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La UE retrasa la norma para evitar la ingeniería fiscal

En qué se diferencian Volvo y Google cuando pagan impuestos

El comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta.
El comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta.Efe

La falta de acuerdo obligó al Ecofin (consejo de ministros de Economía y Finanzas) a retrasar la aprobación de la enmienda de la directiva de matrices y filiales, una reforma que pretende cerrar las escapatorias legales que aprovechan algunas multinacionales para reducir drásticamente su carga impositiva en Europa o, incluso, obtener devolución de impuestos en las haciendas nacionales.

La nueva directiva se ha tramitado en un tiempo récord, pues el proyecto fue aprobado por la Comisión Europea el pasado mes de noviembre. Pero su aprobación definitiva quedó ayer paralizada por las objeciones planteadas por Suecia.

El ministro sueco de Economía, Anders Borg, frenó el proyecto, no por discrepancias sobre su objetivo, sino por temor a los daños colaterales sobre las particulares estructuras de propiedad e inversión que rigen en su país. Estocolmo teme que la nueva directiva perjudique a empresas como Volvo o Ericsson, que podrían verse sometidas a una doble imposición.

La Comisión Europea se mostró dispuesta a negociar los retoques técnicos necesarios para evitar daños colaterales de ese tipo. Y Grecia, como presidencia semestral del Ecofin, intentará de nuevo cerrar el acuerdo definitivo el próximo mes de junio.

Aun así, incluso si se logra ese acuerdo, la aprobación de la reforma no será completa. El proyecto inicial de la CE incluía también la ampliación de una cláusula anti-abuso que permita a las administraciones nacionales suspender la repatriación de dividendos desde la filial de una empresa en un país europeo a la matriz domiciliada en otro. Pero en el Ecofin no existe todavía unanimidad para ampliar esa cláusula, por lo que la negociación para reformar la directiva deberá continuar el próximo semestre bajo presidencia italiana.

Doble no imposición

La directiva actual exime de impuestos esos dividendos en el país donde ha sido generados porque se supone que serán gravados en el país de origen de la empresa.

Pero las multinacionales extracomunitarias aprovechan esa posibilidad para librarse de su carga impositiva. La estrategia es tan sencilla que más que ingeniería parece bricolaje: las multinacionales trasladan los beneficios a un país de la UE, léase Irlanda, que permite la salida de impuestos hacia países terceros sin pagar impuestos. A través de esa gatera se escapan unos ingredos que, unidos a la evasión y el fraude fiscal, suponen cada año, según la UE, un billón de euros. Gigantes tecnológicos como Google, Apple, Amazon o Microsoft han podido así reducir drásticamente su factura fiscal. 

Solo para España, el potencial de recaudación si se cerrasen esas fugas ascendería a unos 72.000 millones de euros, es decir, suficiente para colocar el déficit público a cero. “Lo que estaba pensado para evitar la doble imposición se ha convertido en una doble no imposición”, reconoció ayer el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, cuyo departamento ha elaborado el proyecto para taponar la sangría fiscal.

Bruselas no ofrece estimaciones sobre el aumento de recaudación que podría suponer la reforma completa de la directiva. Pero recuerda que la introducción cambios similares en Reino Unido e Italia reportó 10.000 millones s y 1.500 millones, respectivamente.

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