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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Atentos al horizonte de los clientes

El futuro de la economía española está íntimamente ligado al de sus clientes. La aportación del sector exterior al crecimiento es indispensable para salir de la recesión, por eso, frente a un consumo y a unas inversiones estancadas en su anemia, es una gran noticia la buena marcha de las exportaciones. Alemania y Francia, nuestros principales clientes, dan sin embargo señales dispares a tener muy en cuenta de cara a la evolución en los próximos trimestres. La primera economía de la UE está retomando con decisión su papel de locomotora europea, y en el segundo trimestre ha crecido un 0,7% sobre el anterior. Es el repunte más fuerte desde 2012, supera las previsiones de los expertos y se basa precisamente en el vigor del consumo y la fortaleza de las inversiones. Todo ello hace prever que las ventas españolas a la economía alemana están en una vía segura de mayor crecimiento, lo que colaborará a fortalecer aún más la buena marcha de las exportaciones. La fortaleza con la que la canciller Angela Merkel se presentará a la elecciones federales dentro de cuatro semanas añade un plus de certidumbre que impulsará la continuidad de los negocios.

En Francia, sin embargo, las señales son más preocupantes. La economía gala, que figura a la cabeza de los compradores de productos españoles, ha logrado salir de la recesión el segundo trimestre, pero está obligada a poner en marcha un tan ambicioso como duro plan de recorte del gasto público para equilibrar sus cuentas. Aunque las grandes líneas del presupuesto para 2014 no se desvelarán hasta finales de septiembre, las autoridades ya han advertido de que será claramente restrictivo, con recortes “sin precedentes”, que pueden ir en la línea de alcanzar los 10.000 millones anuales durante un lustro, como ya hace meses anunció el presidente, François Hollande. Esto quiere decir que Francia se encamina hacia un escenario en el que, al contrario que Alemania, las empresas exportadoras españolas no van a encontrar el paraíso.

Fuera de los dos grandes mercados, en el ámbito global hay que poner la vista en la economía china, cuya salud es determinante para el devenir de la internacional. Si, como dicen las autoridades del gigante asiático, es cierto que se está ahuyentando el fantasma de la desaceleración, se despejará una preocupante incógnita para todas las economías occidentales, temerosas ante el fenómeno de la desaceleración que se está extendiendo a gran número de los hasta hace poco pujantes emergentes, empezando por un Brasil que ya está manifestando claramente sus debilidades.

Para que la economía española despegue es clave un horizonte internacional despejado. Sobre todo, y a pesar de la acertada diversificación geográfica emprendida por el sector exterior, de los grandes clientes tradicionales.

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