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Elecciones Europeas 2014

Inmigración, la inviable tentación de cerrar la puerta

Por si alguien lo dudaba, la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) lo dejó ayer claro en su informe anual sobre la situación en los puntos limítrofes de la UE: “Todo apunta a una probabilidad cada vez mayor de que se produzca un gran número de entradas ilegales en la UE y un número creciente de emigrantes que necesitan asistencia o una operación de rescate”.

El documento hace balance del último ejercicio (2013) en el que se registró un incremento del 48% en el número de cruces ilegales de fronteras detectados (hasta 107.000 en total). Y augura una presión creciente sobre las administraciones encargadas de los puestos fronterizos, tanto por el incremento de los flujos migratorios mundiales como por los requisitos cada vez más exigentes en el control de pasaportes (en octubre, todos los miembros de la zona Schengen deben estar en condiciones de llevar a cabo en la frontera verificaciones de la huella dactilar).

Las cifras de Frontex resonarán con fuerza en los países encargados de esas fronteras, con Grecia, Italia y España en la primera línea meridional y Polonia en la oriental. Y en muchos casos servirán para ilustrar el debate sobre la inmigración, que es uno de los ejes dominantes de la campaña para las elecciones europeas del próximo 25 de mayo. Los partidos políticos dedican parte de su programa para esos comicios a un fenómeno que genera controversia entre la opinión pública. Y uno de los grandes retos de la próxima legislatura, según la Comisión Europea (CE), será compaginar las políticas de migración y empleo, tanto para atraer hacia Europa mano de obra cualificada como para aprovechar el potencial de los emigrantes que ya residen en la UE, entre los que la tasa media de paro suele ser mayor, así como su riesgo de exclusión social.

Para las formaciones euroescépticas y de extrema derecha, la respuesta es sencilla: cerrar la puerta, no solo la exterior de la UE sino la que antiguamente separaba a los Estados miembros entre sí.

Las claves

1. Más de 20 millones de ciudadanos extracomunitarios viven en territorio de la UE, según los datos de la Red de Migración e Integración del Partido Socialista Europeo. Según la misma fuente, 12,3 millones de europeos viven en un país de la UE distinto al de su nacimiento.

2. Alrededor de 1.000 millones de personas, procedentes de 40 países, pueden entrar en la UE sin necesidad de visado, según Frontex. Además, en 2012, la UE concedió 14 millones de visados (un 51% más que en 2009), la inmensa mayoría a ciudadanos de Rusia, Ucrania y China.

3. España recibió 2.565 solicitudes de asilo de las 330.000 presentadas en toda la UE en 2012, según datos facilitados por el Parlamento Europeo. Entre 2014 y 2020, la UE dispondrá de un Fondo de Asilo, Migración e Integración dotado con 3.100 millones, de los que 257 millones corresponden a España.

4. Grecia, Alemania y España son los países con más inmigrantes irregulares; Alemania, Suecia y Reino Unido, los que más asilo conceden.

Para el resto de grupos esa opción se considera inviable y autodestructiva para la economía europea. Coinciden con el diagnóstico de la CE: Europa necesita migración, tanto interna como externa, aunque pueda debatirse cómo gestionarla.

Por lo pronto, según la CE, la mayoría de los europeos no están dispuestos a renunciar a la movilidad que se ha logrado con la supresión de fronteras dentro del espacio Schengen, al que pertenecen 26 países, entre ellos España. Cada año, según los datos de la CE, los ciudadanos de esos países llevan a cabo 1.250 millones de desplazamientos transfronterizos, bien sea por motivos de negocios, turismo o visitas familiares.

“El espacio Schengen es uno de los mayores logros de la Unión Europea”, señala el Partido Popular Europeo en el manifiesto que defiende Jean-Claude Juncker, su candidato para sustituir a José Manuel Barroso (también del PPE) al frente de la CE.

El PPE, mayoritario en la legislatura que termina, da prioridad al mantenimiento de la seguridad. Y defiende, como ya hizo Nicolas Sarkozy, la posibilidad de sancionar a los miembros de Schengen que no sean capaces de mantener el control de sus fronteras.

El Partido Socialista Europeo, liderado por Martin Schulz, considera que la integridad de Schengen no se pondrá en duda si todos los Estados aplican las mismas reglas y mantienen la confianza entre ellos.

Esa política común de inmigración se ha desarrollado en los últimos años no se ha completado. Y en la fase intermedia, la geografía hace inevitable que surjan tensiones, cuando países tan vulnerables como Grecia o Malta se ven obligados a atender a miles de inmigrantes o de refugiados políticos.

España, que desde primeros de año también ha visto multiplicarse en Ceuta y Melilla el número de intentos de cruzar la frontera ilegalmente (2.250 entre enero y abril, según Frontex), también presiona para que se establezcan instrumentos de solidaridad que ayuden a los países fronterizos a gestionar los flujos de población.

En la pasada legislatura, en un informe elaborado por un eurodiputado del grupo Izquierda Unitaria, ya se propuso un sistema permanente de reparto de esas personas, para aliviar la carga financiera que suponen para los estados receptores. Pero de momento no ha prosperado.

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