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En 2013 se otorgaron 1.773 millones, 271 más que durante 2012

El crédito concedido a actividades de I+D+i sube por primera vez en tres años

El Ejecutivo negocia con Bruselas para tratar de impulsar esas cifras avalando los nuevos créditos con fondos comunitarios. 2.558 millones de euros es la merma que han sufrido los presupuestos para la I+D entre 2009 y 2012.

Financiación a la I+D+i
A. Meraviglia

Algo se mueve en los créditos a la actividad investigadora. Tras dos años de desplome en los fondos presupuestados (1.328 millones menos) y en los recursos concedidos (1.535 millones menos), los datos de ejecución presupuestaria revelan que 2013 puede haber sido un año de inflexión en los recortes de la financiación a la actividad investigadora.

De los 3.499 millones de euros que se presupuestaron el pasado ejercicio para financiar a centros públicos e investigadores a través de los dos grandes programas de ayudas (Investigación y Desarrollo Tecnológico-Industrial y Fomento y Coordinación de la Investigación) se concedieron finalmente 1.773 millones, lo que representa un 50,6% del total. Se trata del primer incremento de este porcentaje desde 2011, lo que sirvió para aportar otros 271 millones adicionales en créditos a la I+D+i.

Fuentes del Ejecutivo subrayan que en el avance de este indicador ha tenido mucho que ver la mejora en las condiciones de los créditos. Hasta 2012, el tipo de interés estaba ligado al de la deuda española, fuertemente cuestionada especialmente durante ese ejercicio, como mostró la evolución de la prima de riesgo (el diferencial del bono a diez años de España y Alemania). En junio de ese ejercicio llegó a máximos históricos (638 puntos) y el diferencial escaló al 7%.

Dicho de otra manera, que los investigadores tuvieron que pagar hasta un 7% de interés por acceder a esos créditos. Unos niveles inasumibles para centros e investigadores que, al igual que el resto de empresas, tenían graves problemas de liquidez en mitad de la tormenta perfecta de la crisis de deuda de la zona euro. Una situación que llevó a que el crédito concedido en 2012 (1.502 millones) fuera el mismo que en 2008. Eso en términos absolutos porque si la comparación se realiza en términos relativos, el porcentaje de ejecución del presupuesto (47,2%) fue el más bajo de la serie histórica.

Mejora de la financiación

Frente a ese 7%, los presupuestos de 2013 contemplaron dos disposiciones adicionales que mejoraban sustancialmente los intereses de los préstamos, ya que permitían bonificar tanto a los centros públicos, como al Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) los préstamos hasta valores igual al euríbor a un año. El pasado ejercicio ese índice se mantuvo en torno al 0,5% y el 0,6% entre enero y diciembre, lo que supuso una mejoría de seis puntos.

Pese a esa importante rebaja, el Gobierno es consciente de que muchos investigadores no cuentan con las garantías suficientes para respaldar los préstamos en caso de que así se lo solicite la entidad financiera. Esta es una de las principales razones que explican el escaso grado de ejecución de los presupuestos.

Para ofrecer una garantía adicional, la Secretaría de Estado de I+D+i ya está barajando otras alternativas para estimular la concesión de financiación. Y una de las que tiene más visos de salir adelante es el uso de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder) como garantía para acceder y flexibilizar la concesión de crédito a pymes innovadoras con bajo nivel de solvencia financiera y con dificultades para aportar garantías.

Las conversaciones con la Comisión Europea ya están en marcha para evitar que estos avales sean considerados ayudas de Estado y puedan imponerse sanciones similares a las recibidas por la industrial naval.

¿Por qué el 60% de los fondos son préstamos?

Una de las quejas más recurrentes de los investigadores se centra en la preponderancia de los créditos frente a las subvenciones directas en los presupuestos anuales del Gobierno en materia de I+D. Un cambio que se empezó a fraguar en 2009, cuando el déficit público de España se disparó hasta el 11,4% del PIB. Desde el Ejecutivo se prohibió cualquier partida de gasto que computara como déficit. En esa situación se encontraban las ayudas directas o subvenciones a la investigación, mientras que los créditos no contaban para el déficit. Los ajustes presupuestarios provocaron que los distintos Gobiernos de Zapatero y Rajoy fueran rebajando sustancialmente la partida destinada a subvenciones (1.443 millones menos entre 2009 y 2013) y la de créditos (622 menos). En 2014, los créditos suponen el 60% y las subvenciones un 40% de los recursos para I+D.

Una tendencia que va a continuar en los próximos ejercicios en la medida en que la prioridad seguirá siendo la reducción del déficit. Del 6,62% con el que cerró 2013 se debe pasar al 5,8% este año, al 4,2% en 2015 y al 2,8% en 2016. Una senda de difícil cumplimiento y que obligará, sin duda, a volver a priorizar aquellas partidas como los préstamos que no computen como déficit.

En el último informe elaborado por la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce) se alertaba de que era preciso “recuperar el terreno perdido con financiación (que nadie se engañe en este punto), pero también hay que hacerlo sólidamente, con unos objetivos y unos planes claros y coherentes. Una visión que no se quede solo en las cifras hace pensar que los presupuestos de I+D+i son continuidad de los del año pasado, que parecen estar dirigidos por Hacienda”.

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