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Columna
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Algo más que las palabras de Draghi

Mario Draghi evitó la ruptura del euro en 2012 sin hacer realmente nada. A juzgar por los comentarios en la última reunión del Fondo Monetario Internacional en Washington, el presidente del Banco Central Europeo podría estar esperando que las palabras en lugar de las acciones resolvieran el gran dolor de cabeza político del 2014. Pero derrotar a la deflación podría exigir algo más.

El compromiso de 2012 de Draghi de hacer “lo que sea necesario” –que los observadores del mercado supusieron que significaba la compra de deuda soberana periférica– nunca tuvo que ser desplegado. La deflación es una amenaza más tangible de lo que era la ruptura.

La deflación es una amenaza mucho más tangible de lo que era la ruptura del euro en 2012

En el FMI, Draghi se dirigió claramente a la amenaza de las divisas. Evitó establecer un tope claro para el euro, pero dijo que un aumento adicional implicaría acciones no especificadas. Sus palabras han tenido algo de efecto, pero el euro sigue en niveles altos. El siguiente paso más probable es cortar la tasa de depósito por debajo de cero. Otra acción podría ser abordar directamente los costes por intereses.

El BCE aún carece de una gran herramienta política del estilo a la del Banco de Japón para luchar contra la deflación, como un alivio cuantitativo a través de la compra de bonos del gobierno. Las persistentes preocupaciones sobre la prohibición de la financiación monetaria en la zona euro y el efecto de las compras en las reformas de los gobiernos pueden explicar por qué, algo que también podría hacer la incertidumbre sobre cómo podría funcionar la flexibilización cuantitativa en una zona euro que sigue fragmentada.

Sin embargo, los mercados se esforzarán para dar mucho crédito antes que otras diferentes y complejas herramientas políticas. Eso hace que las palabras sean un poco más baratas, y la presión para actuar mayor.

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