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Columna
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El dinero llega a Alemania

Los salarios de 2,1 millones de empleados públicos alemanes subirán un 5,7% en dos años. Con una inflación de apenas el 1,2%, y una presión fiscal estable, eso significa que los ingresos reales crecerán significativamente.

El acuerdo servirá como punto de referencia para el sector privado. Siete industrias –entre otras la construcción, con 1,8 millones de trabajadores, y la banca, con 600.000– renegociarán sus sueldos en 2014. Medio millón de trabajadores de la industria química se beneficiarán de un aumento salarial del 3,7% en 14 meses. Los sindicatos alemanes son cada vez más agresivos, como ha demostrado la inédita huelga de tres días de los pilotos de Lufthansa.

Además, la economía alemana puede permitirse el aumento de sueldos. La recuperación eleva la demanda y los beneficios para el sector privado. El fuerte mercado laboral y el sólido crecimiento de la producción están elevando los ingresos fiscales. El sector público puede absorber un aumento del desembolso anual en nóminas de alrededor de 2,5 millones de euros.

Eso es un buen augurio para la demanda interna. Pero depende mucho de los consumidores en un país famoso por su tacañería y autocontrol. La tasa de ahorro de los hogares alemanes se ha reducido un poco, pero sigue estando un 25% por encima de la media de la zona euro.

Los alemanes tienen algunas razones para ser más parsimoniosos. El rápido envejecimiento de la población y el presionado sistema público de pensiones piden mayores planes de pensiones personales –difíciles de construir en una era de tipos de interés muy bajos–.

A esto se añaden los factores psicológicos: en un país donde la repulsión contra la deuda está muy extendida, y no es probable que se produzca un desmadre del gasto privado.

Su superávit por cuenta corriente puede, no obstante, aumentar, ya que la recuperación en Europa debería reavivar la demanda de bienes de ingeniería alemana. Pero al menos el incremento de las exportaciones no está impulsado por la moderación salarial, con unos costes laborales unitarios industriales ya un 5% por encima de la media de otros países industrializados. La caída de los costes laborales en la periferia ensancha la brecha.

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