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Efectos de la subida de tasas

A más precio, menos demanda, también en los campus

Las facultades españolas pierden alumnado por primera vez desde 2007, coincidiendo con el encarecimiento de las tasas más la progresiva implantación del proceso Bolonia y la crisis

La universidad pública ha perdido 17.000 estudiantes. En la imagen, el campus del País Vasco.
La universidad pública ha perdido 17.000 estudiantes. En la imagen, el campus del País Vasco.

Del latín universitas, nombre abstracto formado sobre el adjetivo universus-a-um: todo, entero, universal. La Universidad española responde a este significado etimológico de la palabra, pero en el último curso, el todo es menos todo, y el universal, menos universal.

Por primera vez desde 2007, los campus españoles perdieron alumnado el año pasado, coincidiendo con el nuevo sistema de tasas que incrementó un 16,7% de media los precios públicos de las carreras. Según datos, aún provisionales, del Ministerio de Educación, el número de alumnos desciende el curso 2012-2013 en 21.500 matriculados, en comparación con el mismo avance estadístico del año anterior.

La mayor caída, en términos absolutos, se produce en los centros públicos, que pierden 17.000 estudiantes de grado y primer y segundo ciclo y 5.000 de másteres, mientras que en las aulas privadas en su conjunto se matricularon 500 jóvenes más, aunque con una bajada de 2.500 matriculados en las distintas carreras y un aumento de 3.000 entre las titulaciones de posgrado.

En la Universidad, todo se disecciona a partir de la identificación y los análisis de las variables, pero para el catedrático Francisco Michavila, director de la cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, la relación precios-alumnos parece directa.

Al acabar el curso pasado había 30.000 universitarios en riesgo de ser expulsados por no estar al corriente del pago

“La gran subida de las tasas nos ha llevado a una bajada de estudiantes; el año pasado ya se produjo una salida de alumnos del sistema porque hay gente que no puede pagar, y otros están a punto de salirse”, analiza, aunque también señala a los cambios de la progresiva implementación de Bolonia como otra de las posibles causas del descenso.

Un aspecto que, asimismo, tiene en cuenta el vicepresidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Francesc Xavier Grau, para quien “no sería justo atribuirlo a la subida de tasas, porque los estudiantes estadísticamente mayoritarios, los grupos de entre 18 y 23 años, se incrementan, mientras que bajan los mayores de 30 años, porque, en crisis, la gente se piensa más emprender y una segunda titulación, y los alumnos de máster, en los que puede pesar la implantación de los nuevos grados”.

Para el Ministerio de Educación, que realiza la comparación entre los datos provisionales de 2013 y los consolidados de 2012, y concluye que el descenso fue de 11.500 alumnos, “la bajada es meramente circunstancial, pero no consecuencia de la subida de precios, porque en ese caso se habría notado más en las comunidades que los elevaron más, y no ha sido así”, asegura el secretario general de Universidades, Federico Morán.

Las carreras que más han visto mermar sus listas en la enseñanza pública han sido las de Ciencias Sociales y Jurídicas, con un descenso de 19.300 alumnos, frente al aumento de 17.000 estudiantes que han ganado las Ciencias de la Salud, única rama que mejoró la asistencia a sus aulas. En medio, las Enseñanzas Técnicas pierden 9.300 estudiantes; Humanidades, 3.400, y las disciplinas de Ciencias, 1.800.

La caída porcentual en los másteres ha sido superior, hasta alcanzar una tasa negativa del 5% en el conjunto de las universidades públicas, lo que para el rector de Alcalá de Henares y presidente de la conferencia madrileña (CRUMA), Fernando Galván, es “especialmente grave, porque son investigadores potenciales que perdemos para el futuro”.

Es un argumento con el que los rectores, según Galván, convencieron a la consejería para que este año congelara las tarifas de los posgrados; objetivo que, sin embargo, no han conseguido extender a los precios de las carreras, que en Madrid vuelven a subir este curso una media del 20%.

Educación, una inversión rentable

“Es más importante estudiar que acumular carreteras y máquinas”. Es la conclusión de Ángel de la Fuente, coautor del último informe del Observatorio sobre Capital Humano del BBVA Research. La apreciación no es subjetiva. El estudio demuestra que el capital humano presenta una correlación mayor con el PIB que el capital físico o tecnológico. El análisis concluye que España debe avanzar en educación para ganar competitividad, pese a los progresos de las últimas décadas.

Es un esfuerzo que no va a fondo perdido. Según el estudio Temas candentes de la universidad española 2013, de la firma de servicios profesionales PwC, existen informes que demuestran que las universidades públicas, en general, devuelven a la sociedad globalmente la inversión que se ha hecho en ellas multiplicada por 1,5 o por 2.

No se trata solo de justicia o bienestar social, sino que en términos de rentabilidad fiscal, el mismo Observatorio de BBVA calcula que las arcas públicas recuperan el 90% del gasto efectuado por un curso adicional en los estudios universitarios de primer ciclo, la mayor tasa de retorno de todos los niveles educativos. “Tienen salarios más altos, por lo tanto pagan más impuestos y tienen menos probabilidad de estar en el paro, con lo que la recuperación se produce a lo largo de toda la vida laboral de esos profesionales”, asegura De la Fuente.

Por eso, entiende que la crisis no tiene por qué modificar esta relación, “porque aunque la situación ha empeorado para los recién graduados, se ha deteriorado más para quienes tienen niveles de formación más bajos, y que tarden más en incorporarse no altera las medias para periodos largos de tiempo”, remata.

Menos asignaturas

Los primeros datos indican, además, que quienes empezaron o continuaron en clase optaron por coger menos asignaturas para intentar abaratar la factura, lo cual “tiene un efecto perverso, porque si se habla de la eficiencia del sistema y de aprovechar los recursos al máximo, que un estudiante, en lugar de acabar en cuatro años lo prolongue a seis o más, supone un uso ineficiente de los recursos”, asegura Galván.

No existen estadísticas globales al respecto, pero algunos ejemplos confirman esa evolución, en la que también influye, no obstante, el cambio de ciclos por grados. Así, los créditos en los que se matricularon estos alumnos bajaron un 6,4% en la Universidad de Salamanca, un 6,2% en la de Sevilla y entre un 8% y un 10% en los campus madrileños.

Desde el ministerio reconocen que se ha podido producir un descenso, no significativo, pero “igual puede ser un buen hábito que los estudiantes se matriculen en lo que creen de verdad que pueden sacar”, reflexiona Morán.

El problema, según Álvaro Ferrer, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), es que hay que matricularse “de 60 créditos para optar a una beca, con lo que muchos compañeros se ven en la tesitura de coger las asignaturas que pueden pagar, y renunciar a la ayuda, o matricularse el curso completo para poder pedirla y arriesgarse a no conseguirla”.

Tasas, crisis económica y restricción en las becas son los principales ingredientes de un cóctel que ha agravado los problemas de impagos, que, aunque siempre se acumulan en junio, este año han sido más acusados. Al acabar el curso, y según cálculos realizados por este periódico, había 30.000 alumnos en riesgo de ser expulsados por no estar al corriente de pago.

En las universidades madrileñas se alcanzaron los 7.000 estudiantes con abonos atrasados; en Cataluña, 3.000; en la Universidad de Sevilla, 2.500; en la Politécnica de Valencia, unos 600. Pero es la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) la que presentaba la cifra más abultada, con 10.500 casos de alumnos que no solicitaron beca, número que hasta septiembre no se ha modificado, según el Vicerrectorado de Alumnos.

La mayoría de los centros han arbitrado procedimientos excepcionales que aún están en marcha, como el de la Complutense de Madrid, que permite hacer frente a los atrasos en dos o cuatro mensualidades y al que se han acogido un 21% de los 2.673 alumnos afectados.

“Pero si la situación no se resuelve en las próximas semanas, vamos a tener que dar de baja algunas matrículas”, advierte Victoria Vivancos, vicerrectora de la UPV.

Ante esta situación, varios rectorados han incrementado las posibilidades de fraccionamiento de pago en tres, cuatro y seis cuotas, o incluso, el abono mensual. Así lo contemplan la Generalitat Valenciana para sus campus y, entre otras, algunas universidades madrileñas como la de Alcalá, “aunque el diferimiento en 10 mensualidades facilita el pago, el coste es el mismo”, advierte su rector, que aún espera algún mecanismo compensatorio del Gobierno autonómico para que nadie se quede sin estudiar por falta de recursos.

Un portavoz de la Consejería de Educación ha precisado que para ello tiene que terminar el periodo de matriculación y concesión de becas por parte del ministerio y que los rectores manifiesten si se han detectado esos problemas.

La nueva recaudación

Uno de los objetivos del nuevo sistema de tasas era modificar el reparto de las distintas fuentes de financiación de la Universidad pública, de forma que las familias aportaran hasta el 25% del coste de la carrera, frente al 15%, de media, de entonces. Los campus tendrían que recaudar a través de matrículas lo que dejaran de ingresar de los presupuestos públicos.

“¿Es un objetivo viable? Si todos pagan y el número de alumnos no baja, sí, pero los matriculados han descendido y otros tienen grandes problemas de pago, con lo que el problema rebota a la Universidad”, se pregunta y responde el catedrático Michavila.

Las primeras aproximaciones de los rectores apuntan a que el encarecimiento de las tasas ha aportado un tercio de lo que los campus han dejado de percibir por los ajustes. “En mi universidad se ha producido un recorte superior al 20%. Una tercera parte se ha compensado con la subida de tasas; otra, reduciendo costes de funcionamiento, y otro tercio aún está por absorberse, por lo que estamos yendo a situaciones deficitarias”, calcula el vicepresidente de la CRUE y rector de la Rovira i Virgili, de Tarragona, que opina: “Lo que se ha hecho, se ha hecho apresuradamente”. “Partíamos de una financiación insuficiente que iba mejorando lentamente, y ahora entramos en una dinámica irreflexiva de reducción porque hay crisis”, añade.

El recorte en todo el país, según la CRUE, ha sido de 1.224 millones de euros (17,9%) desde 2008 hasta 2013, aunque de forma más intensa desde 2010. A ello habría que sumar otros 1.300 millones que, según sus cálculos, les deben las comunidades como obligaciones reconocidas, pero no pagadas, con los consiguientes problemas de tesorería que acarrea.

Un ejemplo ilustra la situación. De una financiación pública de 1.085 millones de euros en 2010, las universidades madrileñas han pasado a 863 millones, pero “en el último curso hemos obtenido entre un 40% y un 50% de lo que la comunidad preveía que íbamos a recaudar, con lo que hemos tenido una pérdida objetiva de financiación”, se lamenta Galván.

“No conozco ninguna autonomía en la que los ingresos por la subida de tasas hayan compensado toda la reducción de la financiación pública, pero eran cosas distintas: por una parte, el nuevo sistema de tasas y, por otra, la necesidad de las comunidades de cumplir sus objetivos de reducción de déficit”, reconoce el secretario general de Universidades.

Las privadas también bajan

El conjunto de las 26 universidades privadas y de la Iglesia católica también han perdido un 1,47% de su alumnado de ciclos y grados, con respecto al curso anterior, según los datos provisionales de ambos años. Y es que, incluso, los centros que lograron incrementar sus estudiantes han notado un aumento de las dificultades para poder hacer frente a los pagos.

“Hemos tenido que flexibilizar nuestras fórmulas de pago y ampliar los elementos de apoyo”, describe Jordi Riera, vicerrector de docencia de la Universidad Ramón Llull, que en los últimos tres años ha incrementado un 30% las aportaciones destinadas a las ayudas para estudiantes y ha optado por congelar las tarifas.

Los campus privados han ganado cuota en el curso 2012-2013 entre los alumnos de másteres oficiales, con un incremento del 12,6%, atendiendo al avance estadístico.

“En momentos de dificultades, el estudiante, sobre todo de máster, intenta encontrar proyectos de formación que estén muy vinculados a la vida real, a las empresas y a los procesos de ocupación”, concluye Riera, para quien el curso académico que comienza será más complejo, porque “la variable socioeconómica no ha dado un salto significativo de mejora y los ahorros de las familias se van agotando”.

Tasas

Tras la gran escalada del año pasado, Madrid es la única comunidad que este curso vuelve a aplicar subidas de dos dígitos (entre un 16% y un 26%) a las tasas universitarias. Le siguen Baleares (5%), Aragón (3,6%) y Cantabria (3,3%), mientras que el resto ha optado por congelar los precios, como Asturias, Galicia, Canarias y Cataluña (en primera matrícula), o por subirlas en el entorno, o por debajo, del IPC.

El problema es que las diferencias se van acumulando de forma que una misma carrera pueda ser hasta cerca de tres veces más cara en una u otra universidad, dependiendo de dónde esté ubicada. Contando solo el coste de 60 créditos y en primera matrícula, un curso de Derecho en Madrid cuesta 1.620 euros, frente a 591 en Galicia; y uno de Enfermería en Castilla y León sale por 1.647 euros, más del doble que los 757 euros de Andalucía.

“Es sangrante que una carrera pueda casi costar el triple en una comunidad que en otra. Eso lleva a la fragmentación del país y debería haber algún instrumento de la Administración central que regulara esta cuestión”, se lamenta el rector de la Universidad de Alcalá.

“En un país donde hay poca movilidad, el que ahora se generen estas disparidades va a influir en las posibilidades de muchos estudiantes para desplazarse, e incluso, a la hora de elegir estudios”, añade el presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes.

“Es un resultado no buscado de la nueva horquilla de precios y un efecto de nuestro estado autonómico, que a veces tiene consecuencias positivas, y otras, no tan positivas. Son cosas que, de facto, crean desigualdades, pero no podemos hacer nada”, replica el secretario general de Universidades.

Disparidad de precios

Tras la gran escalada del año pasado, Madrid es la única comunidad que este curso vuelve a aplicar subidas de dos dígitos (entre un 16% y un 26%) a las tasas universitarias. Le siguen Baleares (5%), Aragón (3,6%) y Cantabria (3,3%), mientras que el resto ha optado o por congelar los precios, como Asturias, Galicia, Canarias y Cataluña (en primera matrícula), o por subirlas en el entorno o por debajo del IPC.

El problema es que las diferencias se van acumulando de forma que una misma carrera puede ser hasta cerca de tres veces más cara en una u otra universidad dependiendo de donde esté ubicada. Contando solo el coste de 60 créditos y en primera matrícula, un curso de Derecho en Madrid cuesta 1.620 euros frente a 591 en Galicia, y uno de Enfermería en Castilla y León sale por 1.647 euros, más del doble que los 757 euros de Andalucía.

“Es sangrante que una carrera pueda casi costar el triple en una comunidad o en otra. Eso lleva a la fragmentación del país y debería haber algún instrumento de la Administración central que regulara esta cuestión”, se lamenta el rector de la Universidad de Alcalá. “En un país donde hay poca movilidad, el que ahora se generen estas disparidades va a influir en las posibilidades de muchos estudiantes de poder desplazarse e incluso a la hora de elegir estudios”, añade el presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes.

“Es un resultado no buscado de la nueva horquilla de precios y un efecto de nuestro estado autonómico, que a veces tiene consecuencias positivas y otras no tan positivas. Son cosas que, de facto, crean desigualdades, pero no podemos hacer nada”, replica el secretario general de Universidades.

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