El final inesperado de Nokia

Nokia abandona elegantemente la pelea de los teléfonos en favor de Microsoft. El pionero de la telefonía móvil, asediado por los iPhones y los Galaxy de Samsung, ha acordado la venta de su firma a su socio estadounidense. La operación sorpresa de 5.440 millones de euros implica que Nokia cede las ventajas de cualquier recuperación a cambio de un buen trago de efectivo.

Los rumores sobre el acuerdo han circulado desde que el consejero delegado de Nokia, Stephen Elop, se unió a Microsoft a finales de 2010. Sin embargo, Microsoft parecía tener todo lo que quería de esa relación, y no transmitía ninguna necesidad de poseer un negocio de hardware con pérdidas.

La sabiduría convencional no acertó. Nokia recientemente compró a buen precio la unidad de infraestructura de NSN a su socio Siemens. Eso generó una alternativa de futuro más plausible como proveedor de equipos de estilo Ericsson. Mientras tanto, la incursión de Microsoft en el mundo de las tabletas dejó ver su interés por el hardware móvil.

Ante la noticia, las acciones de Nokia se catapultaron un 38% a media mañana, añadiendo 4.200 millones de euros a su valor de mercado. Sus títulos han sido habituales en las posiciones cortas de los hedge funds (que deben estar tambaleándose).

Si la compra está a la altura de las esperanzas de Microsoft, las compañías telefónicas darán la bienvenida una debilidad del casi duopolio de Apple y Samsung. Se trata, sin embargo, de un gran condicional. Microsoft esboza un futuro en el que vendería el 15% de todos los smartphones hacia 2018. Sin embargo, la cuota de mercado actual de Windows es del 3,3%, según Gartner, una firma de investigación tecnológica, la competencia es feroz , y producir dolor a los fabricantes de teléfonos rara vez genera beneficios. Es el fin de una era en Finlandia. Pero la decisión de Nokia tiene sentido –y se ha desprendido con sensibilidad de un negocio de gran importancia para su país natal.