firma española llegó a un acuerdo con la multinacional suiza Roche para licenciar los derechos de moléculas desarrolladas por Oryzon para cáncer y hematología.

A cambio, la firma con sede en Barcelona ingresa 21 millones de euros, además de otros posibles 500 millones (como mínimo) según se vayan cumpliendo hitos en la investigación del fármaco, además de futuros royalties si llega a venderse.

“No nos hemos hecho ricos”, apunta Buesa, “porque el dinero va destinado a la inversión en nuestros proyectos de I+D”. Pero sí cree que es un modelo de éxito para el sector, además de refrendar sus investigaciones. “Hemos roto un techo de cristal. Hemos demostrado a nivel internacional que cualquier producto investigado en Madrid, Barcelona o Bilbao es de suficiente calidad como para interesar a los ojeadores de las multinacionales”, asegura.

La empresa está participada por los socios fundadores (Buesa y su esposa, directora científica de la compañía), por la entidad de capital riesgo Najeti, por la familia de los Laboratorios Ordesa y por la farmacéutica Ferrer, entre otros.

“Tenemos confianza en nuestro futuro. A medio plazo nos planteamos salir al mercado, al Nasdaq en EE UU”, afirma. Aunque no descarta incluso una venta. “Si nos llega una buena oferta será difícil decir que la rechazamos por todos los riesgos que tenemos como empresa pequeña”, asegura. De hecho, una meta bastante común de muchas de estas compañías de biotecnología es acabar dentro de un gran laboratorio farmacéutico, que ofrezca músculo financiero para desarrollar medicamentos.Consolidación

Respecto al sector biotech en España, señala algunas mejoras necesarias. “Hace falta consolidación de las empresas, que son de tamaño muy pequeño, además de una mayor capitalización y la incorporación de gestores experimentados”.

Sobre todo insiste en la falta de financiación como uno de los grandes problemas. “La crisis se ha llevado por delante a excelentes empresas, ha sido algo muy duro. Lo bueno es que las que han nacido en estos años ya se han creado con recursos escasos y por tanto están acostumbradas a una gestión muy eficaz”.

Marta Acilu, directora de desarrollo de negocio de Histocell.
Marta Acilu, directora de desarrollo de negocio de Histocell.

“El sector está en una fase delicada”

Histocell es una empresa vizcaína que trabaja en terapias regenerativas con células. Actualmente cuenta con dos productos en el mercado: Wharton Gel Complex (un ingrediente para la industria cosmética) y Vexoderm, un apósito para heridas de difícil cicatrización en veterinaria. Pero su apuesta más ambiciosa es las investigación en regeneración ósea, para la que ya se tienen aprobados el inicio de los ensayos clínicos, y en lesión medular.“Queremos terminar nosotros la primera fase de los ensayos clínicos y luego buscar otros socios”, asegura Marta Acilu, directora de desarrollo de negocio de Histocell, participada por el grupo Noray, el capital riesgo público Ezten y algunos family offices.

Sobre el sector, lamenta la desaparición de compañías en los últimos meses. “Ha habido cierres no por fracaso en los productos, sino por falta de financiación. El sector está en un momento delicado. La Administración tiene que apoyar a las empresas de largo recorrido”.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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