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Empresas Vintage

Bic, 60 años escribiendo normal

La empresa familiar francesa lanzó en 1950 el primer bolígrafo de precio económico La firma permaneció siempre fiel a su idea original: comercializar productos simples pero de calidad

Un antiguo anuncio de Bic.
Un antiguo anuncio de Bic.

Más de una generación sabe de memoria que el Bic Naranja escribe fino mientras que el Bic Cristal escribe normal. La tremenda implantación de este eslogan publicitario, sin duda el más exitoso de la compañía francesa, en el imaginario colectivo da muestras de la importancia cosechada por la marca.

Desde que en 1950 sacara a la venta su producto estrella, el Bic Cristal, esta empresa familiar ha crecido hasta estar presente en 160 países y facturar 1.899 millones de euros en 2012. Todo ello a través de unos productos que se sitúan en la gama económica de todos los segmentos en los que compiten. De ahí que puedan afirmar que cada segundo se venden en todo el mundo 300 productos de escritorio, 70 mecheros y 130 cuchillas o maquinillas de afeitar, por mencionar los tres principales negocios en los que operan. Si mira en su cajón, esté en casa o en la oficina, seguramente encuentre al menos uno de sus bolígrafos, responsables del 33% de las ventas de la empresa.

Cronología

1950. Marcel Bich saca al mercado el primer bolígrafo a precio popular. Se intenta también que sea de diseño cómodo y minimalista. Considerado como satisfactorio, el aspecto del Bic Cristal se ha mantenido sin apenas cambios hasta hoy.

1962. Bic adopta como símbolo un personaje con una gran bola como cabeza, en homenaje a la que llevan los bolígrafos en la punta para que se deslicen sobre el papel.

1973. La compañía decide diversificar su negocio. Este año lanza en Francia su primer mechero.

1975. Tras comprobar los buenos resultados de su incursión en un negocio alternativo a los bolígrafos, Bic apuesta este año por las maquinillas de afeitar desechables.

2008. La compañía decide lanzar junto a Orange el primer teléfono móvil desechable (19 euros con 12 en llamadas).

2012. Bic prueba suerte en la educación con tabletas y portátiles para colegios.

Una de las bases del éxito de la compañía, según afirman ellos mismos, es haber permanecido fieles a su idea original: comercializar productos simples pero de calidad. Sus reconocibles maquinillas desechables, bolígrafos y mecheros no tienen ornamento alguno y tratan de ser lo más funcionales posible. Así, por ejemplo, el clásico Bic Cristal se ha adaptado a los nuevos tiempos añadiendo a una de sus puntas una superficie blanda para poder escribir en las pantallas táctiles.

La compañía produce 40 millones de artículos diarios en sus 23 factorías repartidas por todo el mundo, así como en las 85 empresas con las que trabaja Bic en algunos de los mercados en los que está presente. Perfeccionar los canales de abastecimiento a los clientes, a través del desarrollo de centros logísticos para varios países y de la optimización de las rutas de transporte y de los envíos por mar, ha sido siempre una de las obsesiones del grupo. El pragmatismo no solo es importante para el consumidor: también lo es para sus clientes.

El bolígrafo del pueblo

Todo empezó en 1950. Marcel Bich, que le puso su nombre a la compañía, lanzó en Francia el Bic Cristal: un bolígrafo de primera calidad a un precio asequible para el gran público. El producto demostró ser manejable a la vez que económico, y se consideró tan bueno que apenas ha cambiado en sus 63 años de historia.

La diversificación de la producción no llegó hasta los años setenta. En 1973 la compañía lanzó su primer mechero, y dos años después se decidió a comercializar su primera maquinilla de afeitar. En ambos casos se optó por fabricar productos desechables, como en el caso de los bolígrafos, pero que no fallaran. Funcionó.

Esta misma filosofía se ha llevado a productos en los que a priori resulta difícil creer que pueda funcionar. Es el caso de Bic Phone, los teléfonos móviles desechables comercializados por la compañía gala desde 2008 en colaboración con la operadora (también francesa) Orange. Dichos teléfonos, que cuentan solo con las funciones imprescindibles, cuestan 19 euros y vienen con 12 euros en llamadas y un bolígrafo. El aparato se presenta listo para ser usado, con una batería precargada que se puede volver a llenar si se desea mediante un cable USB. ¡Enciende y llama!, reza el eslogan. Con alarma, reloj y calendario, sirve para hacer llamadas y enviar SMS. Nada más y nada menos.

El año pasado la compañía puso en marcha otra nueva rama de negocios: Bic Education, una gama de soluciones pensadas para las escuelas. Consiste en ordenadores portátiles y tabletas de bajo coste, con estaciones recargables y sistema operativo Intel. Una apuesta que ratifica la intención de la empresa de adaptarse a los nuevos tiempos.

Bic cuenta con más de 5.000 referencias, incluyendo las de su división para niños o las de marcas tan conocidas como Tipp-Ex. En todos sus productos manda la misma obsesión: los artículos más económicos también pueden ser de calidad.

La conquista del mundo con unos precios económicos

Una de las claves del éxito de Bic cabe en una sola cifra: 18. Ese es el número de céntimos de euro que cuesta un bolígrafo Bic Cristal (con pequeñas diferencias en función del país). Todavía hoy sigue siendo difícil para la competencia poder comercializar a ese precio un producto de la calidad de Bic.

El resto de bolígrafos que vende la compañía gala tampoco son mucho más caros. Solo dos referencias (los famosos bolígrafos de cuatro colores en sus dos versiones) superan los dos euros de precio final recomendado (concretamente, 2,15 y 2,77).

Lo mismo sucede con el resto de sus productos. En el caso de las maquinillas de afeitar, las hay desde 0,16 euros en su modelo más básico, alcanzando el más moderno los 1,50 euros. La horquilla de precios para la gama de maquinillas diseñada para mujeres es ligeramente superior: entre 0,31 y 1,40 euros. En cuanto a los mecheros, el más barato cuesta 66 céntimos, mientras que el más caro (encendedor de cocina) se vende por 2,95 euros.

La comodidad de los bolígrafos Bic Cristal ha seducido a más de un personaje público, aun a costa de saltarse normas protocolarias. Pese a lo impensable que pueda parecer ver a un mandatario firmar un tratado con un instrumento distinto a una pluma estilográfica de marca, los hay que lo han hecho. Jimmy Carter, expresidente de Estados Unidos, y Mijail Gorbachov, el último secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la URSS, se cuentan entre ellos.

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