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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los rescatados también dan oportunidades

Tras seis años de crisis, Europa se enfrenta a un escenario desconocido por múltiples razones. Una de las principales es cómo evolucionará la Unión Europea tras afrontar el rescate de cuatro de sus economías, algo que no solo no se había dado nunca en la UE, sino que ni siquiera se había previsto. En este contexto, surge la posibilidad de plantearse invertir en unas economías que, después de unas duras negociaciones que se han llevado Gobiernos por delante, han recibido oxígeno de sus socios, del BCE y del FMI –y en parte aún necesitan recibir más–. Los países rescatados –Portugal, Irlanda, Grecia y Chipre– pueden resultar una opción sugerente, pero más para aquel inversor dispuesto al riesgo que para uno conservador. Es cierto que las dificultades de una economía abren oportunidades inesperadas, sin embargo, lo primero a tener en cuenta es el distinto ritmo de recuperación de las cuatro rescatadas. Aún así, hay cuestiones a tener en cuenta en todo caso para evitar disgustos.

El acceso al crédito del sector privado es pobre, la demanda doméstica decrece, al igual que la tasa de ahorro, el desempleo alcanza cifras récord y el proceso de desapalancamiento público y privado no ha acabado. Esta fotografía realizada por los expertos, y que en gran parte se podría extrapolar a otras economías como la española o la italiana, muestra un territorio apto para inversores aventureros. Y más si se contempla la inestabilidad política, en el caso de Portugal, en las negociaciones para el presupuesto de 2014 o la más que probable y ya anunciada por Berlín y Bruselas –en ese orden– necesidad de un nuevo rescate para Grecia. Estas circunstancias llevan a los expertos a aconsejar que se mida con mucho tiento la inversión en deuda pública, cuando no a desaconsejarla.

Sin embargo, eso no excluye otras oportunidades, como la renta variable o los bonos corporativos. Las Bolsas de los países rescatados siguen por debajo de su valoración media histórica, y es previsible una recuperación gradual de los valores. En un ámbito de vuelta al crecimiento y con la presión inflacionaria controlada, algunos expertos ven atractivos en la renta variable, especialmente en la Bolsa de Dublín.

Los bonos de empresa son otra interesante posibilidad debido a que los recortes del rating por debajo del grado de inversión a muchas compañías y la consiguiente enorme dificultad para obtener crédito bancario –otro de los paralelismos con economías mucho más grandes, como la española– hacen necesaria la financiación vía mercados de capitales. Así, está aumentando la oferta de este tipo de activos con interesantes propuestas. Si esto se une al aumento del número de inversores en busca de rentabilidades superiores a las ofrecidas en la actualidad, todo indica que se va a generar un mercado que cada vez va ser más líquido y dinámico. En este campo de las emisiones corporativas, Portugal e Irlanda ofrecen las mejores oportunidades entre los cuatro países rescatados. Pero siempre habrá que tener en cuenta a la hora de elegir que son preferibles las compañías con alta capacidad de generar cash-flow, y un nivel de endeudamiento sostenible; además de modelos de negocio y cuentas de resultados no sujetos exclusivamente al mercado doméstico, que, por lo demás, permanece anémico en todos los casos, lo que añade otra semejanza al caso español.

Portugal, que acaba de colocar deuda a corto plazo con rentabilidad a la baja, es el país de los rescatados en que mejores resultados se pueden obtener en la ecuación entre rentabilidad y riesgo. Pero con la prudencia que aconseja el hecho de que cualquier capital en activos de estos países puede provocar pérdidas importantes, por lo que el consenso de los analistas aconseja una vez más diversificar con otras opciones de menos riesgo. Teniendo en cuenta que Irlanda es, de las cuatro economías intervenidas, el país más estable; que Portugal sigue pendiente de la frágil coalición de Gobierno; que en Grecia crecen de nuevo las dudas con la prevista puesta en marcha del tercer rescate, y que la economía de Chipre está abocada al desplome tras un formato de ayudas a cambio de quitas que sentará precedente, el inversor no debe olvidar la premisa básica de equilibrar riesgo y rentabilidad.

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