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La Rioja

La fiesta del vino

La vendimia es una excelente ocasión para visitar las bodegas y conocer sus secretos

Recogida de uva en una bodega de La Rioja.
Recogida de uva en una bodega de La Rioja.

Región privilegiada para el cultivo de la vid, sus paisajes, historia, monumentos y excelente gastronomía son siempre un atractivo para visitar La Rioja en cualquier época del año.

Pero, en particular, la vendimia es una buena excusa para realizar una escapada y conocer de primera mano un proceso que abarca desde la recogida de la uva hasta las labores que se realizan en las bodegas y que culmina con la obtención de uno de los mejores vinos del mundo.

Es una experiencia que cada año se puede disfrutar con el cambio de estación, en las primeras semanas del otoño. Un momento único, que dura en torno a un mes, y una oportunidad que ningún amante del vino debería perderse. En esos días, muchas bodegas abren las puertas para mostrar sus secretos a los visitantes: desde la recogida y recepción de la uva hasta las plantas de embotellado, pasando por las naves de fermentación y crianza.

En La Rioja se bebe pero, sobre todo, se vive el vino. A su alrededor se organizan actividades tanto para los locales como para los visitantes: fiestas, deporte entre viñedos, catas, vinoterapia, programas enoturísticos... En esta tierra se encuentra la mayor concentración de empresas bodegueras del país, en torno a 1.500, de variados tamaños y características.

Es, por tanto, un lugar ideal también para conocer la evolución histórica de la arquitectura relacionada con la elaboración del vino: desde los lagares rupestres de la Sonsierra a los calados excavados en la roca o los guardaviñas, desde establecimientos centenarios (Murrieta, Cune, Bilbaínas…) a obras arquitectónicas de vanguardia, entre ellas las de famosos arquitectos como Frank O. Gehry (Hotel Marqués de Riscal), Philippe Mazières (Viña Real) o Zaha Hadid (López de Heredia) se integran en el paisaje riojano.

Alojarse en una bodega o en pequeños hoteles y casas rurales que ofrecen programas de enoturismo es una excelente opción. Algunos de estos establecimientos se encuentran en enclaves de gran belleza, en medio de la estampa típica de viñedos o en pueblos con encanto desde los que se pueden hacer rutas turísticas sin necesidad de realizar grandes desplazamientos. En La Rioja todo está cerca.

Tampoco hay que dejar pasar la oportunidad de comer en alguna de las bodegas con restaurante propio y deleitarse con unas chuletillas de cordero cocinadas con sarmientos, sofisticados platos de nueva cocina o unas patatas con chorizo a la riojana acompañadas con los mejores caldos de la tierra.

Una tierra rica en historia

Es una comunidad autónoma pequeña. Sin embargo, además de buen vino, las tierras de La Rioja están llenas de historia, como se puede apreciar en sus monasterios. Por ejemplo, en los de Suso y Yuso (Patrimonios de la Humanidad), ubicados en San Millán de la Cogolla, un monje, dedicado a la copia de libros, escribió las primeras palabras que se conocen en lengua castellana.

De algunos monasterios solo quedan las ruinas y documentos que certifican su influencia en la Edad Media como difusores de cultura, pero otros muchos han conservado sus edificios y la actividad de sus comunidades religiosas a través de los siglos y ahora son centros que atraen turismo cultural, religioso y artístico, lo que convierte a la Ruta de los Monasterios en uno de los destinos más consolidados del turismo en La Rioja.

El Camino de Santiago francés también se adentra en La Rioja desde tierras navarras, cruza el río Ebro por el puente de Piedra en Logroño y sale por Grañón en dirección a Burgos. Un camino de más de 60 kilómetros de historia medieval que atraviesa siete pueblos, campos de viñedos y cuatro ríos.

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