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Los expertos alertan de que la brecha con los desarrollados vuelve a abrirse

El tren de la I+D+i vuelve a pasar de largo por España

Dos científicos, en un laboratorio en Barcelona.
Dos científicos, en un laboratorio en Barcelona.

Gobierno, empresas y centros tecnológicos gastaron 26.801 millones de euros en actividades relacionadas con la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) en 2012. Es prácticamente la misma cifra registrada en 2006 y es una muestra de que la necesidad de invertir en esas materias para ganar competitividad no ha calado en los distintos actores de la economía española. Objetivos como los fijados en la Agenda de Lisboa (que se invierta el 2% del PIB en I+D) parecen quimeras y los expertos alertan de que la brecha entre España y los países desarrollados vuelve a abrirse.

Juan Mulet, director general de la Fundación Cotec, apuntó que la crisis ha tenido un efecto devastador en todos los estratos empresariales. “Las pymes fueron las primeras que se resintieron y eso se ha notado en que el número de empresas innovadoras lleva cayendo tres años consecutivos”, apuntó ayer durante un encuentro informativo para valorar los últimos datos del INE. Las grandes, aquellas con más de 250 empleados en plantilla, también han empezado a notar los efectos de la crisis, aunque solo en los presupuestos que dedican a la I+D. “En un país en el que los servicios tienen un papel tan protagonista, la I+D+i debería haber crecido, algo que no ha sucedido”, puntualizó.

El diagnóstico de Mulet, que representa a una fundación que tiene entre sus patronos a empresas como Telefónica, Repsol, Mercadona, Iberdrola o BBVA, parte de la crítica de un sistema cuyos recursos han ido cayendo en paralelo a la crisis. “El gasto total de I+D en España ha sido muy importante desde 1994 hasta el comienzo de la crisis en 2008, con crecimientos medios anuales superiores al 10%. Con la crisis, este gasto primero se estanca y luego comienza a caer con descensos del 2,5% en 2011 y del 5% en 2012”, apuntó.

“Cuando comparamos la evolución desde el comienzo de la crisis del gasto de I+D como porcentaje del PIB de España con los principales países de nuestro entorno, se observa que mientras estos últimos mantienen, o incluso suben su gasto, en España este se reduce cada vez más a pesar de que el PIB también ha venido disminuyendo durante estos años”, subrayó. De hecho, si se comparan las cifras con otros grandes países de la zona euro, como Francia o Alemania, la diferencia de gasto se ha ampliado, mientras que Italia ya invierte más dinero que España, algo que no sucedía desde 2005.

¿Quién ha sido el responsable de esa ralentización en el gasto? La Agenda de Lisboa, la hoja de ruta pactada entre los países de la UE para alcanzar unos niveles aceptables de inversión en I+D+i, establecía que el sector privado debía aportar al menos dos terceras partes de la inversión total en estas materias. Un objetivo que no se ha cumplido ni de lejos en los 15 años de crecimiento continuado del PIB (1993-2008) y que se ha empezado a ver más cerca durante los seis ejercicios de crisis. Esa mejoría, sin embargo, no se ha producido tanto por el mayor gasto privado, sino por el menor público. La inversión con fondos de las distintas Administraciones creció hasta 2010, gracias en parte a la apuesta del Ejecutivo socialista con el Ministerio de Ciencia e Innovación, y a partir de esa fecha fue cayendo sin que las empresas tomaran el relevo. Mulet achacó esa interrupción a la falta de transferencia de tecnología en España. “Se ha creado un sistema con grupos de investigación muy pequeños que se dedican a publicar artículos y no a la transferencia de tecnología”, apuntó.

Todo ello ha dejado un panorama desolador en el sistema de I+D+i en España. El número de empresas que realizan actividades de I+D, mayoritariamente las que tienen más de 250 trabajadores, y de innovación en España están bajo mínimos. En el caso de las primeras, la cifra, pese a experimentar una ligera subida, se mantiene en 11.213 compañías que invierten en I+D, apenas un 0,32% del total. Donde sí se ha producido una caída ha sido en el segmento de empresas de más de 250 trabajadores, en el que la cifra ha bajado de las 1.022 firmas en 2010 a las 898 en 2012, mostrando cómo los ajustes presupuestarios se han dejado sentir incluso en las cuentas de las multinacionales. La estadística que realiza el INE también muestra unos resultados preocupantes en materia de innovación tecnológica, el recurso utilizado mayoritariamente por las pymes para mejorar un proceso o un producto. De las 38.545 pymes que innovaron entre 2009 y 2011 (se entiende como innovación aquella que se realiza durante tres años consecutivos) se ha pasado a 30.653 entre 2010 y 2012. Un ajuste que también se ha producido en las grandes (de 1.646 a 1.622).

Todo ello hace temer a los expertos que el tren de la I+D+i haya vuelto a pasar de largo por España.

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