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Se adhieren solo 21.569 contribuyentes de los 2,3 millones de potenciales beneficiarios

Menos del 1% de pymes y autónomos se acoge al nuevo régimen de IVA de caja

La gran empresa ha presionado a los pequeños proveedors para que no se apuntaran al nuevo sistema Ni las previsiones más pesimistas auguraban una adhesión tan baja

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.EFE

La posibilidad de que las empresas ingresaran el IVA en Hacienda al cobrar la factura y no en el momento de emitirla ha sido la medida aprobada por el Gobierno más publicitada y más reclamada por las empresas. Sin embargo, su éxito ha sido paupérrimo. Hacienda indicó que 1,3 millones de autónomos y un millón de pymes podrían acogerse al nuevo régimen de IVA de caja. Así, los potenciales beneficiarios ascendían 2,3 millones. Según ha podido saber Cinco Días, solo 21.569 contribuyentes se han adherido al tan anhelado criterio de caja. Equivalen al 0,9% del total y se distribuyen en 11.184 trabajadores por cuenta propia y 10.385 pequeñas y medianas empresas.

El régimen de IVA de caja se incluyó en la Ley de Emprendedores aprobada en septiembre del año anterior, aunque el reglamento no se publicó en el BOE hasta finales de noviembre. La legislación estableció que las empresas con un volumen de facturación inferior a dos millones que quisieran aplicar el IVA de caja a partir de este año debían comunicarlo a Hacienda antes del 31 de diciembre. Ese límite se amplió posteriormente hasta el 31 de marzo ante el nulo entusiasmo que mostraron las empresas por acogerse a un régimen que llevaban años exigiendo. 

El bajo número de adhesiones tiene diversas causas. El sistema tradicional funciona de la siguiente manera: las empresas deben abonar el IVA de las facturas que emiten aunque no hayan cobrado, sin embargo, las compañías también pueden deducirse el IVA cuando actúan como clientes antes de haber abonado la factura. El nuevo régimen de IVA de caja modifica los dos aspectos. Es decir, una empresa no deberá pagar el IVA hasta cobrar la factura –esta es la parte positiva–, pero tampoco podrá deducirse el impuesto hasta que haya pagado. Las compañías deben analizar su estructura de ingresos y gastos para determinar si le beneficia el régimen de IVA de caja.

Hacienda rechaza hablar de fracaso

El Ministerio de Hacienda resta importancia al bajo número de pymes apuntadas al IVA de caja y recuerda que otras medidas aprobadas ya han mejorado la liquidez de las empresas. En este sentido, recuerda que el plan de proveedores ha saldado deuda comercial de comunidades y ayuntamientos por un importe de 41.800 millones. Además, se está reduciendo el plazo medio de pago de la Administración.

Además, las empresas que facturan por encima de los dos millones no pueden adherirse al IVA de caja, sin embargo, pueden verse afectadas si su proveedor es una pyme acogida al nuevo régimen. Cuando ello sucede, la gran empresa no puede deducirse el IVA hasta que abone la factura, lo que genera un coste financiero para empresas acostumbradas a pedir la devolución del IVAantes de abonar su deuda comercial. El nuevo IVA de caja también genera gastos de gestión al obligar a actualizar el software de las empresas. Así, grandes compañías han presionado –incluso amenazado- a sus pequeños proveedores para que no se acogieran al régimen de IVA de caja. El miedo a perder clientes explica que muchas pymes hayan optado por mantenerse en el sistema tradicional.

Por otra parte, las empresas acogidas al IVA de caja deben incluir dos nuevos epígrafes en los libros-registro de IVA para notificar la fecha de cobro o pago y el medio utilizado. Si bien no suponen obligaciones formales excesivas, todos los cambios generan cierto recelo en las compañías, que han optado por la prudencia. En cualquier caso, las pymes que quieran y cumplan los requisitos podrán aplicar el IVA de caja a partir de 2015.

Ni los mas pesimistas auguraban una cifra tan baja

El febrero de 2013, el Gobierno anunció que aprobaría el nuevo régimen de IVA de caja, una medida que, sin embargo, no se incluyó en una ley hasta septiembre de ese mismo año. En febrero, este periódico realizó una encuesta entre expertos tributarios, que ya indicaron que los inconvenientes del nuevo criterio de caja pesarían más que los beneficios. El sector más pesimista apuntaba que menos de 100.000 empresas –de las 2,3 millones de potenciales beneficiarias– se acogería al IVA de caja. LA Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) auguraba que 600.000 pymes y autónomos optarían por el nuevo sistema. La cifra definitiva ha sido muy inferior a cualquier previsión y solo 21.569 pymes se han apuntado al IVA de caja.

Fuentes de Hacienda indican que no se trata de un fracaso y apuntan que se ideó un modelo reclamado por las empresas que era totalmente voluntario. Los asesores fiscales señalan que el éxito del IVA de caja hubiera sido mayor si el régimen no obligara a las empresas receptoras de las facturas emitidas con el nuevo criterio a solicitar la devolución en el momento de pagar. Si ello fuera así, las empresas que emiten facturas se deducirían el IVAen el momento de cobrar y las empresas que actúan como clientes seguirían deduciéndose el impuesto aunque no hubieran abonado la deuda. Sin embargo, esa posibilidad resulta totalmente inviable para la Agencia Tributaria porque supondría que Hacienda debería devolver un IVA que todavía no ha ingresado. Además, probablemente generaría actitudes fraudulentas y las devoluciones del impuesto de la Agencia Tributaria se convertirían en una fórmula de financiación sin intereses.

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