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Moncloa desecha las recomendaciones de Bruselas y de los expertos

Los cálculos electorales se imponen a los económicos en la reforma fiscal

Los técnicos del Ministerio de Hacienda llevan meses realizando borradores de la reforma fiscal que el Consejo de Ministros presentará este viernes. Cada propuesta es acompañada de una estimación de los efectos sobre la actividad y los ingresos públicos. El equipo de Cristóbal Montoro ha elaborado ya un conjunto de medidas que, si bien incorporan importantes rebajas fiscales, tienen en cuenta que España se ha comprometido a reducir el déficit público del 6,6% registrado el año anterior al 2,8% en 2016. Se trata de un ajuste de 36.840 millones de euros que, de alguna forma, obliga a que las reducciones fiscales se compensen al menos parcialmente con otras decisiones que incrementen los ingresos.

Hacienda ya ha elaborado su menú tributario con distintas alternativas y ahora es Moncloa, esto es, Mariano Rajoy, quien debe decidir qué entra dentro de la reforma, qué queda fuera y qué medidas se posponen. Los malos resultados del PP en las últimas elecciones europeas –perdió 2,6 millones de votos– están pesando a la hora de determinar las medidas que finalmente se llevarán al Congreso de los Diputados. El malestar en las bases del PP –el Ejecutivo de Rajoy ha subido más que ningún otro Gobierno en democracia los impuestos– es otro de los argumentos que los asesores monclovitas ponen encima de la mesa para realizar una reforma tributaria con cierto carácter electoralista.

Bruselas exige elevar tributos, pero el Gobierno ya tiene la mente puesta en las elecciones

Buena parte de las medidas que propuso la comisión de expertos para la reforma fiscal serán desechadas. Los sabios elegidos por Montoro tenían el mandato de realizar una reforma fiscal que fuera neutral, es decir, que no supusiera una merma de la recaudación.

Los expertos propusieron rebajar el IRPF, elevar los mínimos exentos y recortar el tipo nominal del impuesto sobre sociedades. El Ejecutivo seguirá estas recomendaciones, sin embargo, desoirá otras medidas ideadas por los expertos para compensar la pérdida de recaudación: elevar el IVA de los productos que aplican tipos reducidos o imputar la vivienda habitual en el IRPF son propuestas que se quedarán en eso, en propuestas de los expertos.

El Ejecutivo quiere que la reforma fiscal suponga un golpe de efecto para detener el descontento de las bases del PP y armar un relato electoral ante los comicios locales, autonómicos y generales que se celebrarán en 2015. Ello se materializará de distintas formas. La rebaja del IRPF que se aprobará será mayor de la prevista inicialmente en el programa de estabilidad y se limitarán al máximo los incrementos tributarios previstos en un primer momento en los borradores de Hacienda. Además, parte de los cambios que afectan a tributos locales y autonómicos quedarán en el aire a la espera de negaciones posteriores.

Sin embargo, el riesgo de que la reforma impositiva abra un boquete en las cuentas públicas no es menor y Bruselas reclama con insistencia que las rebajas fiscales se acompasen con un incremento de los impuestos que gravan el consumo y los que se aplican sobre los bienes inmuebles. Hacienda presentó una propuesta para elevar la fiscalidad patrimonial, pero Rajoy se muestra reacio a enfadar nuevamente a su electorado natural.

 

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