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Pretende que se unifique el cálculo de los activos ponderados por riesgo

La banca presiona ante Europa para rebajar sus requerimientos de capital

Oliver Wyman reconoce las grandes diferencias entre las entidades europeas y las españolas La banca nacional está convencida de que con la supervisión única se armonizarán los criterios

Vista de la fachada del Banco de España.
Vista de la fachada del Banco de España. EFE

No es una petición nueva, pero la banca española ha vuelto a intensificar la presión ante Bruselas, y más concretamente ante la Autoridad Bancaria Europea (EBA), para que se armonice el cálculo de los activos ponderados por riesgos (APRs). El Banco de España se ha mostrado tradicionalmente contrario a relajar los criterios para su cálculo, pese a ser el banco central más exigente. La banca española se siente discriminada frente al resto del sector europeo.

La banca española se siente discriminada frente al resto de sus homólogos europeos. No solo la eliminación a partir de 2014 de sumar en el capital principal o core capital de las entidades sus créditos fiscales por la entrada en vigor de Basilea III supondrá un castigo al sector español frente al europeo. También las mayores exigencias para el cálculo de los activos ponderados por riesgo por parte del Banco de España están provocando que las entidades nacionales necesiten más capital que las del resto de Europa para llegar a tener el mismo coeficiente de solvencia.

A ello se une, el hecho de que el mercado ya ha comenzado a pedir los ratios de capital que Basilea III exigirá en 2019, explican fuentes del sector. Así, mientras que la banca mantiene negociaciones con el Gobierno español para cerrar un acuerdo para poder computar los créditos fiscales como capital, presionan en Europa para que armonice los criterio para calcular los APRs.

El Banco de España mantiene su negativa a suavizar los criterios para calcular los APRs. El directo general de regulación, José María Roldán, de hecho, volvió a reiterar hace algo más de un mes su negativa a rebajar el cálculo de los activos ponderados por riesgo. Pero la banca no se da por vencida e insiste en Europa, donde ha acudido con varios informes de analistas y consultores, entre ellos uno de Oliver Wyman de abril, en el que se analizan a cuatro bancos españoles: Santander, BBVA, Caixabank y Sabadell, y a todo el sector y se compara con los modelos existentes en diferentes países europeos, y la conclusión es la esperada. La banca española está más castigada que la internacional al aplicársele unos criterios más estrictos.

Deloitte también está elaborando otros informes sobre el mismo asunto, pero sus estudios son individuales, entidad por entidad. Y es la discriminación, apuntan varias fuentes es doble, por una parte están los criterios generales que aplica el Banco de España sobre los APRs para el sector “y es lo que se está pidiendo que se armonice en Bruselas, pese a que el supervisor nacional prefiera ser más exigente”, explica un directivo financiero. Por otra, está los diferentes cálculos que realiza el Banco de España por bancos en función de la metodología que aplica la propia entidad financiera. Los estudios sectoriales apuntan a que de media, las diferencias por países en el cálculo de los APRs puede llegar a ser de 150 puntos básicos que afectan directamente al capital de las entidades.

La CECA inició contactos con las autoridades europeas en 2011 pidiendo que se armonizasen estos criterios en Europa, pero no dieron resultados hasta febrero de este año. Ese mes la EBA reconoció que habría que armonizar su cálculo y creó un comité de investigación que ya ha sacado su primer documento en línea con la petición española.

Según un documento de la CECA el sistema bancario español ocupa las primeras posiciones en cuanto al peso de los APRs sobre el total de activo, por encima del 60%, frente a sistemas bancarios como el alemán, holandés o belga, donde los ratios son inferiores al 35%.

Varios informes sitúan a BBVA como el banco más perjudicado por los cálculos actuales de APRs, frente a Deutsche Bank, que sería el más favorecido. La banca española está convencida de que si no es ahora, con la supervisión única del BCE –que entra en vigor a mediados del próximo año–, se iniciará esta armonización que beneficiará a España, “bien porque se relajen los criterios de cálculo, bien porque se endurezcan para que el resto de las entidades del continente apliquen nuestros cálculos. Cualquiera de las dos posibilidades será positiva para la banca española”, señala un alto cargo de un destacado grupo financiero.

Mientras, el Gobierno y el sector han dejado para septiembre cerrar un acuerdo para que los créditos fiscales sigan computando como capital.

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