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Un smartphones de alta gama tiene la obligación de resistir al menos las salpicaduras

Móviles resistentes al agua, así funcionan

Los smartphones de última generación incluyen todo tipo de funciones y posibilidades que amplían sus capacidades hasta límites que hace algunos años parecían impensables. Los últimos tope de gama de empresas como Sony o Samsung responden a esa descripción, y una de las opciones que introducen es la resistencia al agua.

Las compañías fabricantes han dotado a sus equipos de resistencia para el medio acuático con el objetivo de mejorar su protección y también con la idea de dar a los usuarios más posibilidades de uso. Así, teléfonos como el Sony Xperia Z2 o el Samsung Galaxy S5 permiten su uso bajo el agua, con un resultado sobresaliente.

La tecnología que permite disfrutar de esos teléfonos bajo el agua no es extremadamente compleja y conviene que los usuarios se familiaricen con ella y con sus limitaciones. Así, se podrá conseguir exprimir al máximo su potencial, siempre preservando la seguridad de los dispositivos.

Básicamente para conseguir móviles sumergibles las compañías deben diseñar sistemas que eviten que el agua entre en contacto con el interior de sus dispositivos. Para ello, terminales como el Xperia Z2 o el Galaxy S5 incorporan un diseño que hace que los terminales estén totalmente sellados. De la misma manera, las pantallas reciben una capa especial que tiene ese mismo fin protector.

La naturaleza del sistema obliga a que todas las cubiertas de los dispositivos estén cerradas antes de su exposición al agua. Sony, por ejemplo, advierte a los usuarios de esa necesidad, indicando expresamente que “las cubiertas deben estar cerradas” en el Z2 siempre que vaya a estar en contacto con agua.

El hecho de que los terminales estén protegidos no hace que sean “invulnerables” al agua por completo. De hecho, cada dispositivo tiene unas características y una resistencia distinta, en función de las técnicas y el diseño empleado por cada compañía. Para saber cómo de resistente es cada dispositivo existe un estándar internacional conocido como Grado de Protección IP (estándar internacional IEC 60529 Degrees of Protection). Dicho estándar permite comprobar el nivel de resistencia de los dispositivos al polvo y al agua, de forma que se pueda informar a los usuarios de sus límites.

Cuanto mayor es el Grado de Protección IP de los dispositivos, mejor es su resistencia. La nomenclatura IP suele ir acompañada de dos dígitos comprendidos entre el 0 y el 6 el primero, y el 0 y el 8 el segundo. El primero hace referencia a la resistencia a la entrada de polvo en el terminal y el segundo al agua. Así, un dispositivo con un IP 68 (lo máximo posible), tendrá la protección más avanzada contra el polvo y el agua. Pese a ello, esas protecciones también tienen sus limitaciones, que cada fabricante debe explicar.

Un ejemplo práctico permite entender aún mejor estos conceptos. El Sony Xperia Z2 tiene una calificación IP 55 e IP 58. El valor IP 55 significa que “el teléfono está protegido contra chorros de agua a baja presión de todas las direcciones posibles”, como explica Sony en su web. En cuanto al valor IP 58, hace referencia a la posibilidad de sumergir totalmente el dispositivo en agua. En este caso, el nivel 8 de resistencia al agua garantiza la seguridad del Z2 siempre y cuando la inmersión se produzca en agua dulce, a no más de 1,5 metros de profundidad y con un tiempo de exposición máximo de 30 minutos.

Es importante que los usuarios que estén buscando móviles resistentes al agua tengan en cuenta esta información a la hora de decidir su compra. Buscar la información sobre IP de los terminales ayudará a entender el grado de resistencia y conocer así si las condiciones de cada dispositivo se adaptan a las necesidades. Además, permitirá a los usuarios con estos dispositivos ser más conscientes de sus limitaciones para preservar y garantizar su seguridad.

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