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El FROB pretende que varias entidades extranjeras compitan por Catalunya Banc

La banca española se encuentra con la horma de su zapato

Vista de la fachada de la sede de Banesco en Caracas.
Vista de la fachada de la sede de Banesco en Caracas. EFE

La venta de Novagalicia a Banesco ha sido la gran sorpresa del mes. El mercado apostaba por CaixaBank, Santander o BBVA, tras descartar hace unas semanas al gran favorito durante varios meses, el fondo estadounidense Guggenheim. El FROB ha logrado quitarse de encima antes de cierre del año y en una primera vuelta solo, la espinosa subasta de Novagalicia, en la que los componentes políticos han jugado una baza importante en todo el proceso.

Mantener la independencia y la sede en Galicia de la firma financiera era la gran apuesta de Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta. Se jugaba una parte importante de los votos del PP en la comunidad autónoma. Mariano Rajoy también.

Pero al final, Feijóo logró su objetivo, como hace unos años consiguió que Caixanova y Caixa Galicia se fusionaran para crear Novagalicia, pese a que era una operación contraria a todo principio de rentabilidad.

Y como en casi todas las transacciones, hay alguien que gana, y otro que gana menos, e incluso que pierde. Este es el caso de José María Castellano, presidente de Novagalicia hasta el viernes.

Castellano apostó también por la independencia de Novagalicia, por su galleguidad, pero apostó por un caballo perdedor, por un fondo, Guggenheim. Su plan contaba inicialmente con el apoyo de la Xunta, pero apareció el venezolano Banesco y su plan se fue al traste.

Banesco y su fundador cumplen esos requisitos de la morriña gallega, esa del español conocido en Latinoamérica también como gallego. El inmigrante que debe abandonar su tierra para conseguir un futuro más próspero. Hacer las américas. Su presidente, Juan Carlos Escotet, descendiente de madre asturiana y padre leonés, es el claro ejemplo del triunfador que regresa a sus orígenes como una muestra del cariño y respeto hacia la tierra de sus antepasados.

Banesco, además, es un banco tradicional, con una operativa y productos sencillos de pasivo y activo. Ahorro y créditos. Su actividad es la mera intermediación bancaria entre la entidad y el cliente. Y es el modelo que quiere implantar en España, en Novagalicia.

Da la casualidad que es la misma banca que hacen las entidades nacionales, la misma que todas las instituciones y organizaciones internacionales reclaman tras la crisis financiera que ha azotado primero a Estados Unidos, luego a Europa, y al final a España. Zapatero a tus zapatos. Banesco solo tiene unos activos de 27.000 millones de euros, pero su beneficio anual se acerca a los 1.000 millones de euros.

El FROB espera que la próxima subasta, la de Catalunya Banc, cuyo proceso se abrirá en enero, encuentre más jugadores foráneos “para no depender siempre de los mismos”. Y es que este organismo estatal criticaba el pasado jueves la actitud de las entidades españolas en las subastas. Solo se quejan y piden ayudas públicas para acudir a las pujas. Argumentan que ya han adelantado varios miles de millones para sanear a los grupos financieros zombis.

“Si la banca española quería Novagalicia, que hubiera ofrecido más”, critican fuentes del FROB. Mientras, en enero, entrará en la batalla financiera nacional otro competidor extranjero con ganas de obtener beneficios rápidamente, y que pretende imponer un modelo más ágil de hacer banca. Es el fondo anglosajón Apollo.

Esta firma adquirió hace unos meses Evo Banco, pero será a principios de año cuando comience a operar bajo la batuta de Apollo. Se da la casualidad o circunstancia de que el máximo responsable de Apollo, Andrés Rubio, es un estadounidense de padres asturianos que conoce muy bien el mercado español y cuyo fondo ha apostado muy fuerte por el sector financiero e inmobiliario en el país. Y sigue de compras.

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