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La unión bancaria abre la puerta a fusiones transnacionales

Una supervisión única para bancos paneuropeos

El sector financiero alerta de los peligros de una banca en la sombra sin regular

De izquierda a derecha, Federico Prades, asesor económico  de la AEB; Francisco Uría, socio responsable del sector financiero en KPMG; Alejandra Kindelán, directora del servicio de estudios y posicionamiento de Banco Santander, y Santiago Fernández de Lis, jefe de sistemas financieros y regulación de BBVA Research.
De izquierda a derecha, Federico Prades, asesor económico de la AEB; Francisco Uría, socio responsable del sector financiero en KPMG; Alejandra Kindelán, directora del servicio de estudios y posicionamiento de Banco Santander, y Santiago Fernández de Lis, jefe de sistemas financieros y regulación de BBVA Research.Pablo Monge.
Juande Portillo

La ventaja de las crisis, como de las enfermedades, es que ponen de manifiesto las carencias y obligan a buscar soluciones. La crisis del euro lo que ha puesto de relieve son las carencias desde el punto de vista institucional y de las herramientas necesarias para hacer frente a una crisis”, reflexiona Federico Prades, asesor económico de la Asociación Española de Banca (AEB). Y la solución buscada, o al menos parte de ella, pasa por crear un modelo de supervisión única para la banca comunitaria, coinciden varios representantes del sector financiero que participaron en el desayuno de Redacción de CincoDías sobre Unión Bancaria organizado esta semana en la sede el periódico. El Banco Central Europeo pondrá en marcha este nuevo modelo de supervisión el próximo noviembre tras los test de estrés a los que someterá, como paso previo, a las 128 entidades más importantes de Europa. Un avance fundamental que, a medio plazo, abrirá la puerta a un mercado bancario único en el Viejo Continente y que previsiblemente propiciará un nuevo proceso de fusiones y consolidación en el sector, con la creación de grandes entidades paneuropeas.

Una primera fase de esas pruebas de resistencia ha sido el análisis en profundidad de las carteras de la banca, el Asset Quality Review (AQR), que según Francisco Uría, socio responsable del sector financiero en KPMG, equivale a “la selectividad”. “A los buenos estudiantes les ocupa, pero no les preocupa. Conlleva un esfuerzo, pero los buenos saben que lo pasarán. El verdadero reto es estar preparado para una nueva supervisión”, aduce Uría, poniendo el foco sobre la nueva era que se abrirá tras los test, en los que habrá “6.000 entidades bajo un mismo manual de supervisión”. “La AQR revela que no estábamos tan armonizados como creíamos”, expone.

“Se dice que es un paso tan importante como la creación del euro”, subraya Alejandra Kindelán, directora del servicio de estudios y posicionamiento de Banco Santander. “Al final se trata de una cultura de supervisión, que aporte una luz que nos trate a todos por igual”, continúa.

Francisco Uría

Responsable del sector financiero en KPMG

“Es evidente que en la eurozona tenemos 6.000 bancos y que queda una consolidación pendiente muy significativa y, por primera vez, transfronteriza”.

“Falta que el mercado interiorice lo que está pasando”, continúa la representante de Santander, destacando que con el nuevo modelo se crean “muchas líneas de defensa, empezando por el capital, que es la mejor”. “Nos hemos alejado mucho de la situación que hemos vivido en la crisis; los bancos tenían problemas y no estaba claro cómo iban a resolverlo sin dinero público”, aduce, exponiendo que la otra cuestión clave que se ha planteado a la hora de abordar la supervisión única es “quién paga las crisis”. “Ahí también se han dado pasos importantes. Primero, con el marco de resolución, que exige que sean los acreedores de los bancos los que asuman las pérdidas en las entidades, y luego con el fondo único de resolución, en el que ya se empiezan a mutualizar contribuciones privadas que hacemos los bancos”, responde. “Que el fondo ya no vaya a ser nacional sino europeo y que empiece con una mutualización alta, del 40%, es un paso también muy importante”, asevera.

“Ya tenemos algunos mimbres. Los problemas que podemos tener es si la autoridad es suficientemente ágil o no, si el fondo es suficiente, y un montón de cosas que se van a ir resolviendo en la medida en que vayamos avanzando en el proceso”, advierte Kindelán, que asume que “lo lógico” es que el supervisor europeo “pase a tener un brazo armado para resolver problemas en el caso de que los haya”. En este sentido, admite, y aunque “políticamente se ha avanzado lo que se ha podido”, aún “queda por hacer”.

“Los bancos centrales son lentos pero cuando pones en marcha esa maquinaria son como un panzer. Creo que va a funcionar; el tema de resolución es clave”, aporta a su vez Santiago Fernández de Lis, jefe de sistemas financieros y regulación de BBVA Research. En su opinión, sin embargo, “la unión bancaria es una condición necesaria, pero no suficiente, para acabar con la fragmentación” soberana que hizo estallar la crisis del euro.

“Para separar definitivamente el riesgo soberano del riesgo bancario hace falta que las agencias de rating interioricen la normativa de resolución europea y entiendan características de los modelos de negocio de bancos como Santander o BBVA, que tienen una estructura descentralizada a nivel internacional que hace que la dependencia del rating soberano de su país de origen no tenga sentido”, argumenta Fernández de Lis, que también cree que hay que dejar de penalizar a la banca por la carga de deuda pública de sus balances.

Alejandra Kindelán

Directora del serv. de estudios de Santander

“Nos hemos alejado mucho de la situación de crisis en que los bancos tenían problemas y no se sabía cómo iban a resolverlos sin dinero público”.

En este sentido, los participantes en el encuentro asumen que el proyecto goza de mayor credibilidad que iniciativas anteriores, “más transparencia” y la garantía de que buena parte de los inspectores de cada banco central nacional pasarán a trabajar ahora para el Banco Central Europeo y se dedicarán a revisar los balances de entidades de otros países, lo que supone un plus de independencia. “Esta supervisión se ve con transparencia, no como los test de estrés anteriores, que fueron un fracaso”, resume Prades, como representante de la gran patronal de la banca española. “Pero, para que funcionen la unión financiera y la unión bancaria, quedan elementos importantes”, prosigue, señalando a la configuración definitiva del Fondo de Garantía de Depósitos comunitario, el modelo de mutualización y, ante todo, “la unión fiscal”, asume. “Veremos los efectos claros cuando veamos una europeización de las entidades de crédito. Todavía tienen un eminente carácter nacional”, observa el representante de la AEB.

Una oportunidad

“En última instancia, queremos llegar a ese mercado único de servicios financieros del que todavía estamos lejos. Que uno pueda operar con cualquier banco de la eurozona desde cualquier país sin restricciones. Y es un reto para el que todavía nos falta”, aporta el representante de BBVA.

Federico Prades

Asesor económica de la AEB

“Quisiera alertar del riesgo de sobrerregulación. Quizás se quiere intervenir demasiado en un entorno con el tipo de interés demasiado bajo”.

“Para los bancos españoles, sobre todo para los grandes, supone una oportunidad”, apunta por su parte Uría. “Ha sido difícil crear bancos europeos. Yo creo que el AQR primero y la supervisión europea después, permitirán que los bancos crezcan en Europa y se parezcan a los grandes bancos estadounidenses y asiáticos”, avanza.

“En EE UU, nadie se plantea en qué estado está un banco, o en cuál tiene su sede. Al final, es un banco norteamericano supervisado por la Reserva Federal”, diferencia Fernández de Lis. “Estamos lejos de eso, de pedir y prestar dinero sin mirar la situación soberana. Ese día, hablaremos de unión bancaria”, reivindica el representante de BBVA.

“Lo que es evidente es que en la eurozona tenemos 6.000 bancos y que probablemente queda una consolidación pendiente muy significativa, y por primera vez, transfronteriza”, prosigue el socio de KPMG, que considera que un importante “reto es construir grandes bancos europeos”.

“Hay bancos europeos que son muy grandes, bancos sistémicos, construidos sobre su presencia en otras regiones, pero con presencia importante en diferentes países europeos, prácticamente no los hay”, plantea Uría. “Eso es una asignatura pendiente que tiene Europa, ser capaz de construir bancos verdaderamente europeos, fuertes en Europa. Y eso no ha sido posible porque no se ha querido que fuera posible”, critica, asegurando que con el nuevo modelo sí lo será. “Los bancos españoles tienen todas las capacidades, desde todos los puntos de vista, para jugar un papel” en ese proceso de matrimonios supranacionales y consolidación del sector. “Los cambios tecnológicos, normativos, etc., todas las fuerzas convergen en la misma dirección”, explica.

Santiago Fernández de Lis

Jefe de sist. y regulación de BBVA Research

“Queremos llegar a ese mercado único de servicios financieros en que uno pueda operar con cualquier banco de la eurozona desde cualquier país”.

Para llegar a ese punto, sin embargo, aún hay que pasar la prueba de fuego de los test de estrés que la banca europea afrontará el próximo octubre y en los que los participantes en el encuentro no esperan sorpresas para la banca española. “Pese a que habrá que esperar al resultado final, lo más probable es que para la mayoría salga bien”, avanza el responsable del sector financiero en KPMG. “Pero hay una parte de dimensión cualitativa que tiene que ver con la calidad de la información, con el gobierno corporativo, y eso se va a poner en cuestión. Es algo sobre lo que las entidades tendrán que trabajar”, adelanta. En términos cuantitativos, asume, “el avance ha sido trascendental” desde los peores momentos de la crisis, y el BCE ha mandado el mensaje de que “el que tenga que hacer una recapitalización la vaya haciendo y no espere al resultado de las pruebas”, revela. “Todo el mundo se ha ido preparando para la foto”, coincide la representante de Santander.

“Tener un supervisor único europeo lo cambia todo, tendremos un árbitro sin sesgo. El terreno de juego se equilibra y los bancos más eficientes van a tener ventaja”, reflexiona por su parte Fernández de Lis. Por eso, tampoco parece preocuparles el hecho de que solo el 50% de la banca alemana se someterá a los test de estrés –quedan fuera fundamentalmente sus cajas de ahorro– mientras que las pruebas afectan al 95% del sector financiero español, puesto que bajo su punto de vista, una vez superados los test también las entidades de menor tamaño pasarán a estar bajo la lupa del BCE.

A partir de ahí, los distintos representantes del sector financiero aseveran que la batería de medidas que ha anunciado el presidente del BCE, Mario Draghi, para inyectar liquidez al sistema servirán para engrasar el funcionamiento del sector en los próximos años. El organismo prepara una barra libre de liquidez que proveerá a la banca europea de hasta un billón de euros a las entidades, con especial flexibilidad para aquellas que mantengan o incrementen la concesión de crédito a la economía real. “Es importante que el Banco Central Europeo haya sacado toda la artillería para que los que no salgan bien en esta foto, no tengan problemas de liquidez que tuvieron en el pasado”, valora la directora del servicio de estudios y posicionamiento de Banco Santander.

Los peligros de no regular la “banca en la sombra”

“La rentabilidad es el gran rento pendiente de la banca. Se ha avanzado en la reestructuración, el saneamiento, tenemos tipos de interés muy bajos, presión regulatoria, y a esos niveles de capital tan altos hay que sacarles chispas, rentabilizarlos. Es el gran reto que tenemos”, reflexiona Alejandra Kindelán, directora del servicio de estudios y posicionamiento del Banco Santander.

“Quisiera alertar de un riesgo de sobrerregulación”, denuncia Federico Prades, asesor económico de la Asociación Española de Banca. “Quizás se quiere intervenir demasiado en un entorno con el tipo de interés demasiado bajo, durante demasiado tiempo. Cuando se dice al agente “preste usted dinero” a la vez que se le pide más capital, hace falta expansión de la demanda solvente y precios coherentes”, añade.

“El regulador tiene que empezar a preocuparse más de la rentabilidad del negocio bancario y de los efectos de la regulación sobre la rentabilidad de las entidades, porque tiene efectos muy relevantes”, desarrolla Francisco Uría, socio responsable del sector financiero en KPMG. “Al final, nada de lo que se está haciendo es eficaz si las entidades terminan por no ser rentables y eso tiene que aparecer en la agenda del regulador”, reclama.

“En ese sentido estamos viendo cómo están proliferando negocios alternativos al bancario o actores alternativos, no regulados, la famosa banca en la sombra, un fenómeno muy relevante sobre el que el supervisor y el regulador tienen que reflexionar seriamente”, subraya Uría en referencia a fuentes alternativas de financiación como el capital riesgo que van ganando peso en el mercado. “Para nada es indiferente para una sociedad cuál es el modelo de financiación y cuáles son los actores”, sentencia, reclamando “una igualdad de condiciones competitivas para quienes desarrollan actividades similares”.

“Me preocupa que se regule de manera distinta el mismo tipo de actividad. La haga un banco u otro agente, deben regularse igual”, suscribe Santiago Fernández de Lis, jefe de sistemas financieros y Regulación de BBVA Research.

“Hay un movimiento buscado de los reguladores para reducir la dependencia del crédito bancario que hay en Europa”, expone la representante de Banco Santander. Este mismo viernes, el Gobierno aprobaba iniciativas para fomentar la financiación de pymes a través de entidades de capital riesgo. Para Kindelán, sin embargo, este tipo de iniciativas “incentiva la creación de nuevos negocios donde la cosa se puede complicar” dada la falta de regulación.

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