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Tribuna

El crédito al sector privado y el Día de la Marmota

Hay dos eventos que, año tras año, marcan el final de la cuesta de enero: la celebración del Día de la Marmota, el 2 de Febrero, y la publicación de los resultados bancarios. Este año, la famosa marmota protagonista de la película de Bill Murray ha pronosticado un invierno largo y frío.

Los resultados bancarios, por su parte, han arrojado buenas noticias: las cinco principales entidades de crédito españolas alcanzaron los 7.674 millones de euros de beneficios en 2013, cuatro veces más que en el ejercicio anterior.

¿Son estos resultados el primer paso hacia la descongelación del flujo de crédito al sector privado o 2014 seguirá siendo un año difícil para la obtención de financiación bancaria? Existen factores que apuntan en ambas direcciones, tanto desde el lado de los oferentes de crédito como desde el de los demandantes.

Desde el punto de vista de la oferta de crédito, la caída de las provisiones bancarias invita al optimismo. La mejora de los resultados de 2013 se debe, en gran medida, al mayor saneamiento de las entidades. La limpieza de los balances es una condición necesaria para que, tras una crisis como la actual, el crédito vuelva a fluir con normalidad.

"El segundo interrogante se encuentra en la existencia de márgenes financieros apretados”

Junto a este elemento positivo, dos dudas se ciernen sobre la oferta de crédito. La primera es la “tentación de la deuda pública”. En un entorno de bajos tipos de interés y cierta incertidumbre, los gestores bancarios encuentran un gran atractivo en la adquisición de bonos soberanos. Este efecto crowding out o expulsión podría seguir produciéndose en los próximos meses, especialmente tras los episodios de inestabilidad vividos recientemente en Argentina, Brasil y México.

El segundo interrogante se encuentra en la existencia de márgenes financieros apretados. El escaso diferencial de intereses con el que trabajan las entidades bancarias, en un entorno de crecimiento económico débil, limita su capacidad de financiación en el corto plazo.

Desde el punto de vista de la demanda, el alto endeudamiento privado reduce el acceso a nuevos créditos por parte de hogares y empresas. La última actualización de Eurostat muestra que la deuda privada en España alcanza el 195% del PIB.

Según los datos publicados por Banco Central Europeo (BCE) en su documento “Survey on the access to finance of small and medium-sized enterprises in the Euro Area”, el problema no es tanto de concesión de créditos por parte de las entidades financieras como de solicitudes por parte de las empresas.

El informe del BCE, citado por el Fondo Monetario Internacional, recoge datos procedentes de encuestas realizadas a directivos de empresas de pequeño, mediano y gran tamaño en toda Europa. En el caso de España, los resultados muestran que sólo entre un 5% y un 10% de los encuestados reconoce no haber solicitado un crédito por temor a ser rechazado por su banco. El 90% restante no lo hace por otros motivos: alto endeudamiento previo, diferentes necesidades de crecimiento…

En cuanto a aquellos que sí solicitaron financiación, entre un 75% y un 85% obtuvieron la totalidad o parte de lo que pidieron. Sólo un 5% de las pequeñas empresas reconoce que, aunque el crédito le fue concedido, lo rechazó por las duras condiciones impuestas por la entidad financiera. Estos resultados sugieren que para que el crédito vuelva a crecer con fuerza en los próximos años será necesario que la demanda se recupere. Para ello es imprescindible que se culmine con éxito el proceso de desapalancamiento privado que ya está en marcha.

El análisis de los factores que afectan a la oferta y a la demanda de crédito arroja más sombras que luces. Pese a ello, no hay que dejarse llevar por el pesimismo. La mayor parte de los problemas detectados deberían irse disipando conforme la economía vaya recuperándose.

El sector exportador, la financiación para la compra de automóviles… ya están experimentando una recuperación de la financiación bancaria. El círculo crédito-crecimiento-crédito debe empezar por aquellos sectores que ya están saliendo de la recesión. De ello depende el final del “invierno de la crisis” y la llegada de una primavera económica más o menos temprana.

Gonzalo Gómez Bengoechea es profesor de Economía de Icade.

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