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Columna
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El poder del dinero

Es probable que los diplomáticos europeos que se han reunido para revisar las relaciones económicas de la UE con Egipto se den cuenta de la poca influencia que tiene Occidente para poner fin a la sangrienta agitación que vive el país. Será difícil influir en el gobierno egipcio cuando El Cairo cuente con el apoyo financiero masivo de los países del Golfo.

Por el momento, Egipto está a salvo de una crisis de pagos inmediata. Tras la retirada del presidente islamista Mohamed Mursi mes pasado, Kuwait, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos se comprometieron a aportar al país una ayuda financiera de 12.000 millones de dólares a Egipto. El apoyo de las tres monarquías refleja su profunda desconfianza hacia el movimiento de los Hermanos Musulmanes, al que ven como una amenaza hacia su propia estabilidad.

La financiación reforzó las reservas de divisas de Egipto, lo que permitió a los militares centrarse en la represión y olvidarse de la necesidad crucial de una reforma económica. No es una tendencia nueva. La ayuda también alimentó la autocomplacencia del gobierno de los Hermanos Musulmanes, que fue financiado por Qatar y otros países, incluido Turquía. Juntos entregaron más de 10.000 millones de dólares a Egipto en dos años, en forma de subvenciones y préstamos.

La ayuda de Occidente a Egipto es insignificante en comparación con estas cifras y, además, la mayor parte de lo prometido está por llegar. El año pasado, la UE prometió un paquete de 5.000 millones de euros, con la condición de que el gobierno llevara a cabo reformas democráticas. Por otra parte, sería autodestructivo para Estados Unidos recortar la ayuda anual de 1.300 millones de dólares que dona al ejército egipcio, ya que esos fondos ayudan a sus fabricantes de equipos de defensa. También pondría en riesgo tratado de paz de Egipto con Israel.

Mientras los países del Golfo sigan siendo los grandes benefactores de Egipto, no es probable que un movimiento por parte de Occidente para acabar con los lazos económicos convenza a las autoridades de El Cairo de que busquen la reconciliación política.

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